miércoles, 16 de febrero de 2011

Leyes que no se cumplen, agua que se pierde

Los Gigantes, Pampa de Achala. Foto: Alberto Ruiz

Con el objetivo declarado de 'proteger las cabeceras de cuenca de la mayoría e los cursos de agua que atraviesan la provincia', Córdoba fue creando por ley varias reservas hídricas.

por Fernando Colautti

Lo que no creó, nunca, fueron los mecanismos efectivos para que esas reservas no quedaran sólo dibujadas en los papeles. De hecho, todas las evidencias muestran que las sierras reservan cada vez menos agua. El tanque de los cordobeses se ha pinchado.

Deforestación, sobrepastoreo, incendios y avances urbanos o de emprendimientos sin planificación implican un combo que genera que cada vez haya menos cubierta vegetal. De ese modo, se retiene cada vez menos agua y las vertientes y arroyos dejan de aportarla en los meses claves de sequía.

Para evitar eso, servirían las reservas hídricas. En 1987, se creó por ley la de La Quebrada, de 4.200 hectáreas, en las Sierras Chicas. En 1999, nació la de Pampa de Achala, que abarca 146.000 hectáreas en las que nacen los ríos que nutren los lagos de Embalse y Los Molinos -este último abastece de agua a un 30 % de la superficie de la Capital-, entre otros. En 2001, por otra Ley, nació la de Los Gigantes, para proteger la cuenca que alimenta al lago San Roque.

Pero las áreas declaradas como reservas no funcionan como tales. La mayoría de esos territorios son de propiedad privada y los acuerdos con sus dueños para un tratamiento de suelos adecuado no son sencillos. Menos cuando no son una prioridad política.

Las reservas de Pampa de Achala y La Quebrada no tienen casi presupuesto para guardaparques ni controles o reforestación, que eviten su continua degradación. La de Los Gigantes directamente no existe: a 10 años de sancionada la Ley, jamás fue reglamentada, por lo que no es aplicable. Sólo con la creación en 1996 del Parque Nacional Quebrada del Condorito, vecino de Pampa de Achala, se generaron en sus 40.000 hectáreas condiciones de sustentabilidad.

En una provincia semiárida, la provisión de agua debiera ser un asunto estratégico central. Pero Córdoba sigue descuidando su fuente principal de un recurso que será cada vez más complejo y caro de obtener.

Fuente: 
La Voz del Interior, 12/02/2011, Leyes que no se cumplen, agua que se pierdepor Fernando Colautti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario