Viven en parajes que podrían ser rematados judicialmente por
una deuda al Banco Social. Uno de los acreedores es la Provincia.
por Héctor Brondo
Luisa Aldeco nació hace 72 años en un puesto de la actual
estancia La Envidia ,
departamento Ischilín, ubicada a unos 220 kilómetros al
noroeste de la ciudad de Córdoba. Su padre era nativo del lugar y su madre,
oriunda de Quilpo, paraje cercano a San Marcos Sierras.
Cinco hermanos de sangre y otros seis "hijitos de
Dios" (paridos por su progenitora pero de padres desconocidos) completaban
la familia en la que creció a duras penas y que hoy rescata de la memoria en su
árida soledad en el mismo lugar donde empezó su existencia y donde desea agotar
sus días.
"Cuando vivía mi madre (murió hace una década a los 97
años) teníamos 400 cabras, vacas, gallinas, mulas y sembrábamos de todo un
poco. Ahora soy una crota. Hago pan y empanadas que vendo para vivir, crio
algunos chanchos y gallinas y aro la tierra solita mi alma", dice esta
labradora de piel curtida y manos encallecidas, mientras barre el rescoldo del
horno de barro donde asa pan.
Como ella, un centenar de campesinos viven como pueden de lo
que les sacan al monte y al suelo adusto en la costa de las Salinas Grandes.
Allí han quedado arrinconados por el avance de los alambrados. Allí han cerrado
filas para luchar por algo fundamental para su subsistencia y que -consideran-
les pertenece: un poco de tierra. Están preocupados porque la Justicia podría convertir
ese sueño colectivo en pesadilla.
Al cielo rogando... En 1992, la firma Feigin Hermanos
adquirió dominialmente unas 10 mil hectáreas de campo a unos 70 kilómetros al
oeste de Quilino. Lo hizo con un crédito hipotecario del desaparecido Banco
Social. En parte de esa propiedad (que figura en Catastro como Estancia La Envidia ) quedaron al menos
cuatro parajes poblados: Los Leones, La Libertad , La Concepción y Las
Palmas, en los que residen desde hace más de medio siglo unas 20 familias
campesinas.
Estos datos están contenidos en un informe que realizó un
equipo técnico de la
Unidad Ejecutora para el Saneamiento de Títulos, en diciembre
de 2008. Ante este organismo provincial -creado para regularizar la situación
posesoria de inmuebles urbanos, rurales y semirurales- se presentaron varios
campesinos para tramitar la inscripción, en el Registro de Poseedores, de sus
campos. La suerte de esa propiedad se dirime actualmente en la Justicia.
... y el mazo esperando. En 1995, Feigin se declaró en
quiebra. El concurso se tramita en el Juzgado N° 52 de la ciudad de Córdoba. La
firma nunca canceló el préstamo del Social y la Provincia (entre otros
acreedores) pidió el remate de La
Envidia para cobrarse lo que le debe la fallida empresa.
Esta semana, técnicos de la Unidad Ejecutora
se constituirán en La Envidia
con el propósito de realizar un nuevo relevamiento y precisar las condiciones
en las que se encuentran las familias que reclaman derechos posesorios sobre
los campos donde viven y trabajan.
El informe se elevará luego al Ministerio de Justicia de
Córdoba y al juzgado a cargo de la quiebra de Feigin para que sea incorporado a
la causa. "Acá tenemos miedo de que nos pase lo mismo que a Ramona
Bustamante, porque la Justicia
está siempre del lado de los poderosos que despojan a los pobres", comentó
Luisa Aldeco.
Se refería a la campesina de 84 años a la que Edgardo y Juan
Carlos Scaramuzza hicieron desalojar con la Policía de un campo del paraje Las Maravillas (a 20 kilómetros de
Sebastián Elcano). Los productores rurales de Oncativo fueron acusados de
apoderarse de esa propiedad por medio de un engaño pero la Justicia de Deán Funes
los absolvió y les dio la razón. Los Scaramuzza aseguran que compraron las 236 hectáreas del
campo a una persona que a su vez se las habría adquirido a las hermanas de
Ramona.
Por ese antecedente cercano y los interminables vericuetos
legales de la quiebra de Feigin, las familias campesinas de La Envidia , a Dios ruegan y
el mazo esperan.
La carencia como el único modo de subsistencia
Los campesinos de la costa de las Salinas Grandes tienen dificultades crónicas para acceder a alimentos básicos, a salud y educación.
La situación está descrita con claridad en un informe
realizado hace un año y medio por un equipo técnico de la Unidad Ejecutora
para el Saneamiento de Títulos, que depende del Ministerio de Justicia de
Córdoba.
El trabajo señala que los cuatro parajes comprendidos en La Envidia están ubicados a 70 kilómetros de
Quilino y que se llega por un camino de tierra.
El campo "es producido y utilizado por unas 20 familias
desde hace más de 50 años", destaca el documento. Se trata de grupos
"tradicionales, residentes ancestrales", agrega. Allí, los campesinos
crían cabras y ovejas. También chanchos y vacas y siembran zapallos, calabazas,
y hortalizas resistentes a la sequía. En la zona el promedio de lluvia es de 400 milímetros al
año, pero en los dos últimos no superaron los 300 milímetros .
La única escuela primaria está a un kilómetro de La Envidia y el puesto
sanitario más cercano dista 14 kilómetros de la estancia. "Una médica
clínica concurre los lunes para controles de escasa complejidad. En caso de
urgencias, los pacientes deben ir a Quilino o a Cruz del Eje", precisa el
informe. "Algunas personas que residen en Los Leones, La Libertad , la Concepción y Las Palmas
padecen enfermedades que requieren tratamiento y traslado a la ciudad, lo que
resulta prácticamente imposible", apuntan los técnicos.
La zona no cuenta con escuela secundaria y como las familias
no cuentan con recursos, los varones se incorporan a temprana edad a las
labores rurales y las mujeres, al trabajo doméstico y también a las tareas del
campo, indica el relevamiento.
La mayoría de las viviendas son del tipo
"casa-rancho". Son construcciones de ladrillo y adobe, techo de
ladrillo y troncos con piso de cemento o tierra apisonada. Algunos ranchos
acceden al servicio de agua a través de un sistema de red ejecutado por el
Movimiento Campesino de Córdoba a través del Programa Social Agropecuario.
Fuentes:
La Voz del Interior, 15/06/2010, "Un centenar de campesinos temen ser desalojados" por Héctor Brondo.
La Voz del Interior, 15/06/2010, "La carencia como el único modo de subsistencia".
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