miércoles, 16 de junio de 2010

Un centenar de campesinos temen ser desalojados

Foto: Darío Galiano/ La Voz

Viven en parajes que podrían ser rematados judicialmente por una deuda al Banco Social. Uno de los acreedores es la Provincia.

por Héctor Brondo

Luisa Aldeco nació hace 72 años en un puesto de la actual estancia La Envidia, departamento Ischilín, ubicada a unos 220 kilómetros al noroeste de la ciudad de Córdoba. Su padre era nativo del lugar y su madre, oriunda de Quilpo, paraje cercano a San Marcos Sierras.


Cinco hermanos de sangre y otros seis "hijitos de Dios" (paridos por su progenitora pero de padres desconocidos) completaban la familia en la que creció a duras penas y que hoy rescata de la memoria en su árida soledad en el mismo lugar donde empezó su existencia y donde desea agotar sus días.

"Cuando vivía mi madre (murió hace una década a los 97 años) teníamos 400 cabras, vacas, gallinas, mulas y sembrábamos de todo un poco. Ahora soy una crota. Hago pan y empanadas que vendo para vivir, crio algunos chanchos y gallinas y aro la tierra solita mi alma", dice esta labradora de piel curtida y manos encallecidas, mientras barre el rescoldo del horno de barro donde asa pan.


Como ella, un centenar de campesinos viven como pueden de lo que les sacan al monte y al suelo adusto en la costa de las Salinas Grandes. Allí han quedado arrinconados por el avance de los alambrados. Allí han cerrado filas para luchar por algo fundamental para su subsistencia y que -consideran- les pertenece: un poco de tierra. Están preocupados porque la Justicia podría convertir ese sueño colectivo en pesadilla.

Al cielo rogando... En 1992, la firma Feigin Hermanos adquirió dominialmente unas 10 mil hectáreas de campo a unos 70 kilómetros al oeste de Quilino. Lo hizo con un crédito hipotecario del desaparecido Banco Social. En parte de esa propiedad (que figura en Catastro como Estancia La Envidia) quedaron al menos cuatro parajes poblados: Los Leones, La Libertad, La Concepción y Las Palmas, en los que residen desde hace más de medio siglo unas 20 familias campesinas.

Estos datos están contenidos en un informe que realizó un equipo técnico de la Unidad Ejecutora para el Saneamiento de Títulos, en diciembre de 2008. Ante este organismo provincial -creado para regularizar la situación posesoria de inmuebles urbanos, rurales y semirurales- se presentaron varios campesinos para tramitar la inscripción, en el Registro de Poseedores, de sus campos. La suerte de esa propiedad se dirime actualmente en la Justicia.

... y el mazo esperando. En 1995, Feigin se declaró en quiebra. El concurso se tramita en el Juzgado N° 52 de la ciudad de Córdoba. La firma nunca canceló el préstamo del Social y la Provincia (entre otros acreedores) pidió el remate de La Envidia para cobrarse lo que le debe la fallida empresa.

Esta semana, técnicos de la Unidad Ejecutora se constituirán en La Envidia con el propósito de realizar un nuevo relevamiento y precisar las condiciones en las que se encuentran las familias que reclaman derechos posesorios sobre los campos donde viven y trabajan.

El informe se elevará luego al Ministerio de Justicia de Córdoba y al juzgado a cargo de la quiebra de Feigin para que sea incorporado a la causa. "Acá tenemos miedo de que nos pase lo mismo que a Ramona Bustamante, porque la Justicia está siempre del lado de los poderosos que despojan a los pobres", comentó Luisa Aldeco.

Se refería a la campesina de 84 años a la que Edgardo y Juan Carlos Scaramuzza hicieron desalojar con la Policía de un campo del paraje Las Maravillas (a 20 kilómetros de Sebastián Elcano). Los productores rurales de Oncativo fueron acusados de apoderarse de esa propiedad por medio de un engaño pero la Justicia de Deán Funes los absolvió y les dio la razón. Los Scaramuzza aseguran que compraron las 236 hectáreas del campo a una persona que a su vez se las habría adquirido a las hermanas de Ramona.

Por ese antecedente cercano y los interminables vericuetos legales de la quiebra de Feigin, las familias campesinas de La Envidia, a Dios ruegan y el mazo esperan.

La carencia como el único modo de subsistencia

Los campesinos de la costa de las Salinas Grandes tienen dificultades crónicas para acceder a alimentos básicos, a salud y educación.

La situación está descrita con claridad en un informe realizado hace un año y medio por un equipo técnico de la Unidad Ejecutora para el Saneamiento de Títulos, que depende del Ministerio de Justicia de Córdoba.

El trabajo señala que los cuatro parajes comprendidos en La Envidia están ubicados a 70 kilómetros de Quilino y que se llega por un camino de tierra.

El campo "es producido y utilizado por unas 20 familias desde hace más de 50 años", destaca el documento. Se trata de grupos "tradicionales, residentes ancestrales", agrega. Allí, los campesinos crían cabras y ovejas. También chanchos y vacas y siembran zapallos, calabazas, y hortalizas resistentes a la sequía. En la zona el promedio de lluvia es de 400 milímetros al año, pero en los dos últimos no superaron los 300 milímetros.

La única escuela primaria está a un kilómetro de La Envidia y el puesto sanitario más cercano dista 14 kilómetros de la estancia. "Una médica clínica concurre los lunes para controles de escasa complejidad. En caso de urgencias, los pacientes deben ir a Quilino o a Cruz del Eje", precisa el informe. "Algunas personas que residen en Los Leones, La Libertad, la Concepción y Las Palmas padecen enfermedades que requieren tratamiento y traslado a la ciudad, lo que resulta prácticamente imposible", apuntan los técnicos.

La zona no cuenta con escuela secundaria y como las familias no cuentan con recursos, los varones se incorporan a temprana edad a las labores rurales y las mujeres, al trabajo doméstico y también a las tareas del campo, indica el relevamiento.

La mayoría de las viviendas son del tipo "casa-rancho". Son construcciones de ladrillo y adobe, techo de ladrillo y troncos con piso de cemento o tierra apisonada. Algunos ranchos acceden al servicio de agua a través de un sistema de red ejecutado por el Movimiento Campesino de Córdoba a través del Programa Social Agropecuario.

Fuentes:
La Voz del Interior, 15/06/2010, "Un centenar de campesinos temen ser desalojados" por Héctor Brondo.
La Voz del Interior, 15/06/2010, "La carencia como el único modo de subsistencia".

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