jueves, 13 de marzo de 2025

Bahía Blanca y el abandono del Canal Maldonado

Por Carlos Alberto Piñero

A fines de la década del 40, la Dirección de Hidráulica de la Provincia de Buenos Aires procedió a rectificar y dragar el Napostá para mejorar su capacidad de transporte de agua, al Maldonado le cupo la designación de “canal aliviador”, precisamente porque absorbía todo el excedente y así evitaba las inundaciones en los barrios aledaños al Napostá. Durante el gobierno del Coronel Domingo Alfredo Mercante, entre 1948 y 1951, se construyó el canal Maldonado, que se extiende desde el parque de Mayo hasta desembocar en el mar.

Esta gran obra hidráulica permitió poner punto final a las inundaciones que se producían en la ciudad cada vez que se registraban lluvias importantes en la cuenca del arroyo Napostá.

Para entender la importante que tiene el Maldonado Basta indicar que fue diseñado con una capacidad para transportar 300 m3/seg de agua, mas de siete veces la capacidad del Napostá, calculado para 40 m3/seg. ese diseño respondía a lluvias que tienen una recurrencia de cada 10 años

Hoy es dramáticamente evidente que resultaba imprescindible mantener en adecuadas condiciones el Maldonado en todo su recorrido, de manera de haber mantenido su capacidad para transportar los 300 m3 por segundo con los que fue diseñado.

En 1978 comenzaron las obras de entubado del Napostá, entre calles Casanova y Estados Unidos, esta intervención redujo de manera drástica la capacidad de transporte de agua del Napostá al generar un cuello de botella por la presencia de ese conducto de hormigón, al cual tampoco se le hizo el mantenimiento adecuado.

Ante las lluvias del 7 de marzo el canal resultó insuficiente porque fue una precipitación pocas veces vista, porque la obra fue diseñada a mediados del siglo pasado para una ciudad más pequeña y que creció sin planificación racional y por su un mal estado general, considerando además que la última intervención importante se realizó hace 16 años, cuando se procedió a la reparación integral de las losas que recubren su fondo y taludes laterales, al tiempo de sellar fisuras, reemplazar losas dañadas y proceder a la limpieza de todo el recorrido.

Aquel año se mencionó que el canal estaba cerca del colapso, por el mal estado de las losas y la enorme cantidad de resquicios por los cuales se podía filtrar el agua y, en una crecida importante, destruir la obra y desbordar hacia los barrios ubicados en sus márgenes.

El crecimiento de pastizales, malezas y todo tipo de vegetación provocó daños en la estructura, simples de visualizar en casi todo su recorrido, que constituye un obstáculo a la circulación del agua, la generación de fisuras y ayuda a que se vayan acumulando residuos de toda clase, la mayoría arrojados por la gente, como botellas plásticas, gomas, cajones y otros.

Lo singular del tema es que el mantenimiento del canal es responsabilidad de la provincia de Buenos Aires, pero no figura en ninguna agenda provincial obras de limpieza, mantenimiento y arreglos. La provincia tiene dependencias encargadas de verificar la necesidad de este tipo de intervenciones.

En varias oportunidades, cuando la provincia no pudo o no se preocupó por realizarlas, el municipio tomó a su cargo esas obras, en coordinación con la provincia ya que no puede actuar por su cuenta, sino que debe pedir autorización previa y coordinar con las autoridades provinciales cualquier tipo de intervención.

La suma de un evento natural de características inusuales a la desidia de las autoridades provinciales durante las últimas décadas y a la ineficacia criminal del gobierno nacional condujo a la trágica catástrofe y a fallar completamente en el control de la inundación causada por las precipitaciones y la mitigación de sus consecuencias.

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