viernes, 28 de febrero de 2025

En Estados Unidos se pretende prolongar la vida de un reactor que está contaminando los suelos con radiactividad | 1.° parte

La central nuclear de Monticello, a las orillas del río Misisipi.


Es un viejo reactor al que se le descubrió una excesiva concentración de tritio radiactivo en el subsuelo debajo del edificio. Más años funcionando significan más posibilidades de accidentes.

Por Juan Vernieri

El reactor de Monticello es uno de los más antiguos, tiene ya 54 años y la empresa Xcel quiere mantenerlo en funcionamiento hasta 2050, cuando tendrá 80 años, o sea el doble de su vida útil prevista. Para colmo, de sus viejas y obsoletas cañerías escapan fugas radiactivas. Ningún reactor nuclear ha estado en funcionamiento durante tanto tiempo.

Además de acumular nuevas montañas de residuos radiactivos en las orillas del río Misisipi, dentro de su llanura aluvial, sin posibilidad de almacenamiento a largo plazo, 25 años más de funcionamiento de un reactor tan antiguo significan una probabilidad cada vez mayor de accidentes y fugas debido a la corrosión de la infraestructura.

El 21 de noviembre de 2022, una muestra de un pozo de monitoreo debajo del edificio del reactor registró una excesiva concentración de tritio en el agua subterránea. La empresa tardó un mes en encontrar la ubicación de la fuga.

En enero de 2023, implementó un sistema para comenzar a bombear agua subterránea contaminada y contener el agua radiactiva que se filtraba.

El 23 de marzo de 2023, los resultados del muestreo indicaron que el sistema de captación había resultado inútil.

El 25 de marzo de 2023, hubo que apagar el reactor por completo y se retiró y reemplazó la tubería corroída responsable de la fuga inicial. Esta tubería es una pequeña sección entre una gran red de tuberías que se inspeccionan solo una vez cada 10 años.

Finalmente, 13 meses después de la fuga inicial, la empresa informó a la Comisión Reguladora Nuclear (NRC), en respuesta a una carta en la que se solicitaba más información sobre el asunto, que ahora se estimaba que la fuga era menor a la de 2022 no obstante era más del doble del volumen de la estimación inicial de la empresa, que no informó al público ni a los medios hasta cuatro meses después de que se descubriera la fuga.

La empresa continuó insistiendo en que no había identificado ningún impacto en la salud y la seguridad del público o del personal del reactor y que seguía trabajando para minimizar el vertido de agua subterránea tritiada al río Mississippi. Sin embargo, no se podía detener el vertido de agua subterránea.

A pesar de la constante afirmación de que el agua radiactiva no podía llegar al río, el borrador de la Declaración de Impacto Ambiental de la Comisión Reguladora Nuclear (NRC), encargada de supervisar todas las actividades nucleares del país, reconoció que es probable que el agua tritiada haya llegado al río, un hecho que la empresa sigue negando en su sitio web.

El personal de la NRC se vio presionado a disculparse públicamente por esta “falta de comunicación” en su audiencia de mayo de 2024. Pero la empresa y la NRC siguen insistiendo en que no se ha producido ningún daño.

El reactor de Monticello, el río Mississippi y las aguas subterráneas locales están todos conectados. El reactor depende del agua del río para funcionar. Lo que sucede con las aguas subterráneas debajo del reactor afectan naturalmente al río y a la vida río abajo.

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