Un claro ejemplo de injusticia ambiental y de políticas discriminatorias es la asombrosa discrepancia entre las normas regulatorias norteamericanas para el cáncer inducido por radiación y otras sustancias tóxicas presentes en el agua potable. Sacrificio de mujeres y niños.
Por Juan Vernieri
Las normas norteamericanas actuales de protección radiológica, se basan en el modelo del “hombre de referencia”, que representa a un hombre adulto, blanco y sano. Este modelo supone un nivel de resistencia a la radiación que no refleja con precisión la mayor vulnerabilidad de las mujeres y los niños a los cánceres inducidos por la radiación:
Las mujeres pueden tener hasta un 53% más de riesgo de cáncer que los hombres por la misma exposición a la radiación.
Las niñas expuestas durante su infancia tienen un riesgo 3 a 5 veces mayor de padecer cáncer de mama en la edad adulta.
Los niños tienen un riesgo 7,7 veces mayor de padecer cáncer de tiroides.
Los niños menores de 5 años que vivían cerca de reactores nucleares tenían un aumento de 1,6 veces en todos los cánceres y un aumento de 2,2 veces en las leucemias.
Al ajustar el estándar límite admisible de tritio en el agua potable, para tener en cuenta los avances científicos y los riesgos de salud específicos de las mujeres y los niños, algunos expertos sugieren que un nivel verdaderamente protector de la salud sería de CERO, es decir inexistencia de tritio en el agua potable.
Por qué los estados y las comunidades locales deberían tomar la iniciativa en materia de normas de seguridad
La Agencia de Protección Ambiental permite a los estados establecer normas más estrictas para la protección del agua. Muchos desconocen esta responsabilidad o los peligros potenciales del tritio.
Los municipios de localidades con Centrales nucleares, Zárate y Embalse, deben tomar la iniciativa de legislar en protección de sus residentes, especialmente mujeres y niños.
SE debe exigir la sustitución de normas nacionales y provinciales poco claras y obsoletas en la materia y proteger los suministros de agua en función de la evidencia científica más reciente y de riesgos específicos como los derrames repetidos de tritio.
No se conoce ningún tratamiento para filtrar el tritio del agua potable.
A través de normas adecuadas a la realidad actual y al avance de los conocimientos los municipios pueden garantizar que entidades como los operadores de reactores nucleares estén obligados a informar rápidamente al público sobre cualquier contaminación con tritio en su fuente de agua tan pronto como se conozca.
La notificación clara y oportuna de que el agua contaminada llega a las fuentes de agua potable puede brindar tiempo suficiente para realizar pruebas y tomar medidas de emergencia, si es necesario. Lo más importante es que brinda un consentimiento informado.
Algunos estados del país del norte, como Colorado y California, han establecido límites más estrictos para el tritio en el agua potable.
La Oficina de Evaluación de Riesgos para la Salud Ambiental de California definió la directriz sanitaria del Environmental Working Group de 400 pCi/L para el tritio como un objetivo de salud pública, el nivel de un contaminante del agua potable que supuestamente no representa un riesgo significativo para la salud. Esta directriz sanitaria protege contra el cáncer.
Adviértase la descomunal diferencia entre los 20.000 picocuries que establece la norma federal con los 400 que adoptaron los dos citados estados. (Fuente: Nukewatch)
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