martes, 28 de enero de 2025

La inteligencia artificial menosprecia los costos que no paga | 3.° parte


Los multimillonarios que construyen nuevos centros de datos, acuden a la energía nuclear para satisfacer sus necesidades de electricidad y el gobierno norteamericano no solo apoya esa posición, sino que la subsidia en nombre de la “energía limpia”. Cuando el accidente del reactor de Three Mile Island en 1979, el pueblo norteamericano quedó atónito y el gobierno no encaró nuevos reactores por más de tres décadas. ¿Será necesario otro accidente para que el pueblo norteamericano recapacite?

Por Juan Vernieri

Los vehículos eléctricos, las criptomonedas y el resurgimiento de la industria manufacturera estadounidense, están absorbiendo gran cantidad de electricidad, pero la inteligencia artificial está creciendo más rápido y está impulsando la rápida expansión de los centros de datos. Así, es evidente que la demanda de electricidad superará la disponibilidad.

Los supermillonarios pretenden abastecer sus nuevos centros de datos con electricidad de origen nuclear, menospreciando los costos que esta actitud significa, en la seguridad que no serán ellos quienes los pagarán.

La energía nuclear, además de ser cara en dólares, cosa que a los supermillonarios no les preocupa, tiene otros costos que no se pagan con dinero y que los “hermanos de la tecnología” (Bill Gates, Jeff Bezos, Elon Musk, Mark Zuckerberg, Larry Ellison y otros) no absorberán.

Incrementar el uso de la energía nuclear es incrementar la producción de combustibles gastados, desechos altamente radiactivos y perdurables por milenios, que deberán gestionar y solventar las generaciones futuras.

Se aumentará la producción de residuos sin haber dado solución a las más de 300 mil toneladas ya acumuladas en el mundo sin destino, y sin saber qué hacer con las doce mil toneladas anuales que actualmente se generan.

Para colmo, irresponsablemente, los “hermanos” propician la reapertura de centrales nucleares obsoletas y cerradas por diversas causas.

Microsoft tiene planes de revivir la planta nuclear Three Mile Island. Hace cuarenta y cinco años, una fusión parcial del reactor TMI-2 de esa planta, a 16 kilómetros al sur de Pensilvania, conmocionó al país y expuso a casi dos millones de personas a la radiación. Esa unidad 2 sufrió daños definitivos. Fue el peor accidente en la historia de la industria de la energía nuclear comercial de Estados Unidos.

Cuando 6 años más tarde se pudo entrar en el recinto afectado, una cámara introducida pudo mostrar que se había fundido una parte del combustible nuclear.

La Unidad 2 funcionó durante unos pocos meses antes del accidente, en marzo de 1979.

La Unidad 1, que ese momento estaba fuera de servicio para recargar combustible, volvió a funcionar, no sin controversia, a mediados de la década de 1980 hasta que fue cerrada en 2019 en medio de dificultades financieras.

En virtud de un acuerdo entre Microsoft y Constellation Energy, el propietario de la planta, se reactivaría en 2028. Nunca antes una planta nuclear norteamericana ha vuelto a funcionar después de haber estado apagada, y nunca antes toda la producción de una planta nuclear comercial se asignó a un solo cliente.

El accidente marcó un punto de inflexión en la industria nuclear de los Estados Unidos. Aunque no causó muertes ni lesiones directas, el evento generó un fuerte impacto en la percepción pública de la energía nuclear y llevó a regulaciones más estrictas.

Durante más de tres décadas Estados Unidos no construyó otro reactor nuclear. Sin embargo, la reciente aprobación de la ley bipartidista ADVANCE, impulsa la energía nuclear reduciendo medidas de seguridad y acelerando los procesos de aprobación de licencias.

¿Será necesario otro accidente para que el pueblo norteamericano recapacite?

La industria nuclear minimizó los efectos perjudiciales en la salud de la población, sin embargo, estudios paralelos realizados por Greenpeace encontraron que los casos de cáncer y leucemia aumentaron notablemente en la zona cercana a la planta nuclear.

Se necesitaron 13 años de trabajo para completar la regulación de la unidad 2. El combustible nuclear que hubo que retirar, era de más de 100 toneladas con un gasto de aproximadamente 975 millones de dólares. El combustible fue retirado y tratado completamente.

Un reactor similar construido en la misma isla del río Susquehanna se reinició seis años después del accidente, pero es tema para otra nota.


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