sábado, 24 de noviembre de 2012

Mensajes tormentosos

por Fernando Colautti

Quien quiera oír, que oiga. La que envía mensajes, uno tras otro, es la naturaleza. O el ecosistema. Los científicos -al menos la mayoría de ellos- los vienen traduciendo. Desde hace varios años, anticipan que, de la mano del cambio climático, las tormentas serán cada vez más severas. Hablan de mayor frecuencia y de acentuación de “eventos extremos”, es decir tormentas con inundaciones y sequías más severas.

Intendentes y jefes comunales no podrán decir que nadie les avisó. Quizá este verano, o el que viene, o dentro de 10, alguna fuerte tormenta tocará las puertas de sus localidades. ¿Qué ciudad no colapsa o se complica cuando caen 70 o 100 milímetros en una hora?

Cada comunidad se acordará -y no precisamente bien- del intendente que no imaginó, a tiempo, mejorar el sistema de desagües. O del que no supo o no quiso armar esquemas de actuación ante emergencias, mediante juntas de Defensa Civil o similares, para prevenir mejor los siniestros o ser más eficientes con su gente si golpean la puerta.

Las reparaciones suelen ser más costosas que las obras para prevenirlas.

En materia de obras públicas municipales, llegó el tiempo de los desagües, antes que de seguir pavimentando calles. Es más, el asfalto es uno de los factores por los que el suelo acumula en vez de absorber el agua.

No se trata sólo de ingeniería para contener, desviar o canalizar aguas sobrantes. Los especialistas también vienen sugiriendo la necesidad de que cada ciudad aumente sus espacios verdes, sobre todo en su periferia. La forestación ayuda a retener correntadas que, si no, terminan como embudo en calles que no dan abasto. Los campos “pelados” son pistas por las que el agua corre, hasta dar con un pueblo y ciudad.

El viento es otra cosa: no hay modo de contenerlo ni canalizarlo. Pero cada ciudad podría, al menos, replantear sus planes de forestación. Lo razonó ayer, a la fuerza, el intendente de Villa General Belgrano, al comentar que en su pueblo los árboles caídos no eran los autóctonos sino pinos y otros exóticos.
En cada municipio, como en los ámbitos provinciales y nacionales que debieran promover acciones y programas preventivos, no podrán decir que no se le esté avisando.

Fuente:
Fernando Colautti, Mensajes tormentosos, 23/11/12, La Voz del Interior. Consultado 24/11/12.

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