Vivimos tiempos en que poco a poco se propagan las disponibilidades de materiales nucleares en el mundo. Actualmente, a Estados Unidos y al Reino Unido no les preocupa y el OIEA no es suficientemente celoso para evitarlo. Encima, el acuerdo ha oscurecido las relaciones de los tres países con Francia.
Por Juan Vernieri
En setiembre de 2021 se anunció la asociación AUKUS, por la que Estados Unidos y el Reino Unido acordaron transferir submarinos de propulsión nuclear a Australia. El acuerdo ha despertado inquietudes porque no está en línea con la tradicional política de no proliferación nuclear.
Fuentes anónimas de la Casa Blanca han alegado que el acuerdo está diseñado para contrarrestar la influencia de China en la región del Indo-Pacífico. El ejecutivo británico dijo en el parlamento que la medida no tenía la intención de ser contradictoria con China.
La delegación china en Viena manifestó abiertamente su oposición al AUKUS. Sin embargo, todavía no hay motivos para entrar en pánico, al menos hasta que se sepa más sobre lo que implicaría el acuerdo.
El acuerdo no solo ha molestado a China, sino que el 15 de septiembre de 2021 el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, calificó el pacto como una «puñalada por la espalda» tras la cancelación sin previo aviso por parte de Australia de un acuerdo de submarinos franco-australiano por valor de 56.000 millones de euros.
Como forma de expresar su molestia, solo dos días después el país galo llamó a sus embajadores en Australia y Estados Unidos.
Un período de consultas incluye una serie de reuniones técnicas con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sobre las implicaciones legales y técnicas del uso de material nuclear en submarinos australianos.
AUKUS convertirá a Australia en el séptimo país poseedor de submarinos nucleares.
Inicialmente, el acuerdo implicará un aumento de las visitas de submarinos del Reino Unido y Estados Unidos a puertos de Australia y la capacitación de submarinistas australianos a partir de este año.
A principios de la década de 2030 se iniciará el proceso de venta de al menos tres y hasta cinco submarinos estadounidenses de clase Virginia.
La venta estará sujeta a la aprobación del Congreso de Estados Unidos. Si se aprueba, los submarinos de clase Virginia se entregarán precargados con combustible, en lugar de ensamblados en Adelaida (al contrario de informes anteriores).
Por último, se promueve el diseño de un submarino de propulsión nuclear y armado convencional completamente nuevo: el SSN-AUKUS.
Se basará en un diseño británico, incorporando tecnología estadounidense y australiana. Los británicos ya estaban desarrollando un nuevo diseño de SSN cuando se anunció la asociación con AUKUS, por lo que aprovechar ese trabajo se consideró el camino más eficiente a seguir. Tanto Australia como el Reino Unido utilizarán submarinos SSN-AUKUS para simplificar el mantenimiento.
Según el pacto, Australia adquirirá nuevas capacidades de ataque de largo alcance para su fuerza aérea, marina y ejército. El pacto también incluye la cooperación en capacidades cibernéticas, inteligencia artificial, tecnologías cuánticas y capacidades submarinas adicionales.
La delegación china ante el OIEA en Viena se ha opuesto vehementemente al acuerdo sobre submarinos, llegando, según quienes estuvieron en la sala durante las reuniones de la Junta, incluso a lanzar insultos personales al director general del OIEA, Rafael Mariano Grossi, por no oponerse él mismo.
China ha sostenido que el acuerdo sobre submarinos es ilegal en varias cuestiones dentro del marco legal nuclear internacional.
En marzo de este año, el presidente estadounidense Joe Biden, el primer ministro británico Rishi Sunak y el primer ministro australiano Anthony Albanese estuvieron negociando en California y anunciaron que el acuerdo sobre submarinos se llevaría a cabo por etapas.
¿Cómo reaccionarán China y los demás países que se oponen al AUKUS ahora que los socios han anunciado su intención de seguir adelante?
Hace un año no había por qué entrar en pánico, porque nadie sabía siquiera si AUKUS avanzaría más allá del período de consultas.
Si el OIEA y Australia pueden llegar a un acuerdo sobre medidas que sean aceptables para la agencia, para garantizar que el combustible del submarino no se desvíe para el desarrollo de armas nucleares, sentaría un precedente importante para todos los acuerdos futuros de este tipo, independientemente del país en cuestión.
Una de las razones por las que este acuerdo ha generado tanto debate, es porque incluye suministrar combustible de uranio altamente enriquecido para los submarinos, el tipo que se utiliza actualmente en los submarinos de Estados Unidos y el Reino Unido. Este es el mismo material que se puede utilizar para fabricar el núcleo de un arma nuclear, aunque Australia no tiene la tecnología para ello.
Argumentan los socios del AUKUS que sería demasiado complejo y costoso, desde el punto de vista técnico, diseñar un submarino alimentado con uranio poco enriquecido.
Además, el uso de uranio altamente enriquecido garantiza que los nuevos submarinos nunca tendrán que ser repostados durante su vida útil, lo que reduce significativamente el número de oportunidades de desvío del combustible. (Fuente Bulletin of The Atomic Scientists)
Pero no las elimina. La provisión de uranio enriquecido es sin duda proliferación nuclear.
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