viernes, 10 de marzo de 2023

¿Qué respiramos cuando respiramos? La contaminación del aire, un problema mundial

Por Meri Castro

Una persona adulta respira de 8 a 16 veces por minuto. En cada bocanada, oxígeno limpio y puro ingresa a sus pulmones. O eso pensábamos hasta que supimos que el aire que inhala el 99% de la población mundial es de mala calidad y podría incluso causar enfermedades.

Así lo alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, hay que tener presente que en las Américas, nuestra región, la contaminación del aire es el principal riesgo ambiental para la salud pública.

En Argentina no tenemos norma de calidad del aire ni monitoreos frecuentes, salvo por unas (muy) pocas provincias que son la excepción. Sin embargo, no monitorear ni medir no significa que no haya problemas. El humo cada vez más frecuente causado por incendios forestales da la pauta de que este tema debe convertirse en una prioridad para cuidar la salud de toda la ciudadanía.

En América Latina somos más de 150 millones de personas vivimos en ciudades que exceden las Guías de Calidad del Aire de la OMS. Las consecuencias de estar expuestos a estos altos niveles de polución son aumento del riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón.

Los grupos más afectados son los que residen cerca de carreteras o recintos industriales; y quienes usan combustibles sólidos como fuente de energía doméstica.

Así la cifra de víctimas causadas por la mala calidad del aire exterior ascendió solo en nuestra región, en 2016, a 249 mil muertes prematuras. Mientras alrededor de 83 mil muertes prematuras se debieron a la contaminación del aire asociada al uso de combustibles sólidos en la vivienda.

A nivel mundial los números se elevan a cerca 7 millones de muertes prematuras atribuibles a la contaminación del aire ambiental (88% de estas muertes ocurren en países de ingresos bajos y medios).

¿Qué respiramos cuando respiramos?

Los dos contaminantes urbanos del aire más comunes son el dióxido de nitrógeno (NO 2) y el llamado material particulado o PM2.5, producto de actividades humanas vinculadas con la quema de combustibles fósiles. Así que también estamos respirando esto -aunque depende la zona también puede haber dióxido de azufre (SO₂) y monóxido de carbono (CO)-.

Estar inhalando estas sustancias no es inocuo. La OMS señaló que el material particulado, especialmente PM 2.5, es capaz de penetrar profundamente en los pulmones e ingresar al torrente sanguíneo, causando impactos cardiovasculares, cerebrovasculares (derrame cerebral) y respiratorios.

Por su parte, el dióxido de nitrógeno (NO 2) está vinculado “con enfermedades respiratorias, particularmente asma, lo que provoca síntomas respiratorios (como tos, sibilancias o dificultad para respirar), ingresos hospitalarios y visitas a salas de emergencia”, según difundió el mismo organismo.

En medio de este panorama para nada alentador, hay mucho por hacer: dejar los combustibles fósiles bajo tierra, acelerar la transición hacia sistemas energéticos más limpios y saludables y cuidar nuestros bosques y árboles, que ayudan a limpiar el aire que respiramos.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, lo dijo de una manera rotunda: “la urgencia de abordar los desafíos de salud de la contaminación del aire y el cambio climático, subrayan la necesidad apremiante de avanzar más rápido hacia un mundo que sea mucho menos dependiente de los combustibles fósiles”.


Fuente:

Meri Castro, ¿Qué respiramos cuando respiramos? La contaminación del aire, un problema mundial, 10 marzo 2023, Greenpeace Argentina.

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