Finalmente este lunes hubo alivio, sin nuevos focos de fuego en la provincia, tras una sucesión muy compleja. En dos semanas, se habría quemado 10 veces más que en ocho meses de este año. El alerta se mantiene.
Por Fernando Colautti
Tras 12 días consecutivos de bomberos corriendo de un foco de fuego a otro y de aviones hidrantes para los que se debía elegir cuáles priorizar y cuáles dejar para después, Córdoba respiró finalmente este lunes. Las tenues lluvias aportaron el mínimo de humedad y de frío que hacía falta para cortar una racha complicada de incendios forestales y rurales.
En sólo 12 días cambió el mapa del fuego de este año en Córdoba. Hasta el martes 6 de septiembre, se estimaba que se habían quemado, en ocho meses, unas cinco mil hectáreas. Pintaba para uno de los años de menor afectación en las últimas décadas. Pero en esos 12 días de muy baja humedad, prolongada sequía y fuertes vientos, una sucesión de fuegos en todo el mapa provincial multiplicó la tierra arrasada por las llamas.
No hay aún cifras oficiales, pero algunas estimaciones muy preliminares hacen elevar el cálculo quizá a entre 40 mil o 50 mil hectáreas.
El año pasado, que también fue complejo, hubo 66 mil hectáreas bajo fuego en Córdoba. No fue el peor en superficie, pero sí lo fue en otros impactos: tres personas muertas y casi 70 viviendas quemadas marcaron un récord negro en 2021.
En 2020 había sido el pico de mayor suelo afectado en 33 años: 341 mil hectáreas ardieron en Córdoba.
En el otro extremo de la tabla hubo años de escasa afectación. En las dos últimas décadas, se recuerda a 2012, 2014 y 2016, con unas 10 mil hectáreas bajo fuego en cada uno.
Los peores de este septiembre
En estos 12 días de septiembre de 2022, el peor foco fue el que terminó de controlarse en la madrugada de este lunes, tras varios días de avance, en el norte del valle de Traslasierra (en el área de Panaholma y Villa Cura Brochero). Allí, se calcula que hubo unas siete mil hectáreas afectadas. Buena parte de ellas fueron de monte nativo, lo que acrecienta el impacto negativo sobre un capital natural ya muy escaso en la provincia.
Otro foco relevante fue el que, unos días antes, quemó con rebeldía cerros entre Huerta Grande, La Falda y Villa Giardino, en el valle de Punilla. Allí se calculan otras 4.800 hectáreas.
En los mismos días se sumaron incendios expandidos en Sierras Chicas (el mayor fue en la zona de Ascochinga) y otros en regiones cerca de Deán Funes y de Tulumba, del norte cordobés.
En el llano, ardiendo sobre rastrojos (restos secos de cultivos) fueron extendidos los focos de Toledo, Despeñaderos y Villa María, en el centro provincial, como otros en el sur del mapa, por ejemplo en Sampacho y en Villa Huidobro, así como en el noreste (sobre todo en el área de los bañados de la laguna Mar Chiquita)
Pero se agregan, en esos 12 días, cientos de puntos más en diferentes valles serranos y en otras regiones de la geografia cordobesa.
“Los incendios están cambiando”
“Fueron 12 días de muy intensa actividad, con cientos de focos en toda la provincia. Algunos fueron noticia por su duración o por estar cerca de zonas pobladas, pero hubo cientos que contener, en todos lados”, graficó Gustavo Nicola, jefe operativo de la Federación de Bomberos Voluntarios de Córdoba.
“Veníamos bien este año, pero sabíamos que agosto y septiembre se pondrían muy complicados, por las condiciones de sequía y baja humedad. Si le agregas el viento fuerte se completa el combo”, marcó a La Voz el bombero villamariense.
“Los incendios han cambiado. El modo operativo de afrontarlos también. Ahora metemos todos los recursos más rápido; cuando un foco dura más de un día vamos con todo lo que podemos, en conjunto entre cuarteles, el Plan Provincial del Fuego y las Etac”, dijo.
“Hasta hace algunos años, estos mismos incendios duraban más pero avanzaban a menor velocidad. Ahora estamos viendo lo que en el mundo llaman incendios de sexta generación, mucho más agresivos, más explosivos, más difíciles de detener. Y eso es por el cambio climático, que agrava los riesgos, en todo el planeta”, graficó.
En la misma semana de esta serie de focos, la Federación de Bomberos Voluntarios organizó en Córdoba un congreso internacional sobre incendios forestales. En esos ámbitos, los expertos vienen hablando de fuegos que, una vez declarados, no se pueden apagar por más recursos que se tengan. Y marcan que el nuevo eje debiera ser evitar que se inicien.
Nicola señaló que el mayor foco que complicó a Traslasierra hasta este lunes “avanzó como 30 kilómetros en apenas dos o tres días”. Y remató: “Antes, eso llevaba una semana”.
Para Nicola, “parece increíble” que con estas condiciones de clima, de alta carga combustible y de tantas viviendas sumadas en zonas de alto riesgo, “haya habido una sola casa quemada”. Esa vivienda fue arrasada al norte de Traslasierra días atrás.
“No se quemaron más porque los bomberos las defendieron. A veces hay que elegir qué proteger, y las prioridades pasan a ser las vidas humanas y las viviendas”, graficó.
Nicola estimó que entre 40 mil y 50 mil hectáreas se habrían quemado en las dos últimas semanas, aunque para tener precisiones se aguardan datos de relevamientos satelitales.
Planificar más y mejor
El referente de la federación bomberil insistió con que Córdoba debe rediscutir cómo reducir la carga combustible, asegurar la existencia de calles cortafuego entre forestaciones y evitar las urbanizaciones descontroladas, entre otros puntos en materia preventiva,
“No es posible evitar que una casa se queme si las autobombas no pueden ingresar porque no hay caminos aptos para esos vehículos. Para entrar a un foco con gente hay que saber cómo salir. Y hay cada vez más casas en zonas donde no había, de alto riesgo, con forestaciones alrededor”, marcó.
Asombro por los focos en campos agrícolas
Además de las complicaciones por los incendios en las zonas serranas, el jefe operativo de la Federación de Bomberos Voluntarios apuntó su asombro por lo agresivo de los focos en el llano, sobre campos con rastrojos (restos secos de cultivos) que en este septiembre también se multiplicaron y fueron complejos de detener. Esos focos no suelen quemar ya bosques pero llenan de humo y cenizas a pueblos y ciudades, cortan rutas por la nula visibilidad y afectan la fertilidad de los suelos agrícolas, entre otros impactos negativos.
Alerta por lo que viene
Esta semana parece más aliviada la situación, con más humedad y pronósticos de más lloviznas. “Pero octubre y noviembre serán complicados, si es que no aparecen buenas lluvias”, advirtió Nicola.
Fuente:
Fernando Colautti, Enorme impacto por cientos de incendios en Córdoba en sólo 12 días, 20 septiembre 2022, La Voz del Interior.
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