Un
experto de la Universidad de Monash sostiene que tras la prolongada
sequía y la oleada de incendios sobrevendrán condiciones extremas a
partir de lluvias generalizadas y temporada de ciclones.
por
Valeria Foglia
“Lo
peor está por venir”. Con esa categórica frase, Neville Nicholls,
profesor emérito de la Escuela de la Tierra, la Atmósfera y el
Medio Ambiente de la Universidad de Monash, ensaya pronósticos de
futuras crisis en un artículo en la publicación de divulgación
científica The Conversation. El título no deja lugar a dudas: "Los
incendios forestales son horrendos, pero también esperen ciclones,
inundaciones y olas de calor".
La
propia universidad está en Victoria, uno de los estados más
golpeados por la crisis de los incendios forestales que sacuden el
sur de Australia desde septiembre. El premier de ese estado, Daniel
Andrews, declaró recientemente el estado de desastre.
Para
el profesor Nicholls, aunque es lógico y correcto que la atención
pública siga pendiente de la “desastrosa crisis de los incendios
forestales”, no hay que descuidar “otros desafíos meteorológicos
y climáticos que se avecinan este verano”. Se refiere a la
temporada de ciclones que se prepara en el norte de Australia,
mientras el pico de la ola de calor en el sur todavía no ha llegado.
Muchas partes del país oceánico, añade, pueden esperar fuertes
lluvias e inundaciones. Un desafío a los servicios de emergencia y a
las propias comunidades afectadas, gobernadas por ajustadores y lobistas de la minería del carbón, en algunos casos, y
negacionistas de la crisis climática, en otros.
Viene
la inundación
El
2019 fue el año más seco del que se tenga registro en Australia,
algo que correctamente había anticipado la Oficina de Meteorología.
Se espera que las condiciones para la golpeada nación se alivien en
el verano (de febrero a abril), lo que incluiría más lluvia.
Difícil
de prever, a causa del cambio climático acelerado que experimenta el
sistema terrestre, cuándo las lluvias llegarán a Australia para
romper la prolongada sequía que alimentó las llamas devastadoras.
Solían darse entre enero y mayo en el pasado, advierte el profesor
emérito Nicholls, y aunque todos en el país esperan con ansias su
llegada, lo cierto es que las fuertes lluvias generalizadas entrañan
otros riesgos, como las inundaciones, especialmente aquellas
repentinas y potencialmente letales.
El
experto recuerda que la década de sequía que culminó en 2009 fue
seguida de dos años extremadamente húmedos, con graves inundaciones
como las que también acaban de ocurrir en Indonesia, otro de los
países cuya prolongada sequía y el agroextractivismo ocasionaron,
en el marco de temperaturas récord, una oleada de incendios devastadores. Días atrás, Indonesia sufrió fuertes inundaciones y
avalanchas, con el saldo de más de sesenta personas fallecidas.
Las
lluvias fuertes representan un problema extra si se considera que los
incendios en los bosques tropicales australianos dejaron el suelo
pelado, destruyeron vegetación, árboles y pastizales. No habrá
defensa que contenga la impetuosa fuerza de tormentas generalizadas.
Para Nicholls, en esta oportunidad también sería el norte de
Australia el afectado por este fenómeno extremo.
“Australia, with a three degree temperature rise, frightens the hell out of me.”— Channel 4 News (@Channel4News) January 7, 2020
The captain of a fire service in rural New South Wales says his team are seeing fires on a scale they’ve never seen before - and that the evidence it is due to climate change “is overwhelming”. pic.twitter.com/s5PkOj9U1b
Se
estima que el alivio de las lluvias generalizadas, que cortarán la
sequía en el sur australiano y sofocarán las llamas, causará
inundaciones, dando lugar a más fenómenos climáticos extremos y
una mayor demanda de servicios de emergencia. Mientras
sistemáticamente recortó presupuesto para áreas sensibles como el
servicio de bomberos, el Gobierno australiano encabezado por el
conservador Scott Morrison reclama aportes de la población vía Cruz
Roja.
Ciclones
y ola de calor
Como
si sequía, incendios forestales masivos y posibles inundaciones no
bastaran, la temporada de ciclones, largamente retardada, está dando
señales de aparecer en un futuro próximo. Nicholls advierte que,
aunque los ciclones traigan consigo las necesarias lluvias, también
implican el peligro de más inundaciones y daños a causa de los
fuertes vientos.
Todavía
no se ha alcanzado el pico máximo para la ola de calor en el sur
australiano, que se calcula para comienzos de febrero. "Lo peor
está por venir", alerta Nicholls, y destaca la importancia de
las advertencias por parte de las autoridades y la Oficina de
Meteorología, que no deben relajarse.
"La
sequía, los incendios y las olas de calor recientes, exacerbados por
el calentamiento global, han sido devastadores. Pero imaginen si solo
tuviéramos las limitadas capacidades de pronóstico del tiempo de
hace unas décadas, sin las computadoras de alta velocidad de hoy en
día para ejecutar modelos de pronóstico del tiempo y satélites
para alimentar enormes cantidades de datos. ¿Cuánto peores habrían
sido los impactos?", se pregunta el especialista.
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Fuente:
Valeria Foglia @valeriafgl, De la sequía y el incendio a la inundación: en Australia "lo peorestá por venir", 7 enero 2020, La Izquierda Diario. Consultado 8 enero 2020.
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