El
color del dinero. En
la Vaca Muerta de Estados Unidos las empresas registran pérdidas
millonarias: muchas quebraron. El modelo de la cuenca neuquina es
distinto. Pero requiere fuertes subsidios.
por Silvia
Naishtat
Vaca
Muerta, bautizada por el economista-historiador, Pablo Gerchunoff,
como la otra pampa húmeda, aparece como la segunda fábrica de
dólares de la Argentina que podría ayudar a minimizar las pesadas
cuentas a pagar. Y aunque en el futuro gobierno nadie se ilusiona con
que les hará la vida más fácil, Guillermo Nielsen armó un plan
que incluye un fideicomiso en el exterior e incentivos para atraer
US$ 27.000 millones en inversiones para los próximos cuatro años.
Pero
quienes observan lo que está sucediendo en el negocio de la energía
no convencional en el mundo tienen dudas acerca de lo que puede
llegar a ocurrir. El estadounidense Nick Cunningham, considerado uno
de los mayores expertos en las finanzas de las petroleras, encendió
luces de alarma. Sostiene que, pese a que en Estados Unidos la
industria del shale se movió muy eficientemente, contando con la
innovación tecnológica como una herramienta básica, y fue
motorizada por pequeñas empresas de gran talento, las cosas
comenzaron a ir de mal en peor.
Si
bien hay diferencias sustanciales con el tipo de explotación, ya que
en el gran país del Norte la propiedad de la tierra a nivel de
subsuelo es de las propias petroleras que no están obligadas a pagar
regalías, mientras que en Argentina el subsuelo es provincial, hay
otros factores a tomar en cuenta. De acuerdo con Cunninghman en el
caso del shale hay fuertes incrementos de producción en el inicio de
las explotaciones que luego se amesetan.
No
es un detalle menor ya que las empresas se apalancan para obtener
préstamos en una industria que requiere de la inversión permanente
en la promesa de rendimientos mayores a futuro. Así las cosas, en
Estados Unidos han dejado de estar en la zona de confort para
situarse en la de imprevisión. Ya nadie respira tranquilo.
El
IEEFA (Institute for Energy Economics and Financial Analysis) es una
organización de análisis financiero sobre el negocio petrolero. En
su último reporte observó que 38 compañías pequeñas de gas y
petróleo registraron pérdidas en conjunto por US$ 1.300 millones el
último trimestre en Estados Unidos. “Un reciente informe sobre
Exxon en Permian, la Vaca Muerta de Estados Unidos, muestra que las
grandes también tienen problemas”, acota Cunnigham. “Más aún,
desde 2012 la industria gastó US$ 187.000 millones más de lo que
generó. Los bancos se están cansando”, acotó.
Haynes
and Boone es un estudio de abogados que monitorea el número de
quiebras entre los productores de gas y petróleo en Estados Unidos.
Desde 2015 registran 199 quiebras que involucraron 108.000 millones
de dólares. Los expertos las vinculan al menor precio del petróleo
que no es sustentable para este desarrollo.
Para
Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía,
Política y Sociedad, las pymes petroleras de Estados Unidos quedaron
atrapadas en su necesidad de generar rentablidad a mediano plazo,
algo que no pudieron pese a la significativa baja de costos. Según
su razonamiento lo que veremos es un proceso de concentración con
empresas de mayor tamaño tomando posiciones. En Argentina, Vaca
Muerta se desarrolló de la mano de los principales jugadores. “Vaca
Muerta es una esperanza”, dice Bronstein al fundamentar que el
volumen de los yacimientos convencionales declina al ritmo de 4,5 %
anual. “El mundo produce actualmente unos 100 millones de barriles
por día y si sigue así hacia 2040 solo obtendrá 35 millones de
barriles diarios. Vaca Muerta es necesaria”, sentencia.
Hace
unas semanas el IEFA elaboró un análisis crítico sobre Vaca
Muerta. Allí sentenció que “el plan argentino requiere subsidios
sustanciales de largo plazo. Y son subsidios que ya no puede
costear”.
Fuente:
Silvia Naishtat, Permian, ¿el espejo que debe mirar Vaca Muerta?, 1 diciembre 2019, Clarín. Consultado 2 diciembre 2019.
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