Historia
de la lucha contra la central nuclear de Garoña desde sus orígenes
hasta su cierre y el día después.
por Concha Hernani
Viene
de la segunda parte.
Una
buena experiencia de trabajo en común
La
idea de crear la Coordinadora contra Garoña partió de la existencia
de varios grupos, en distintas comunidades autónomas, que venían
realizando esfuerzos individuales y dispersos contra la central
nuclear. Se producían actividades separadas en la misma provincia, e
incluso en la misma ciudad. En sus inicios, la coordinadora era tan
solo una suma de grupos de procedencias, ideas y posturas distintas:
ecologistas antinucleares, partidos de izquierda, sindicatos obreros
y otros. Con este mosaico, unidos por el objetivo común de crear un
movimiento social de oposición a Garoña, se retomaron las tareas de
una forma colectiva.
Se
utilizaron formas flexibles para lograr el consenso y compatibilizar
las tareas colectivas con las que realizaba cada grupo. Con el tiempo
se produjo un entendimiento cada vez mayor, generando un trabajo
colectivo fluido que permitió impulsar a la coordinadora como
organismo común.
Los
efectos positivos de este proceso son evidentes: potencia y
multiplica los esfuerzos individuales; aporta solidez de
funcionamiento. Hace de la coordinadora un organismo compacto y
sólido, que afronta de mejor manera las dificultades y trabajos.
Desde la coordinadora se combinaron las acciones, la constancia,
flexibilidad e imaginación con una firme voluntad de conseguir el
cierre de la central.
Aunque
en los primeros años, los lugares de movilización fueron Miranda de
Ebro y la central nuclear, se fueron cambiando las formas de
movilización, orientándose las luchas a la obtención de una mayor
influencia social. Con el fin de concienciar a todos los sectores
afectados, se realizaron actividades diversas en otros lugares como
Burgos, Vitoria, Logroño y Bilbao, a fin de extender la oposición
antinuclear y combinando actividades conjuntas con otras
descentralizadas.
Igualmente,
se buscó comprometer a las instituciones públicas de todas las
comunidades autónomas, en tareas de información, atención y
denuncia, aunque con desigual fortuna. Se enviaron escritos a estos
organismos para que tomaran postura ante Garoña, en demanda de
información o para adoptar políticas de emergencia o protección
concretas.
Se
prestó una especial atención al apoyo a los núcleos de oposición
existentes en el Valle de Tobalina, ubicación de la central nuclear,
dando así continuidad a los contactos, que de forma individual se
habían manteniendo hacía tempo, con personas preocupadas por la
contaminación de la central y el futuro del Valle. Fue un motivo de
satisfacción la creación en 1988, del grupo JEREA, formado por
personas de los distintos pueblos del valle de Tobalina, que se
integró en la coordinadora contra Garoña.
Este
es un breve resumen de la lucha contra Garoña, y del trabajo que se
realizó contra la política de desinformación de los propietarios
de la central. La dirección de Garoña realizaba una política de
control social sistemático sobre los habitantes de la zona.
Chantajeaba con ofertas de trabajo y practicaba la corrupción con
regalos y prebendas a ayuntamientos sociedades, etc. Todo ello
apoyado en la existencia de un No Consejo de Seguridad Nuclear.
Artículo basado en el libro del que soy coautora, Amanecer sin Garoña.
Fuente:
Concha Hernani, Garoña: una pequeña lucha III, 23 diciembre 2019, El Salto Diario. Consultado 26 diciembre 2019.
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