La
región vive diferentes experiencias con esta técnica. México la
está desarrollando y Bolivia coquetea desde 2013, mientras que
Argentina la explota intensamente en Vaca Muerta. En Colombia y
ciertos estados de Brasil la rechazan.
por
Sabrina Pozzi, Milton López Tarabochia y Andrea A. Gálvez
El
fracking (o fractura hidráulica) es una técnica no convencional de
extracción de gas y petróleo. Se lleva a cabo con la perforación
del suelo hasta alcanzar la roca de esquisto -roca madre- para
fracturarla con grandes cantidades de agua y químicos para luego
extraer los hidrocarburos. Es como una inyección gigante de
compuestos químicos que se colocan en la gruesa piel del planeta
para que los hidrocarburos salgan volando de las profundidades del
subsuelo.
¿Tendrá
algún tipo de impacto ambiental esta técnica no convencional
extractiva? Por supuesto. Países latinoamericanos que le han dado el
sí al fracking sufren las consecuencias y algunas naciones frente a
ello han comenzado a emitir medidas legales en su contra.
“México
y Argentina son los dos países latinoamericanos donde se está
desarrollando el fracking con más fuerza”, aseguró Carlos Lozano
Acosta, abogado y coordinador de agua dulce de Alianza Interamericana
de Derechos por el Agua (AIDA).
En
Colombia, Lozano Acosta dijo que “hay más resistencia al fracking
que fracking gracias al movimiento de la sociedad civil muy fuerte
que se está oponiendo por dos razones: uno el impacto en las fuentes
de agua y el otro: el efecto en el cambio climático y la necesidad
de avanzar hacia una transición energética”. El fracking no está
permitido, pero el Gobierno y las empresas están intentando regular
un proyecto piloto que ahora se encuentra suspendido por la Justicia.
Lozano
también contó que en Brasil “ha habido esfuerzos de prohibición
a nivel regional”. Por el lado de Bolivia el fracking se practica
en zonas como el Chaco, con el permiso entusiasta del Gobierno
destituido, quien venía confiado en un informe internacional para
permitir que una empresa estadounidense y otra canadiense perforaran
su suelo para obtener gas, según Jorge Campanini ingeniero ambiental
e investigador del Centro de Documentación e Información de Bolivia
(CEDIB).
Efectos
en salud y ambiente
“Con
la técnica (del fracking) se utilizan varios tipos de químicos que
incluso son protegidos por propiedad industrial o la combinación
exacta muchas veces está protegida”, sentenció Lozano. Y agregó:
“Han mostrado tener correlación con enfermedades graves no
transmisibles, particularmente ciertas formas de cáncer y con mayor
impacto sobre todo en niños”.
Además,
explica que esta técnica forma ‘zonas de sacrificio’: “Zonas
donde tácitamente se está aceptando que la gente se va a enfermar
de forma grave por la exposición a esos químicos. Por otro lado,
contamina las fuentes de agua y eso también es un factor de
exposición de enfermedades graves detrás”. Las personas más
afectadas son las “comunidades indígenas” y “comunidades
rurales pobres”.
Añadido
a los efectos directos, entre los indirectos más graves están las
emisiones de metano y los compuestos orgánicos volátiles, afirma
María Di Paola, investigadora de la Fundación Ambiente y Recursos
Naturales (FARN). “Estos químicos provocan enfermedades
respiratorias, cardiovasculares, anomalías en el esperma,
dificultades en el desarrollo de los fetos”. Sobre estos impactos
se han presentado denuncias, pero a nivel local y no han logrado
prosperar, comenta la investigadora.
Los
que dijeron sí y no al fracking
Argentina:
“la promesa” de Vaca Muerta
Vaca
Muerta es el ejemplo más relevante de fracking en Latinoamérica. Se
trata de la segunda reserva de gas no convencional y la cuarta del
mundo en el petróleo no convencional. También sus impactos han sido
estudiados por su relevancia internacional.
La
producción empezó a finales del 2013 y un año más tarde la
cantidad de crudo que se producía en la formación creció. Tras
algunos años de descenso, en 2018 el presidente de Argentina,
Mauricio Macri, implementó varias medidas para incrementar la
producción. Algunas de las más relevantes fueron la liberalización
de los precios del barril y el aumento de los subsidios por parte del
Estado a combustibles fósiles.
Durante
estos años las críticas a la fractura hidráulica han venido de
parte de varios actores sociales e institucionales. Según María Di
Paola, directora de investigación de FARN, las denuncias públicas
que se han realizado en Vaca Muerta han girado en torno al mal manejo
de residuos, incendios en los pozos de extracción que son difíciles
de controlar y por derrames de petróleo. “Abogados ambientalistas
y la Confederación Mapuche denunciaron a la empresa Theater por mal
manejo de los residuos. Otras denuncias públicas fueron hechas por
incidentes en los pozos de gas. Por ejemplo, esto lo veíamos hace
unos días en uno de los pozos de YPF que se incendió. Lleva semanas
y no consiguen apagarlo”, dijo Di Paola. Más allá de algunas
victorias locales a la hora de alejar o paralizar algunos pozos de
perforación en ciertas poblaciones, los procesos legales son largos
y con muchas dificultades para que lleguen a buen puerto.
Más
allá de los problemas legales, la variable política juega un papel
importante en Vaca Muerta. La actividad extractiva es percibida como
una de las herramientas principales para salir de la recesión
económica que vive hoy el país. Según Di Paola, el problema es que
no se tiene en cuenta que a la larga acarrearía mayores
complicaciones que las eventuales soluciones que vienen aparejadas.
“Hoy en día la producción de gas es subsidiada por el Estado en
dólares y esto conlleva un 5 % del PIB. De hecho, el Instituto de
Economía de la Energía estadounidense en su estudio afirma las
dificultades financieras de la práctica del fracking. Ha estudiado
también Vaca Muerta y demuestra que es una actividad que se mantiene
gracias al Estado. Por sí sola no es sustentable económicamente”.
México:
entre negociaciones y pozos que se instalan
El
fracking en México -para petróleo y gas, con predominio de este
último- es legal, pero hay resistencia. Los estados en los que se
desarrolla son Veracruz, Puebla, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.
“En
el Senado y en la Cámara de Diputados hay seis proyectos de ley de
distintos partidos políticos para prohibir esta técnica, pero
ninguno se está discutiendo”, aseguró Claudia Campero,
especialista en Food and Water Watch de la Alianza Mexicana contra el
Fracking.
En
2018, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, se
declaró en contra del fracking y recientemente dijo que estaba
prohibido, “pero no se hizo ningún cambio legal”. En sintonía
con esto, la Alianza agregó que es difícil lidiar con esta
situación porque Obrador “tiene una base social popular de apoyo
muy fuerte y mucha voz mediática”.
Sobre
el debate político del fracking en México, la activista resaltó
que es complicado porque se enfocan en los beneficios y no hablan
sobre los impactos sociales y ambientales.
Los
pozos de fracking se encuentran mezclados con los pozos de extracción
convencional, por lo tanto, señaló Campero, es muy difícil
comunicar sobre ellos. “La información que maneja la autoridad no
distingue el tipo de formación del que se trata, es decir, si es
convencional o no convencional”.
Colombia:
compromiso contra el fracking
El
fracking en Colombia está prohibido, está en moratoria y no se
puede hacer, pero el gobierno en confabulación con empresas
extractivistas, están “generando una regulación para implementar
proyectos pilotos de investigación (PPI) de fracking para ver si
funcionan. Lo quieren maquillar en el Magdalena Medio
Barrancabermeja, en Santa Fe y en la ribera del río Magdalena
Medio”, aseguró el apicultor y activista Javier Cespeder de la
Alianza Colombia Libre de Fracking.
“En
concreto, no se sabe que estén haciendo fracking. Hay reportes. Una
cosa es lo que dicen ellos y otra cosa es lo que pasa”, enfatizó
Cespeder. Según la Alianza, el Gobierno creó una “comisión de
expertos” para decidir si el fracking es viable o no. Los
“expertos” son “trabajadores de las empresas que quieren
invertir”. En esa reunión decidieron que “lo fundamental es
tener licencia social”.
En
Colombia no existe una ley que permita plebiscitos vinculantes donde
las comunidades decidan sobre su territorio. “Se quieren ganar la
licencia social comprando a la gente”, sentenció. “Hay poderes
fuertes, para llegar a todas las comunidades a promoverlo han ido a
las escuelas, a las ferias de libros y de arte donde tienen el stand
de yacimientos no convencionales. Se promocionan, van ingenieros a
las escuelas a decir que es bueno. Hacen publicidad en Facebook,
YouTube y en las redes. Dicen que es el futuro, que en caso contrario
se van a quedar sin gas, que van a tener que cocinar un huevo a
leña”, agregó.
Brasil:
prohibiciones estaduales
En
Brasil desde hace seis años en promedio comenzaron una serie de
campañas del mundo científico, la sociedad civil y algunas
autoridades contra el fracking. La iniciativa estuvo a cargo de la
Coalición No Fracking Brasil por el Clima, el Agua y la Vida
(COESUS), junto con el Instituto Internacional Arayara y 350.org
Brasil.
En
conversación con Paulinne Giffhorn, encargada de Comuniaciones de
COESUS y el Instituto Internacional Arayara, confirmó que hasta el
momento no se han registrado campos para fracking. Sin embargo,
debido a los daños registrados por estudios internacionales, se optó
por iniciar estas campañas de prohibición. Gracias a la actividad
conjunta se logró que en julio del presente año se lograra prohibir
a nivel estatal la práctica del fracking en el Estado de Paraná, al
sur de Brasil. De acuerdo con 350.org, son 12 millones de personas
que viven en dicho Estado.
Por
su parte, otro Estado que se encuentra a la vanguardia al darle la
contra al fracking como método de extracción de gas no convencional
es Santa Catarina, cuya asamblea legislativa aprobó este año
igualmente una multa (No. 145/2019) que prohíbe la exploración
mediante el fracking, según un artículo de COESUS. Ahora se está a
la espera de que el Gobernador estatal, Carlos Moisés, la revise.
De
acuerdo a una conversación con Giffhorn, en agosto de este año
350.org y COESUS llevaron al Senado nacional de Brasil el debate
sobre una ley nacional que prohíba al fracking como método de
extracción en el país. Sin embargo, “aún no tenemos nada
concreto”, dijo.
Bolivia
y la promesa de un Nuevo Dorado
El
tema del fracking en Bolivia aparece en el año 2013 cuando se
publica un informe del Instituto Americano de Energía que analiza
los proyectos de extracción no convencional en el mundo, y señala
que en Bolivia existe un gran potencial de gas no convencional. Esta
zona es el Chaco, la frontera con Paraguay.
Según
Jorge Campanini, ingeniero ambiental e investigador del Centro de
Documentación e Información de Bolivia (CEDIB), a partir de este
anuncio, el Gobierno de Evo empieza a vincularse con el “lobby del
fracking”. Esto se vuelve más intenso cuando comienzan a firmarse
los primeros acuerdos con YPF Argentina para la exploración y
explotación de shale gas. Incluso los técnicos bolivianos se iban a
capacitar en Vaca Muerta.
Estas
decisiones empezaron a hacerse más reales cuando desde la gerencia
se ordenó a todas las empresas que operaban en el Chaco tomaran
muestras del subsuelo donde hubiera algún indicio de recurso no
convencional. De hecho, entre 2013 y 2014 se hace un mini fracking
apoyado por la empresa estadounidense Halliburton en el Chaco
boliviano, explica Campanini.
En
2018 se empieza a retomar la idea, a partir de estudios que son
encargados por el Gobierno boliviano y que anuncian que el bloque
Miraflores en el Chaco boliviano sería uno de los yacimientos más
grandes del mundo, incluso más grande que Vaca Muerta o con el mismo
potencial que la formación hidrocarburifera de Argentina.
La
empresa canadiense Cancabria de Energy Corp está empezando a evaluar
y a explorar este potencial. Todavía no tiene un contrato de
exploración y explotación, pero sí ha firmado un acuerdo de
intenciones y un acuerdo de construcción de una norma que le permita
hacer estudios de no convencionales. Ya tendría que haber salido a
la luz y haber dado curso a que empiece la actividad oficial en el
terreno. Tienen avanzado un perfil ya, sólo necesitan complementar
la cuestión administrativa porque la decisión política ha sido
tomada y ha sido incursionar en el país a través del fracking.
“El
Gobierno boliviano está muy feliz por este hallazgo y están a la
espera de terminar los requisitos administrativos para que empiece el
fracking”, dice Jorge.
Además
de esto, existen sospechas que esta empresa canadiense no extraiga el
gas no convencional, porque “si bien el personal ejecutivo tiene
una formación muy amplia, no tiene ningún registro de operación.
Hay mucha sospecha de que pueda vender el negocio a otra empresa más
grande”.
Mientras,
la gente que vive en el bloque Miraflores, que en su mayoría es
campesina indígena-guaraní y también pequeños ganaderos,
decidieron oponer resistencia. “La gente de allá optaron por poner
resistencia. Entre el alcalde y los ciudadanos están intentando
poner freno al fracking”, dice Jorge. Además de esto, el
investigador explica la importancia de este proceso porque la
población indígena está impulsando un Estatuto Autonómico y este
documento contendrá el veto al fracking. “Es un gran avance y algo
inédito aquí en Bolivia, y marcaría un precedente respecto a la
resistencia que se está gestando aquí”, concluye.
Chile
De
acuerdo al lo señalado por el portal El Desconcierto de Chile, el
drama del fracking comenzó en la nación sureña cuando en junio del
2013 la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP) anunció el éxito de
este tipo de extracción no convencional en el principal bloque de
gas en arenas compactas, Arenal, localizado en la Isla Grande, Tierra
del Fuego.
A
partir de ello, los gobiernos de Sebastián Piñera y Michelle
Bachelet han impulsado una política exploratoria mediante el
fracking en arenas compactas como la del Arenal. No es coincidencia
que a fines del 2014 ENAP presentara su plan estratégico
(2014-2025), donde la empresa petrolera busca un aumento
presupuestario de 286 a 800 millones de dólares anuales.
ENAP
tiene la aprobación ambiental de 155 pozos en el bloque Arenal, pero
también ha fracturado 12 pozos verticales en Intracampos y cuatro en
Dorado Riquelme.
La
petrolera ENAP no es la única con pozos realizados para fracking en
Tierra del Fuego, también está la empresa Petromagallanes (de la
neozelandesa GreymouthPetroleum), la cual tiene la licencia para
fracturar 4 pozos en el bloque Caupolicán.
¿Cómo
sería una transición energética en América Latina?
“La
transición energética es uno de los desafíos que tienen todos los
países a nivel mundial en particular los países de América Latina.
La transición es complicada para aquellos países que tienen
matrices muy fósiles como le pasa a Argentina, por ejemplo, que
tiene un 87 % de su matriz de energía basada en recursos fósiles”,
afirma Andrés Di Napoli, director ejecutivo de FARN.
Añadido
a esto, el tema se pone más crítico para los países de
Latinoamérica porque además tienen enormes déficits de balanza
comercial y necesitan producir dólares para eventualmente, como es
el caso de Argentina, pagar su deuda externa”, continúa Di Napoli.
A
pesar de estos desafíos, el director de FARN habla de la necesidad
que tienen estos países para apuntarse a una transición energética
que, según él, pasa por diversificar la economía tanto del sector
privado como especialmente del público. “Hoy si miramos el
presupuesto de Vaca Muerta vemos que está sostenido por los
subsidios que brinda el Estado Nacional. Si hay subsidios a la
producción va a haber producción en un sentido o en el otro, por
eso mismo es que hay que tomar decisiones hacia donde orientamos los
recursos que tiene el presupuesto nacional y las políticas”.
Los
países que están migrando sus matrices energéticas en América
Latina son Chile y Uruguay, países que cambian más rápidamente
porque no tienen base de petróleo y gas propio. Lo mismo sucede en
Europa. “Por eso, parecería que un escenario importante para
transicionar hacia renovables sería no tener un reservorio propio de
combustibles fósiles. Seguramente, en el futuro las transiciones van
a ser más aceleradas porque a nivel internacional va a haber más
restricciones para el petróleo y la industria va a estar
reaccionando cada vez más a buscar alternativas de movilidades
distintas, propulsadas por combustibles distintos que el petróleo,
así que todo eso va a ser una situación que el mercado
internacional va a terminar poniendo en juego decisiones que van a
tomar también los países”, continúa Di Napoli.
Desde
FARN alertan de la necesidad de una transición que tenga en cuenta a
los trabajadores. “Que haya una matriz energética renovable
justamente para poder cumplir con los acuerdos sostenidos por el
Acuerdo de París, pero que también responda a la capacidad de
activar el empleo y de mejorar la calidad de vida de los habitantes
de nuestros países”, comenta Di Paola.
Este artículo colaborativo es una investigación realizada por Sabrina Pozzi para La Izquierda Diario de Argentina, por Milton López Tarabochia para La Mula de Perú, y por Andrea A. Gálvez para El Salto del Estado Español.
Fuente:
Sabrina Pozzi, Milton López Tarabochia y Andrea A. Gálvez, Fracking petrolero en Latinoamérica: ¿qué países le dicen sí, no y por qué?, 25 noviembre 2019, La Izquierda Diario. Consultado 26 noviembre 2019.
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