En
la Asamblea hablaron de alternativas agroecológicas y rentables para
producir cultivos extensivos. Analizaron el ambiente de las zonas
rurales. “Está más contaminado el campo que la ciudad”,
indicaron.
Referentes
nacionales que trabajan por la preservación del aire, el suelo y el
agua se dieron cita en Villa María para hablar de los efectos de la
fumigación. Junto a ellos, ambientalistas de localidades de la
provincia que plantean su preocupación por las consecuencias de los
agrotóxicos.
Medardo
Avila Vázquez, médico pediatra y neonatólogo, refirió a que el
sistema agroproductivo basado casi exclusivamente en la utilización
de agroquímicos está provocando graves daños en la salud de los
vecinos de los “pueblos fumigados”, expresión que le da nombre a
la organización.
Sostienen
que las zonas rurales son menos saludables que las ciudades, como
consecuencia de la utilización excesiva de agroquímicos, a los que
denomina “agrotóxicos”.
“Hemos
hecho análisis del agua de lluvia y el resultado es muy preocupante:
hay restos de glisfosato. Esto quiere decir que se queda en el aire.
Hicimos los análisis en la zona, en Noetinger, Morteros y otros.
Llueve glisfosato, no exagero”, planteó.
Actualmente
analizan las causas de muerte en localidades rodeadas de campos. “La
mayoría muere de cáncer. En los últimos 20 años aumentó tres
veces la incidencia de esta enfermedad en la muerte de las personas”,
planteó.
“Los
médicos pudimos hacer estudios y, por ejemplo, en el caso de Monte
Maíz detectamos que el 50 % de los niños usa broncodilatador en
aerosol para poder respirar, cuando en la ciudad de Córdoba es el 12
%”, indicó.
“La
población siente la agresión de los agroquímicos, pero sabemos que
muchos tienen temor porque la vida económica se sustenta en el
agro”, indicó.
Alternativas
“El
actual modelo se basa en la utilización de esos agrotóxicos. Las
grandes multinacionales favorecen ese modelo, que es un modelo fácil,
porque disminuye el cuidado y la atención de la tierra,
remplazándolo por la utilización de venenos. Cuando uno cuestiona
esto, creen que estamos cuestionando el trabajo de los productores,
pero no es así”, indicó, señalando que hay “otras maneras de
producir”.
“Está
demostrado, y a esta altura hay muchas experiencias que lo
certifican. Por un lado, hay una red de municipios que han prohibido
fumigar alrededor de sus pueblos y en esas franjas están haciendo
agroecología. Ya hay 90 mil hectáreas con agricultura intensiva
agroecológica, con muy buenos rendimientos. A los productores les va
mejor, porque no gastan tanto en químicos y su cosecha se cotiza
más, ya que los productos orgánicos tienen mejor precio en el
mundo”, dijo.
“Estamos
presentando una propuesta para el nuevo gobierno, con el fin de que
implemente un sistema de incentivo fiscal para que se vaya
disminuyendo la utilización de agrotóxicos”, señaló.
“Paralelamente
impulsamos un programa para que a través del INTA se asesore a los
productores para que logren su objetivo sin perder rentabilidad”,
agregó.
Resistencia
La
resistencia a modificar el modelo productivo no es sólo del sector
agropecuario. “Hay también sectores de la Universidad. Un ejemplo
es la Universidad de Córdoba, cuyos directivos, en el caso de la
carrera de Agronomía, trabajan para Monsanto. Está documentado.
Ellos defienden sus intereses y es la causa por la que cuestionan
nuestras investigaciones”, indicó.
“Los
datos de nuestros estudios están publicados en revistas en inglés,
los validaron. Pero acá los cuestionan por intereses económicos”,
concluyó.
Fuente:
El desafío de producir sin contaminar, 15 septiembre 2019, El Diario del Centro del País. Consultado 17 septiembre 2019.
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