La primavera (del hemisferio norte) siempre fue la época con más trabajo en la planta de procesamiento de lana en Chernihiv, en el norte de Ucrania.
por
Richard Gray
Los
trabajadores, principalmente mujeres, hacían turnos de 12 horas para
clasificar las más de 21.000 toneladas de lana que pasaban por la
fábrica antes de lavarla y embalarla.
Pero
en abril y mayo de 1986 empezaron a enfermarse. Algunas sufrieron
hemorragias nasales, otras mareos y náuseas.
Cuando
las autoridades investigaron, encontraron niveles de radiación en la
fábrica tan altos de hasta 180 mSv/h (milisievert por hora, que es
la medida de radiación ionizante en el cuerpo humano).
Cualquier
persona expuesta a estos niveles excedería la dosis anual
considerada segura en muchas partes del mundo en menos de un minuto.
¿Fuera
del área de exclusión?
La
planta de procesamiento de lana de Chernihiv se encontraba a unos 30
kilómetros de distancia de la central nuclear de Chernóbil.
El
26 de abril de 1986, la central nuclear sufrió una explosión
catastrófica que arrojó nubes de material radiactivo sobre el área
circundante mientras un incendio ardía sin control.
Pero
Chernihiv estaba fuera de la zona de exclusión que fue rápidamente
marcada alrededor de la planta afectada.
"El
área estaba en amarilla en los mapas de radiación, lo que significa
que la ciudad no fue fuertemente afectada", dice Kate Brown,
historiadora científica del Instituto de Tecnología de
Massachusetts (MIT), en Estados Unidos.
"Sin
embargo, a 298 mujeres de esa fábrica se les otorgó la condición
que normalmente estaba reservada para aquellas personas que tuvieron
exposiciones documentadas durante los primeros días de la limpieza
después del accidente".
Brown
descubrió la historia de las trabajadoras de la lana de Chernihiv
como parte de su investigación sobre el verdadero costo del desastre
de Chernóbil.
Las
muertes de Chernóbil
Según
el número oficial de muertos reconocido internacionalmente, solo 31
personas murieron como resultado inmediato de Chernóbil, mientras
que la ONU estima que 50 muertes pueden atribuirse directamente al
desastre.
La
investigación de Brown, sin embargo, sugiere que el desastre de
Chernóbil fue mucho peor.
"Cuando
visité la fábrica de lana en Chernihiv, conocí a algunas de las
mujeres que trabajaban en ese momento", cuenta.
"Hoy
solo quedan 10 de ellas. Las mujeres recogían la lana y las
acomodaban en las mesas. En mayo de 1986, la fábrica tenía lana con
lecturas de radiación de hasta 30 Sv/h. así que era como abrazar una
máquina de rayos X encendida".
Miles
de animales fueron sacrificados en el área alrededor de Chernóbil
mientras se realizaron las evacuaciones.
Brown
cree que la lana de algunos de estos animales llegó a la fábrica en
Chernihiv junto con otra lana contaminada de granjas expuestas a
material radiactivo en el norte de Ucrania.
Ellas
me "señalaron diferentes partes de sus cuerpos que habían
envejecido más que el resto y donde tenían problemas de salud",
describe Brown.
Según
le contaron, las otras 288 mujeres murieron o tomaron licencias por
problemas de salud.
Los
"liquidadores"
En
las semanas y meses que siguieron al desastre de Chernóbil, cientos
de miles de bomberos, ingenieros, militares, policías, mineros, y
personal médico fueron enviados al área alrededor de la central
eléctrica destruida en un esfuerzo por evitar que el material
radiactivo se propagara más al medio ambiente.
A
estas personas, que se conocieron como "liquidadores" por
la definición soviética oficial de "participante en la
liquidación de las consecuencias del accidente de la central nuclear
de Chernóbil", se les otorgó un estatus especial con
beneficios como atención médica adicional y pagos.
Los
registros oficiales indican que 600.000 personas recibieron el
estatus de liquidador.
Pero
un polémico informe publicado por miembros de la Academia de
Ciencias de Rusia indica que podría haber hasta 830.000.
Estiman
que entre 112.000 y 125.000 de ellos, alrededor del 15%, habían
muerto en 2005. Aunque muchas de las cifras en el informe fueron
cuestionadas por la comunidad científica.
Las
autoridades ucranianas mantuvieron un registro de sus propios
ciudadanos afectados por el accidente de Chernóbil.
En
2015 había 318.988 trabajadores de limpieza ucranianos en la base de
datos, aunque según un informe reciente del Centro Nacional de
Investigación de Medicina de Radiación en Ucrania, 651.453
trabajadores de limpieza fueron examinados por exposición a la
radiación entre 2003 y 2007.
Un
registro similar en Bielorrusia sumó 99.693, mientras que otro
incluyó 157.086 liquidadores rusos.
En
Ucrania, las tasas de mortalidad entre estas personas se dispararon,
pasando de 3,5 a 17,5 muertes por cada 1.000 personas entre 1988 y
2012.
La
discapacidad entre los liquidadores también aumentó.
En
1988, el 68 % de ellos se consideraban sanos, mientras que 26 años
después solo el 5,5 % lo era. Se informó que el 63 % padecía
enfermedades cardiovasculares y circulatorias, mientras que el 13 %
tenía problemas con sus sistemas nerviosos.
En
Bielorrusia, 40.049 liquidadores habían contraído cáncer hasta
2008 junto con otros 2.833 de Rusia.
La
Agencia Internacional de Energía Atómica, sin embargo, dice que los
estudios de salud en liquidadores "no demostraron ninguna
correlación directa entre su exposición a la radiación" y el
cáncer u otra enfermedad.
Más
afectados
Los
habitantes de la ciudad cercana de Prípiat y alrededores también
soportaron la peor parte de las exposiciones a la radiación.
Se
cree que unas 200.000 personas fueron reubicadas como resultado del
accidente.
Algunos
de los que vivían más cerca de la planta de energía recibieron
radiación de aproximadamente 37.000 veces más que la dosis de una
radiografía de tórax después de respirar material radiactivo y
comer alimentos contaminados.
La
mortalidad de los evacuados aumentó gradualmente, alcanzando un pico
entre 2008 y 2012 de 18 muertes por cada 1.000 personas.
Pero
hubo más afectados. Brown encontró evidencia del accidente en los
registros del hospital de la época que muestra cuán generalizados
eran los problemas.
"En
los hospitales de toda la región y hasta de Moscú, la gente estaba
llena de síntomas agudos", dice.
"Al
menos 40.000 personas fueron hospitalizadas en el verano después del
accidente, muchas de ellas mujeres y niños".
Evidencia
oculta
Se
cree que la presión política llevó a que las autoridades
soviéticas ocultaran la verdadera dimensión del problema.
Viktor
Sushko, subdirector general del Centro Nacional de Investigación de
Medicina de Radiación (NRCRM) con sede en Kiev, Ucrania, describe el
accidente de Chernóbil como el "mayor desastre creado por el
hombre en toda la historia".
El
NRCRM estima que alrededor de cinco millones de ciudadanos de la
antigua URSS, incluidos tres millones en Ucrania, sufrieron como
resultado de Chernóbil, mientras que en Bielorrusia, alrededor de
800.000 personas fueron registradas como afectadas por la radiación
después del desastre.
Incluso
ahora, el gobierno ucraniano está pagando pensiones a 36.525 mujeres
que se consideran viudas de hombres que sufrieron como resultado del
accidente de Chernóbil.
En
enero de 2018, 1,8 millones de personas en Ucrania, incluidos 377.589
niños, contaban con el estado de "víctimas del desastre",
según Sushko.
Hubo
un rápido aumento en el número de personas con discapacidad entre
esta población, pasando de 40.106 en 1995 a 107.115 en 2018.
Las
tasas de mortalidad en áreas contaminadas por la radiación
crecieron progresivamente más que en el resto de Ucrania, alcanzando
su punto máximo en 2007, cuando murieron más de 26 personas de cada
1.000 en comparación con el promedio nacional de 16 por cada 1.000.
Kilómetros
cuadrados de radiación
Se
estima que unos 150.000 kilómetros cuadrados de Bielorrusia, Rusia y
Ucrania están contaminados y la zona de exclusión de 4.000
kilómetros cuadrados, un área de más del doble del tamaño de
Londres, permanece prácticamente deshabitada.
Pero
las consecuencias radiactivas, transportadas por los vientos tras la
explosión, se dispersaron en gran parte del hemisferio norte,
registrándose altos niveles en Suecia y Gran Bretaña, donde hubo
restricciones estrictas en la venta de cordero y otros productos
ovinos durante años por la contaminación en pastizales.
En
áreas de Europa occidental también hubo indicios de que las tasas
de neoplasias (crecimientos anormales de tejidos que incluyen
cánceres) fueron más altas que en áreas que escaparon a la
contaminación.
Brown
cree que algunas de las acciones de aquellos que intentaron lidiar
con las consecuencias del desastre también llevaron a que la
contaminación se extendiera.
En
un archivo en Moscú encontró registros que indicaban que se enviaba
carne, leche y otros productos de plantas y animales contaminados a
todo el país.
"Crearon
manuales para las industrias de la carne, la lana y la leche para
clasificar los productos como altos, medios y bajos en términos de
radiación", dice.
"La
carne con niveles altos, por ejemplo, se metía en el congelador para
esperar hasta que (los niveles de radiación) cayeran. Mientras que
la carne de nivel medio y bajo se mezclaba con carne limpia y se
convertía en salchicha. Fue etiquetada como normal y enviada a todo
el país, aunque se les dijo que no lo enviaran a Moscú".
Brown,
quien escribió un libro sobre sus hallazgos: "Manual for
Survival: A Chernobyl Guide to the Future" ("Manual para la
supervivencia: una guía de Chernóbil para el futuro", en
español), también descubrió historias similares de arándanos que
superaron el límite de radiación aceptado y se mezclaron con otros
frutos sin radiación para que todo el lote estuviese por debajo del
límite regulatorio.
Significaba
que las personas fuera de Ucrania "desayunaron arándanos de
Chernóbil" sin siquiera saberlo, dice.
Efectos
a largo plazo
Establecer
los vínculos entre la exposición a la radiación y los efectos a
largo plazo sobre la salud es una tarea difícil.
Pero
un estudio reciente identificó problemas en los genomas de los niños
que estuvieron expuestos al desastre o nacieron de padres que sí lo
estuvieron.
"La
inestabilidad del genoma representa un riesgo significativo de
cáncer", dice Aleksandra Fučić, genotoxicóloga del Instituto
de Investigación Médica y Salud Ocupacional en Zagreb, Croacia.
Hija
de una mujer ucraniana, estuvo trabajando con científicos rusos para
estudiar los efectos de la radiación de Chernóbil en los niños de
la región.
"En
los casos de Chernóbil, el tiempo no es curativo. El tiempo es un
período de latencia para el desarrollo del cáncer".
También
hubo otros impactos, añade. Las tasas de suicidio entre las personas
involucradas en la limpieza en Chernóbil son más altas que en la
población general.
Los
estudios también encontraron que las personas que informaron vivir
en las zonas afectadas por Chernóbil en Ucrania tenían tasas más
altas de problemas con el alcohol y niveles más bajos de salud
mental.
Es
casi imposible calcular exactamente cuántas muertes en todo el mundo
pueden resultar del desastre de Chernóbil.
Pero
a pesar de la sombría imagen de muchas de las investigaciones,
también hay algunas historias de esperanza.
Tres
ingenieros que se ofrecieron para drenar millones de galones de agua
de los tanques debajo del reactor en llamas en los días posteriores
a la explosión estuvieron expuestos a altos niveles de
radiactividad.
Sus
heroicidades son uno de los momentos más dramáticos en la reciente
serie de televisión sobre el desastre de la cadena HBO.
Sorprendentemente,
dos de los tres hombres siguen vivos a pesar de tener una protección
mínima contra la radiación durante su misión.
El
tercero, Borys Baranov, vivió hasta 2005.
Fuentes:
Richard Gray, Chernóbil: ¿cuál fue el número total de víctimas del desastre nuclear?, 12 septiembre 2019, BBC Mundo. Consultado 13 septiembre 2019.
La obra de arte que ilustra esta entrada es “Kwietniowy marsz”, 2011, acrílico sobre lienzo 92 × 73 cm, de Katja Lindblom.
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