Incidente
en el polo petroquímico. En
los vecinos, volvió el recuerdo de los graves escapes de 2000. Y en
las redes sociales, hubo alusiones a la tragedia de Chernobyl.
por Gabriel
Bermúdez
Agosto
de 2000 marcó un antes y un después en la relación entre el polo
petroquímico de Bahía Blanca y la población que lo rodea, cerca
del puerto de Ingeniero White. Dos escapes en apenas una semana, uno
de cloro y otro de amoníaco, generaron protestas callejeras y
demandas que derivaron en herramientas legales y mecanismos para
evitar el pánico, ordenar la emergencia y consolidar la convivencia
entre la industria y la gente. Casi 19 años después de que el
viento llevara los gases hacia el mar, otro incidente, menor
comparado con aquellos, pero con potencia suficiente para alarmar a
gran parte de la ciudad, tensó de nuevo los vínculos, separados, en
algunos casos, apenas por una calle.
Decenas
de vecinos en las calles mirándose entre sí, sin saber lo que
acababa de pasar. Fue la imagen posterior a la explosión que a las
00:20 del viernes los sacó de sus casas. La mayoría, ya dormía.
Algunos miraban televisión o leían.
“Fue como una bomba, nunca escuché algo tan fuerte”, dijo Irma, vecina del barrio 26 de Setiembre, al que sólo el ancho de la avenida San Martín separa del polo petroquímico. “Salté de la cama por el ruido. Tembló todo y parecía que era algo que pasaba sobre la casa”, contó Lidia, que vive en la zona más urbana de la localidad portuaria. “Pasamos un susto tremendo. Eran las 4 de la mañana y todavía no podíamos dormir”, reflejó Rodrigo, desde el bulevar Juan B. Justo, a más de 10 cuadras del sector industrial. “Nos llamó la atención que no sonara la sirena comunitaria”, coincidieron los tres.
“Fue como una bomba, nunca escuché algo tan fuerte”, dijo Irma, vecina del barrio 26 de Setiembre, al que sólo el ancho de la avenida San Martín separa del polo petroquímico. “Salté de la cama por el ruido. Tembló todo y parecía que era algo que pasaba sobre la casa”, contó Lidia, que vive en la zona más urbana de la localidad portuaria. “Pasamos un susto tremendo. Eran las 4 de la mañana y todavía no podíamos dormir”, reflejó Rodrigo, desde el bulevar Juan B. Justo, a más de 10 cuadras del sector industrial. “Nos llamó la atención que no sonara la sirena comunitaria”, coincidieron los tres.
La
explicación llegó desde el Comité Técnico Ejecutivo, uno de los
organismos de control que surgió de aquellos días agitados de 2000
en los que sólo hubo algunos heridos. “La sirena se acciona cuando
hay riesgo para la población externa al predio y en este caso no lo
hubo”, dijo a Clarín el ingeniero César Pérez, coordinador del
CTE. Explicó que el sentido de esa advertencia sonora es que se
tomen medidas de autoprotección, innecesarias esta vez. “Recorrimos
el lugar con los operadores de la planta y no hubo reportes de
heridos. Sólo daños en algunas cañerías e instrumentos
adyacentes”, detalló Pérez, quien dijo que la emergencia fue
levantada sobre las 3 de la mañana y sin ninguna infracción para la
empresa Dow, responsable del incidente.
El
funcionario municipal negó cualquier fuga de gas o la presencia de
fuego, dos factores que habían sido azuzados, junto a comentarios y
fotos falsas, durante la hora casi en la que hubo ausencia absoluta
de información oficial. Mientras tanto, las menciones a supuestas
cifras de muertos y heridos y las alusiones a Chernobyl, al calor del
éxito de la serie de televisión, se viralizaron en una seguidilla
incontrolable que desparramó por la ciudad una sensación de terror
alejada de la realidad, hasta ese momento desconocida.
Recién
sobre la 1.30 la empresa dio la primera versión de lo ocurrido en su
planta LHC 2 (Cracker de Etileno). Más tarde informó al Organismo
Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) que durante las
maniobras para la rehabilitación de la planta, que había salido de
circulación tras el apagón del domingo 16, “se produjo una
explosión en el equipo V 907 de vapor, que generó un ruido que se
escuchó en los barrios cercanos”. Sin embargo, hubo reportes de
que la deflagración se oyó en sectores ubicados a más de 15
kilómetros del polo, el más grande del país y uno de los más
importantes de Sudamérica. Y hasta en Punta Alta y Cabildo, a 50
kilómetros de Bahía Blanca, aseguran que llegó el ruido.
Este
viernes a la tarde, Dow emitió un segundo comunicado en el que
reitera que el incidente fue contenido por el grupo operativo de la
compañía sin registrar heridos ni consecuencias para el medio
ambiente. “La planta se encuentra parada en condición segura”,
explica la empresa estadounidense que, si bien asegura que continuará
trabajando en la investigación de lo sucedido, adelantó una primera
aproximación a por qué sucedió.
“Se
trató de un acontecimiento sonoro sin presencia de fuego provocado
por una sobrepresión y ruptura en un recipiente que contiene vapor y
condensado sin presencia de productos inflamables”, explicó Dow
Argentina, que tiene en sus planes duplicar su capacidad de
producción en Bahía Blanca, para aumentar la potencialidad de Vaca
Muerta. El gas es el insumo principal que alimenta al polo
petroquímico bahiense y la compañía una de las primeras que se
instaló en el yacimiento neuquino con una asociación con YPF en la
zona conocida como El Orejano.
Ya
de madrugada, el comité de crisis se había reunido y concluido que
no hubo riesgo fuera de la planta. Pero no fue suficiente para llevar
calma. “Debían haber avisado antes y no esperar tanto, porque todo
lo que veíamos era trucho”, se quejó Sandra, pobladora del barrio
26 de Setiembre. Otros vecinos dijeron que apenas oyeron la explosión
llamaron al 107, número local para emergencias y les tomaron los
datos, pero nunca les devolvieron el llamado para explicarles lo
sucedido. Regularmente, el CTE debe enviarles un mensaje de texto a
sus teléfonos para probar el funcionamiento del sistema. “Desde
marzo que no recibimos nada”, revelaron quienes están incorporados
al sistema de aviso por SMS.
Otro
organismo creado en aquel 2000, la comisión de control y monitoreo,
en la que hay varios representantes vecinales, pasó de reunirse cada
15 días a realizar encuentros mensuales. La última acta de reunión
publicada en el sitio web del municipio data de 2016. Y la comisión
asesora de medio ambiente, de la que participan el gobierno local,
expertos, universidades, fuerzas armadas y de seguridad, entre otros
representantes de decenas de entidades, no se reúne desde mitad de
2018. Antes, lo hacía todos los meses.
AS
Fuente:
Gabriel Bermúdez, Los viejos y nuevos temores que avivó la explosión en Bahía Blanca, 28 junio 2019, Clarín. Consultado 1 julio 2019.
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