Desde
su primer episodio, la serie Chernobyl nos introdujo a un potente y
silencioso enemigo: la radiación. Sabemos cómo se medía en ese
entonces pero, ¿qué ha cambiado con el tiempo?
por
Axel Christiansen
¿Cómo
nos enfrentamos a un villano invisible? ¿Qué tan seguros podemos
estar para protegernos de la amenaza de la radiación nuclear? Si
algo aprendimos desde el primer episodio de Chernobyl es que si bien
la radiación puede ser detectada, los métodos para hacerlo no
siempre son los más infalibles. O al menos, eso es lo que nos
querían hacer pensar los soviéticos.
Y
es que para muchos, sobre todo cuando no estamos acostumbrados al
mundo de la energía nuclear, aprender nuevos términos como la
escala de roentgens o lo dosímetros, terminan siendo tan complicados
y misteriosos como los apellidos de las autoridades de la madre
Rusia.
Así
que para evitar confusiones y saber efectivamente cuánta información
estaba siendo manipulada, es necesario hacer un breve repaso sobre
cómo se mide la radiación, sus efectos y de esa forma comprender
con datos el verdadero impacto del accidente ucraniano.
3,6
roentgens
¿De
dónde proviene la escala utilizada en la serie para medir la
intensidad de la radiación? Su nombre proviene como una manera de
honrar a Wilhelm Conrad Röntgen, un físico alemán quien ganó el
Premio Nobel de su especialidad en el año 1901 al publicar los
primeros estudios sobre lo que hoy conocemos como rayos X.
Fue
el pionero de las radiografías médicas y en su honor, en el año
1928, se colocó su apellido a la unidad que por décadas mediría el
efecto de la radiación ionizante: el roentgen.
Se
trata de una medida que es capaz de medir la exposición de estos
rayos X y rayos gamma en el ambiente. Se define como las cargas
eléctricas liberadas por una carga de radiación dentro de un
volumen específico de aire dividido por la masa del aire.
Es
decir, el roentgen es una medida que solo puede percibir la radiación
existente en el aire, pero no la que ha sido absorbida por otros
tejidos, como telas o la piel humana. Y con el tiempo, la ciencia
logró determinar que el daño en los tejidos estaba vinculado a la
radiación absorbida y no necesariamente a la exposición.
Ya
en el año 1975, se adoptó una nueva medida que tomaba en cuenta el
verdadero peligro de la radiación: el rad y el gray. Ambas medidas
toman en cuenta las dosis de radiación absorbidas por un tejido y se
expresan en razón de que 100 rads componen un gray.
Ahora
bien, se dice que la equivalencia entre rads y roentgen es muy
similar: 1 rad deposita en el tejido humano una radiación
equivalente a 0.96 roentgen, lo que si bien es casi equivalente, en
un mundo tan delicado como el nuclear, vale la pena.
El
dosímetro no miente
Conocido
ya lo que se busca encontrar tras cualquier accidente que involucre
radiación, es hora de dar el paso al instrumento que es capaz de
medirlo. Y como siempre, hay varias formas de hacerlo.
El
medidor más reconocido por ser usado en series, películas y hasta
videojuegos es el Contador Geiger, que se reconocer por tener una
aguja, una especie de tubo metálico y emitir un chirrido un tanto infernal que se intensifica mientras más te acercas a la radiación.
Y es que el contador Geiger sirve precisamente para contar las
partículas de radiación presentes en el ambiente. Estas reaccionan
frente a un gas, el cual al expandirse genera un click en un
parlante, generando este sonido.
Para
mejorar eso es que entran los dosímetros, que por lo general son de
uso personal, y que miden la cantidad de radiación que es absorbida
por una persona. Por lo general se colocan sobre la ropa y en zonas
de mayor exposición como el pecho y dependiendo del método
utilizado, pueden entregar datos activos o pasivos.
Los
activos son los de pluma y probablemente los que se utilizaron en la
serie. Estos venían con una carga eléctrica que se reduce con la
radiación ionizante. Es decir, mientras menos carga tiene el
aparato, más radiación existe en el ambiente, lo que se mide con
una aguja. Por lo mismo, este sistema no es capaz de medir
variaciones, sino que un acumulado y además, cuando se descarga
totalmente hay que volver a cargarlo para reiniciarlo.
Es
por eso que este tipo de medidores tendían a fallar o mostrar falsas
mediciones. Hoy, los dosímetros son digitales y pueden ser
programados para emitir un aviso como un sonido en caso de llegar a
niveles peligrosos.
El
temido densímetro
De
vez en cuando, algún noticiero nacional nos alerta sobre el extravío
de un extraño artefacto llamado densímetro nuclear. Siempre se da
aviso porque se trata de un artículo de manipulación peligrosa y
del cual poco o nada de dinero se le puede sacar en el mercado
informal.
Pero
¿tiene que ver algo este artefacto con los peligros mostrados en la
serie? Casi, pero no. En lo único que podría parecerse es en que es
un objeto que emite radiación ionizante y que debe ser manipulado
con cuidado para no causar intoxicación, pero en realidad se utiliza
por geólogos para medir la densidad y humedad de diferentes tipos de
terreno.
¿Por
qué la gente los roba? Seguramente por sus colores llamativos, pero
salvo que vayamos a trabajar en ese tipo de negocios, ni siquiera
deberíamos preocuparnos de su existencia. Simplemente recordar que
cuando discutamos sobre Chernobyl, la palabra es dosímetro y no
densímetro. Usted dígalo bien.
Fuente:
Axel Christiansen, Dosímetros, densímetros y roentgens: detrás de la ciencia en Chernobyl, 7 junio 2019, La Tercera. Consultado 1 julio 2019.
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