Central nuclear Tricastin, Francia. |
Temperaturas en rojo. En Francia, varias centrales deberán ser cerradas ante la falta de agua y el recalentamiento de los reactores.
por María
Laura Avignolo
La
“canicule” se acabó en París pero sigue amenazando al este y el
sur de Francia con toda su fuerza. Al menos hay once departamentos en
vigilancia naranja por las altas temperaturas, tres por fuertes
tormentas y otros 3 por tormentas y ola de calor.
El
termómetro oscila entre los 34 y los 40 grados y por la noche solo
desciende a 25 grados en esas regiones en emergencia. Al menos cuatro
personas murieron en la crisis por “choque térmico” en el sur de
Francia y analizan otras seis muertes vinculadas al calor. Pero nunca
llegó a las cifras del 2003, cuando 15.000 personas murieron en
plena crisis canicular. El récord de temperatura se alcanzó hasta
ahora el viernes pasado en Gallargues les Montueux, un pueblo cerca
de Montpellier, donde el termómetro subió a 45,9°.
La
electricidad en Francia tiene origen nuclear. Desde este lunes varias
centrales nucleares en Francia deberán ser cerradas temporariamente
ante la falta de agua y el recalentamiento de los reactores, frente a
la sequía durante estos días de altísimo calor y el consumo de
electricidad.
EDF,
la compañía de electricidad que provee el servicio en Francia,
explicó que si bien las temperaturas han comenzado a bajar, las
excesivas temperaturas del agua de los ríos y la falta de agua los
obligan a enfriar los reactores. ”Si las altas temperaturas
continúan, las fábricas, empresas, casas de familias van a requerir
mayor ventilación y aire acondicionado”, advirtieron.
Según
EDF, el nivel de los ríos cayeron en el este, el centro y el sudeste
de Francia.
La
central nuclear de Civaux es enfriada por las aguas del rio Vienne y
su nivel es más bajo que el récord histórico. Los usuarios se
quejan que EDF utiliza el río solo para producir electricidad y
afecta la agricultura, el turismo y la producción de agua potable de
la zona.
En
el río Loire, los vecinos tienen las mismas críticas. El Loire
tiene cuatro centrales nucleares en sus alrededores. El año pasado
EDF cerró temporariamente tres reactores en el este de Francia.
En
París y sus alrededores, la prefectura de la Ile de France anunció
el retiro del nivel 3 de alerta “canicule”, cuando por la noche
del domingo comenzaron a llegar temperaturas más tolerables. A las
siete de la mañana del lunes en Paris había bajado el termómetro
por primera vez en una semana, a 18 grados. Pero el calor continua en
Niza, con 31 grados, en Lyon y Marsella, donde oscilará entre 35 y
38 grados por el resto de la semana.
Autos
diésel, prohibidos
El
calor viene acompañado por la polución de ozono. En París se
levantó la circulación alternada de vehículos. Pero se prohibió
inesperadamente para siempre la circulación de todos los vehículos
diésel registrados antes del 2006 desde este lunes. Una noticia que
afecta a millones de franceses.
La
circulación alternada continuaba el lunes en Villeurbanne y Lyon. Es
decir solo podían circular los vehículos con viñeta de criterio de
aire 1 y 2 (eléctricos e híbridos). Los demás que salieran pagan
una multa de 68 libras y son secuestrados por la policía.
La
lección más inquietante de esta ola de calor es que el fenómeno
será cada vez más frecuente y más largo, con ciudades
urbanísticamente no preparadas para estas temperaturas extremas.
Valga
un ejemplo: entre 1947 a 1982 hubo 8 olas de calor y entre 1983 al
2018 se registraron 31 en Francia. A pesar de la resistencia de los
parisinos y los condicionamientos urbanísticos, el aire
acondicionado se volverá indispensable para escapar a ellas y sus
secuelas sanitarias, como problemas cardíacos, asma, enfermedades
infecciosas, dengue, fiebre amarilla o transmisiones de enfermedades
vectoriales.
Fuente:
María Laura Avignolo, Ola de calor en Europa: cierran plantas nucleares por los ríos secos, 1 julio 2019, Clarín.
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