jueves, 25 de octubre de 2018

Ya se quemaron 26 mil hectáreas en 2018

Entre enero y agosto, desde el Plan Provincial de Manejo del Fuego estimaban que unas ocho mil hectáreas se habían quemado este año en territorio cordobés. Entre septiembre y lo que va de octubre, los fuegos han avanzado en mayor medida y consumido otras 18 mil hectáreas.

Hacia mediados de octubre, la estimación ronda las 26 mil hectáreas afectadas este año por fuego en la provincia.

La cifra no adquiere significado si no es por comparación: lo que se ha quemado en algo más de 10 meses es más del doble de lo que pasó por fuego en los años 2012, 2014 y 2016. Pero, a la vez, es algo más de la mitad de lo afectado el año pasado. Y está muy lejos de los peores registros, como el del fatídico 2013, cuando las llamas arrasaron con 151 mil hectáreas en la provincia.

Al año le restan dos meses y medio. Si se midiera por los registros históricos, podría presumirse que la época de mayor riesgo está por culminar y que la cifra no debería ampliarse demasiado. Pero ya nadie se anima a asegurarlo.

Por varios factores, incluido el cambio climático que supimos conseguir, la temporada de alto riesgo se ha prolongando. “Hace ya años que viene creciendo la cantidad de focos que se generan en noviembre y en diciembre, y hasta en pleno verano hay casos. Es como Es como que la temporada ya es todo el año”, grafica Claudio Vignetta, secretario de Gestión del Riesgo y Catástrofes de la Provincia de Córdoba.

Desde varios cuarteles de bomberos voluntarios venían advirtiendo, cuando el año aún parecía “tranquilo”, que agosto y septiembre serían meses complicados. Es el período, después de que las heladas secaron toda la masa combustible, cuando los vientos y el calor agudizan los riesgos. Y si se suma la falta de lluvias, como ha ocurrido este año, el nivel de alerta pega varios saltos.

Las cifras exactas dependen de estudios con imágenes satelitales que no están aún completos. Pero de las 26 mil hectáreas que se calculan como quemadas en 2018, se estima que casi 14 mil (algo más de la mitad) corresponden a la llamada “zona de riesgo” (las Sierras, el noroeste y el norte cordobés), donde se concentra la mayor masa forestal y la reserva de bosques nativos que a Córdoba le quedan.

La década

En los últimos diez años (entre 2008 y 2017), se quemaron en Córdoba 722 mil hectáreas, según los datos oficiales del Plan Provincial de Manejo del Fuego.

Un informe de la Secretaría de Ambiente de la Nación relevó que unas 100 mil hectáreas, en ese período, corresponden a bosque nativo, en zonas roja y amarilla (de buen y medio nivel de conservación, respectivamente).

En 2018, buena parte de lo quemado también corresponde a esa masa de monte autóctono. Sin ser el único, en ese punto se percibe el mayor impacto ambiental que deja como herencia el fuego. Sólo alcanza para dimensionar el perjuicio recordar que Córdoba apenas conserva en buen estado el tres por ciento del bosque nativo que hace un siglo supo tener.

Otros impactos se perciben en la degradación y la erosión de los suelos, la reducción de biodiversidad, la mortandad de la fauna, la afectación de los recursos hídricos y la contaminación de ríos y arroyos con cenizas. Otros capítulos relevantes son las pérdidas económicas y el paisaje degradado.

En la zona llana, dominada por la actividad agropecuaria, los incendios afectan campos generalmente con restos secos de cultivos (rastrojos). El impacto ambiental es menor, pero los suelos quemados pierden calidad y potencial de rendimiento.

Este año

En lo que va de 2018, el peor incendio -por extensión e impacto- fue el registrado en el sur del Valle de Traslasierra, durante cuatro días consecutivos de octubre, con unas 6.500 hectáreas quemadas en total.

Le sigue, en esa escala, el ocurrido en septiembre en la zona de Villa María de Río Seco, que arrasó con unas cinco mil hectáreas del extremo norte cordobés, hasta el límite con la provincia vecina de Santiago del Estero.

Otros importantes fueron registrados en Alpa Corral (920 hectáreas), Balnearia (casi mil), Capilla del Monte (800 hectáreas) y Salsacate (800), en todos los casos con parte de monte afectado.

Entre los puramente rurales, en zonas sin bosques, el mayor fue el de tres mil hectáreas en la zona de Cosme y de Despeñaderos, en septiembre.

Entre medio, hay una enorme sucesión de focos de entre una y cientos de hectáreas.

Prácticamente, no hay día del año, salvo aquellos de lluvias generalizadas, en que algún cuartel de bomberos no deba salir a sofocar un fuego de pastizales. En los meses de mayor riesgo, son decenas por día. Sólo son noticia la menor parte: los que requieren de más de un cuartel y de la coordinación del Plan Provincial de Manejo del Fuego por su ubicación, extensión o complejidad.

Fuente:
Ya se quemaron 26 mil hectáreas en 2018, 22/10/18, La Voz del Interior. Consultado 25/10/18.

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