Al monte de
barrio Malvinas Argentinas acuden a diversas escuelas para conocer in
situ su enorme valor.
La Asamblea
Socioambiental El Monte Nativo Vuelve lleva adelante una serie de
actividades y reuniones de cara a presentar en el Concejo Deliberante
una iniciativa popular que buscará constituir en Reserva Natural el
relicto de monte nativo de mayor superficie de la ciudad, El
Algarrobal, situado en el barrio Malvinas Argentinas.
Además, allí
también se llevan adelante distintas visitas de establecimientos
educativos. El viernes fue el turno de la Escuela Estrada.
En algunos casos,
los colegios se comunican con la asamblea, y en otros es este grupo
el que invita a instituciones a recorrer el espacio verde,
reconociendo especies y descubriendo las valiosas características
del mismo.
Con la
transformación de El Algarrobal en Reserva Natural Urbana y
Pluricultural, lo que perseguirán -utilizando un instituto de la
Carta Orgánica nunca usado como el de la iniciativa popular- va más
allá de preservar el monte, sino que también pasa por impulsar
actividades de educación ambiental popular con escuelas, proyectos
de investigación, recreación y esparcimiento, avistaje de aves y
reconocimiento de especies de flora y fauna, tal como anticiparon
integrantes de la asamblea semanas atrás al Diario del Centro del País.
El grupo graficó
que la ciudad solo cuenta con una Reserva Natural Protegida, conocida
popularmente como “La Laguna”, la que comprende cerca de tres
hectáreas y que surgió como medida estructural para dar solución a
la problemática de los recurrentes anegamientos ocurridos en la
zona, provenientes de las escorrentías del barrio Malvinas
Argentinas, ya que se encuentra localizado sobre un paleocauce.
“Por este
motivo, la laguna no cumple una función de conservación
ecosistémica significativa, en tanto se limita al resguardo de la
laguna artificial y de algunos ejemplares maduros de árboles
nativos, sin contemplar renovales ni estratos medios y bajos”,
aclararon.
Adyacente a ésta,
se encuentra un relicto de monte nativo que si bien está establecido
como área protegida por ordenanza de 2017, carece de una
reglamentación propia con respecto a esta categoría.
Dentro de su
categoría, este sector es el de mayor significancia para la ciudad,
a partir de sus doce hectáreas. Enunciaron que “presenta especies
en todos los estratos de la masa boscosa: arbóreas, arbustivas y
herbáceas, enredaderas y diversidad de fauna, representativas de la
ecorregión del Espinal sumamente valiosas”.
Por eso
consideraron que “deben ser protegidas por su intrínseca
importancia, teniendo en cuenta que el monte nativo en el área
urbana cumple funciones ecosistémicas fundamentales y representa un
legado de cultura e identidad casi perdido en la región”.
Ilustraron que
Villa María es susceptible a inundaciones y en ese marco destacaron
que “un factor causal determinante es la falta de cobertura boscosa
original, ya que ésta funciona como un regulador hídrico
irremplazable, y posee un gran potencial de captación hídrica”.
Además pusieron
el acento en el hecho de que determinadas zonas del relicto son
constantemente afectadas por la generación de microbasurales, lo que
-como se conoce- derivó en varios episodios de incendios,
aparentemente intencionales.
La asamblea hizo
mención también al reconocimiento como Ciudad del Aprendizaje, que
tiene sus bases en el desarrollo social, económico y ambiental
sostenible que ha llevado a cabo la localidad, y a la Agenda 2030 a
la que adhirió el municipio en marzo pasado, por lo que la creación
de esta reserva “significaría cumplir con los objetivos que,
previamente, la Municipalidad se comprometió a realizar”.
Fuente:
Brindan múltiples razones para proteger “El Algarrobal” local, 16/09/18, El Diario del Centro del País.
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