Héctor Tulián
es el referente de la Comunidad Ctalamochita, con sangre
comechingona.
por Emiliano Eandi
Se celebra hoy,
pero durante todo agosto se realizan ceremonias de agradecimiento a
la tierra por todos los frutos que provee. En la zona de Villa María
hay más de 60 familias de antepasados originarios, quienes iniciaron
este culto que hoy se expande cada vez más
“Dame tu sueño
marrón
hembra sagrada
del sol.
Dame tu luna de
sal,
Pachamama (*)”
Gracias a la
cultura andina, milenaria -previa a cualquier registro escrito por
los vencedores que escriben la historia- se expandió en todo el
continente la ceremonia a la Pachamama.
Hoy es su Día,
aunque durante todo el mes de agosto se realizan ofrendas a la
tierra, entregando los mismos frutos que ella provee durante el año:
no solo alimentos, también bebidas, hierbas y todo lo que consumimos
que provenga de ella.
Pasaron 525 años
del inicio del genocidio a los pueblos del Abya Yala (hoy América)
que los libros de historia rotularon como “la llegada de Colón”,
y aún así no han podido callar las voces de nuestros ancestros ni
eliminar sus culturas.
Se estima que en
la provincia de Córdoba hay 60.000 personas que se reconocen
descendientes de pueblos originarios: comechingones, sanavirones o
ranqueles.
En la zona de
Villa María y Villa Nueva se encuentra la Comunidad Ctalamochita,
cuyo cacique es Héctor Tulián, perteneciente a la quinta generación
de la familia que parte de Don Francisco, con asentamiento en San
Marcos Sierras.
No es casual que
Héctor sea referente de una fiesta popular como los Carnavales de
Villa Nueva, época de fiesta y jolgorio para las generaciones
pasadas, ya que en ese mismo mes del año (febrero) se realizaban las
algarrobeadas a las orillas del río.
“En un
solsticio de amor
bajo tu vientre
pondré
semillas de tu
bondad,
Pachamama”
En diálogo con
EL DIARIO, el cacique comentó que el ritual de ofrenda a la tierra
es más “oculto” entre su familia.
“Podemos
invitar a conocidos, pero es muy de la comunidad, no buscamos la
promoción”, dijo.
No obstante cabe
aclarar que, más allá de su particularidad, en cualquier trozo de
tierra se puede iniciar el culto y con las personas que se desee
compartir, de hecho en muchas ciudades se organizan eventos abiertos
y comunitarios con la idea de visibilizarlo.
“Generalmente
se inicia al sol naciente y se culmina al poniente. Se tapa la tierra
con las manos y antes no se volvía a hacer en el mismo lugar, pero
no teníamos fronteras, no había límites”, afirmó en referencia
a sus antecesores.
“Apenas soy lo
que soy,
no importa lo que
vendrá,
me basta con tu
calor,
Pachamama”
En pocas
palabras, Tulián significó que esta ceremonia “es el
agradecimiento a la tierra”.
“Están
destruyendo la tierra a pasos agigantados, los poderosos vienen
hacia el sur por el agua dulce”, agregó más tarde.
En su caso,
pensaba que tenía sangre árabe, hasta que llegó una invitación a
su familia para participar de la “tulianada” (una reunión de
todos los parientes) y ahí comenzó a enterarse de su verdadero
origen.
“Recién ahí
supimos todo lo que nos habían ocultado durante tantos años y me
metí de lleno a buscar las raíces”.
Es común que a
muchas familias “les dé vergüenza” decir que son originarios,
porque “antes el indio era menos que el esclavo negro” y eso dejó
una marca en el estrato social, que no es más que una pura
arbitrariedad para poder sostener a los poderosos en la cima.
En el Día de la
Pachamama, y durante todo agosto, cada vez son más las familias y
los grupos de amigos que buscan retomar esa consciencia ancestral que
pone a la tierra como eje central.
(*) Fragmentos de
“Pachamama”, de Ramiro González.
Fuente:
Emiliano Eandi, Día de la Pachamama: “La están destruyendo a pasos agigantados”, 01/08/18, El Diario del Centro del País.
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