Los consumidores
podrán entregarlas al negocio donde la compraron luego de que la
Legislatura de la Ciudad aprobara una ley que establece que los
productores e intermediarios serán los responsables de su destino
final.
por Laura Rocha
El destino final
de las pilas y baterías comunes ya no será una incógnita en la
ciudad de Buenos Aires: los importadores y productores a través de
comercios o supermercados que las vendan serán los encargados de
recolectarlas, trasladarlas y tratarlas, si es necesario. Así lo
establece la ley que se sancionó en la Legislatura porteña que
además fija que se trata de residuos sólidos urbanos de manejo
especial.
La nueva norma,
que incorpora las iniciativas del proyecto del Poder Ejecutivo
porteño y del diputado Claudio Heredia (Bloque Peronista), dispone
que los fabricantes e importadores, en el caso de Argentina el 90% de
las pilas que llegan al país son del exterior, no podrán
comercializar sus productos si no presentan un plan de gestión
ambiental ante la Agencia de Protección Ambiental porteña (Apra).
Las baterías
comprendidas en esta iniciativa son: AA, AAA, AAAA, C, D, N,
prismáticas 9V, y pilas botón. En la Ciudad se consumen anualmente
19 millones de pilas, lo que es equivalente a 500 toneladas año, y
se estima un consumo promedio anual de 12 pilas por persona
económicamente activa. Buena parte de ese material va al relleno
sanitario.
Según las cifras
oficiales, el porcentaje promedio de pilas y baterías agotadas que
en la basura porteña es del 0,0123 % del total, lo que significa 323
kg/día, o 117 toneladas anuales de pilas y baterías desechadas.
Entre sus
componentes las pilas y baterías tienen mercurio, plomo, cadmio,
manganeso, litio, zinc y níquel. Estos metales pueden generar daños
neurológicos y algunos están catalogados como cancerígenos.
El plan oficial
hace responsable al productor de la recolección del material usado,
del diseño del circuito de recolección, de la disposición final y
de los gastos que significaran. La política, conocida como
Responsabilidad Extendida del Productor, pretende que cada uno
presente un plan de gestión integral de lo que realizará con sus
productos desde el punto de venta hasta el final de su vida útil. De
no hacerlo les cabrá una pena contenida en el Régimen de Faltas del
distrito: serán sancionados/as con multa de trescientas a mil
cuatrocientas unidades fijas, entre $3.900 y $18.200.
Esos empresarios
también deberán financiar el plan de gestión de pilas en desuso,
"garantizar la trazabilidad", implementar mejoras
tecnológicas, difundir información a los consumidores, gestionar y
mantener los contenedores de disposición inicial.
Elio Brailovsky,
historiador, ecologista y docente de la UBA, que realizó un trabajo
sobre pilas como responsable del área ambiental de la Defensoría
indicó: "Es una iniciativa para celebrar en la medida en que
establece la Responsabilidad Extendida del Productor; aquel que mete
pilas en el mercado debe hacerse cargo de su destino final. El
problema es el mismo de todas las normas ambientales de nuestro país,
el tema de las sanciones. Cuando uno le pide a alguien que haga algo
cuesta dinero debe poder sancionarlo si no cumple y que no le
convenga pagar la multa. Esperemos que cumplan".
Para los
impulsores de la iniciativa, como el incumplimiento implica no poder
comercializar, van a tener que hacerlo.
La ley fija los
requisitos mínimos del plan de acción que debe diseñar la
autoridad de aplicación: informaciones generales sobre el
importador/productor; descripción de campañas; lugares de
disposición inicial; cantidad y características técnicas de los
contenedores de recepción; transporte, logística, tratamiento y
disposición final de estos residuos peligrosos.
Y agrega que se
podrá contemplar la instalación de contenedores de recepción
adicionales en lugares de acceso público y/o instalaciones que la
Apra autorizará y pondrá a disposición para tales efectos, los
cuales deberán ser gestionados y mantenidos por los sujetos
obligados que son, como se dijo, los productores, importadores,
distribuidores e intermediarios.
Existen más de
40 importadores de pilas en los que se encuentran Energizer, Newsan
(importador de Duracell) y Rayovac. Estas tres empresas constituyen
el 90% del mercado de pilas alcalinas. Las empresas que importan
pilas de litio son Energizer, Visuar SA (Sony) y Weinger SRL.
Las pilas
recargables pueden durar hasta 5 años, dependiendo de su uso y
recarga, lo que equivale varias veces el rendimiento de una pila
común. Si bien el costo del equipo de recarga supone una inversión
inicial mayor y por única vez, éste se amortiza si se compara con
el número de pilas comunes que se evitó comprar.
Sólo las pilas
recargables pueden reutilizarse, este tipo de pilas no debe
desecharse junto a la basura domiciliaria.
Fuente:
Laura Rocha, Los productores, importadores y comerciantes serán responsables de las pilas usadas, 12/07/18, Infobae.
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