En febrero
pasado, lluvias torrenciales afectaron las provincias del noroeste
argentino (NOA), especialmente Salta y Jujuy.
por María
Eugenia Ferrero
Es de público
conocimiento que el cambio climático existe y llegó para quedarse.
Está entre nosotros. Las consecuencias del mentado fenómeno pueden
ser diversas dependiendo del lugar del mundo donde nos encontremos.
Uno de los efectos del cambio climático es sin lugar a dudas el
aumento de las temperaturas del planeta a nivel global.
Los años 2016 y
2017 fueron los más calientes de la Tierra de los registrados desde
1880. La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio
(NASA) muestra en la evolución de la temperatura un inequívoco
incremento que sólo va a la suba.
Este
calentamiento global no sólo causa aumentos en las temperaturas,
sino que produce desequilibrios climáticos en diferentes regiones,
lo que resulta en fenómenos extremos, raramente, sino nunca, vistos
en décadas anteriores.
Este último
verano, más específicamente en febrero de 2018, las lluvias
torrenciales afectaron las provincias de Salta y Jujuy. Las
precipitaciones en el noroeste argentino (NOA) siguen rompiendo
récords en este otoño; según el Servicio Meteorológico Nacional
en los 10 primeros días de mayo, llovió en Salta cinco veces más
de lo esperado (41.4 mm cuando el promedio es 7.8 mm).
Los efectos de
estas abundantes precipitaciones incluyen solo los conocidos
anegamientos en las ciudades y pueblos, sino también son
desencadenantes de episodios impredecibles y graves para áreas mucho
más extensas de nuestro país.
Río que fue
noticia
En las montañas
del sur de Bolivia, nace el río Pilcomayo, que ingresa en las
llanuras chaqueñas de Argentina sirviendo como frontera entre
Paraguay y Argentina.
El Pilcomayo se
alimenta de las precipitaciones que ocurren en la parte alta de su
cuenca, en las montañas de Bolivia. El Pilcomayo ha sido noticia
durante éste y años anteriores por las notables crecidas que ha
experimentado, causando grandes inundaciones en las provincias de
Salta y Formosa.
Particularmente
durante el pasado verano de 2018, se registraron abundantes
precipitaciones en las nacientes del Pilcomayo, lo que produjo que en
la estación de Misión La Paz (Salta), se registrara un aumento del
nivel del río de 7.31 metros, el mayor valor de altura de ese curso
alcanzado desde que se comenzó a medir en 1960.
Los ríos de las
llanuras, al incrementar su altura, derraman sus aguas hacia los
costados del cauce. Unos pocos metros de altura de río se traducen
en varios kilómetros inundados a los costados del cauce principal.
Esto provocó que
10 mil personas tuvieran que abandonar sus hogares y perdieran todas
sus pertenencias. Muchas de estas casas son de adobe y quedaron
destruidas por la correntada.
Esta situación
se agravó porque las aguas tardaron en bajar, y al ocurrir en época
de verano, los peligros de estar expuestos a enfermedades y animales
peligrosos aumentan. A más de tres meses de ocurridas las
inundaciones, muchas familias siguen sin contar con agua potable ni
electricidad, y su vida es de una precariedad muy importante.
¿Ocurrió antes?
Resulta
interesante preguntarse si han ocurrido en el pasado eventos de
lluvias extremas y ríos desbordados. ¿Han sido frecuentes en
décadas pasadas? La respuesta es sí, y no.
Las series de
lluvias de las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del
Estero y Catamarca en el noroeste de Argentina (el NOA), muestran que
desde 1970 ha habido un incremento en las precipitaciones, asociado
por los meteorólogos con "el salto climático del NOA".
Este crecimiento
se advierte en todos los registros meteorológicos. La mayoría de
estos registros comienza en 1934, habiendo algunas estaciones que
tomaron datos desde el año 1900 o antes.
O sea, que en 100
años de registros de lluvias, los últimos 40 han sido los más
húmedos. A esto se le suma que la frecuencia de eventos de lluvias
extremas también ha crecido en los últimos años. En el pasado se
han registrado lluvias muy intensas, pero la frecuencia de años muy
lluviosos es mucho mayor ahora.
Anillos de los
árboles
Las lluvias
alimentan los ríos, por lo que mayores lluvias van de la mano de
aumentos de caudales y mayores probabilidades de desbordes de ríos e
inundaciones de grandes superficies. Un estudio publicado en la
revista científica Journal of Hydrology (Revista de Hidrología,
editada en Países Bajos), muestra la reconstrucción de los caudales
del río Bermejo en el NOA con anillos de árboles desde 1680 a 2001.
Esta
reconstrucción muestra que ha producido un incremento de la
recurrencia de eventos extremos húmedos en las últimas cuatro
décadas: tres de los cinco eventos con los mayores caudales jamás
registrados en estos 320 años de registro reconstruido, ocurrieron
después de 1960.
El río Bermejo
se encuentra entre los ríos del mundo que más sedimento contienen
(8 kg por m3). La mayoría de los sedimentos se originan por la
erosión de la cuenca alta durante la estación de lluvias en verano;
causa de esto es que los ríos cambian sus cursos en las partes bajas
y llanas de su recorrido. No sólo el aumento de las precipitaciones
causa el desprendimiento de las laderas en la montaña.
La deforestación,
al quitar la cobertura vegetal que mantiene la cohesión de los
suelos, expone a las laderas a los eventos climáticos intensos y
produce procesos erosivos de gran escala. A mayor cantidad de lluvia,
más deslizamientos de tierra y procesos de remoción se producen en
zonas deforestadas.
A la vez, menor
cantidad de agua puede ser retenida en la cuenca alta, por lo que la
deforestación, unida con las precipitaciones intensas, da como
resultado que más cantidad de agua y barro escurra hacia las zonas
bajas, produciendo inundaciones fenomenales. Esto por supuesto que
agrava la situación de las poblaciones de estas regiones del norte
el país, donde la economía se basa en la ganadería familiar y
agricultura de subsistencia.
La ciencia no da
respuestas para todo, pero ayuda a entender los fenómenos climáticos
en un contexto de largo plazo, para que eventualmente los encargados
de políticas sociales puedan tomar decisiones acordes a un nuevo
escenario climático y ambiental.
María Eugenia Ferrero es doctora del Ianigla - Conicet Mendoza
Fuente:
María Eugenia Ferrero, Por el cambio climático, las lluvias son cada vez más abundantes, 16/06/18, Los Andes. Consultado 19/06/18.
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