jueves, 21 de junio de 2018

Oídos sordos a una ciudad cada vez más ruidosa

En los últimos tres años, la Municipalidad midió el nivel sonoro en más de 45 locales a partir de denuncias de vecinos. Más de 20 boliches debieron hacer cambios, pero sólo hay tres multas en lo que va de 2018.

Mediciones, control de obras de aislamiento acústico, intimaciones para hacer refacciones, prohibición de utilizar el patio y hasta la clausura figuran en el resumen municipal de verificación de los niveles sonoros en más de 45 locales de la ciudad de Córdoba. Sin embargo, no aparecen entre las infracciones sancionadas por el Tribunal de Faltas durante 2016 y 2017 multas por incumplimiento de la norma de ruidos molestos.

En 2018, la Municipalidad informó que fueron tres las infracciones por “ruidos excesivos en locales de espectáculos públicos que afectan a vecinos”.

Para el oído de cualquier humano, la diferencia entre un sonido y un ruido es simple. El segundo causa molestia. No obstante, no se puede medir con subjetividad, por lo que el municipio prevé un sistema de control de los niveles acústicos basándose en las escalas previstas en la ordenanza 12.208.

Escoltada por tres locales nocturnos a sólo 50 metros de distancia del edificio donde vive -en Mitre y General Paz, en las proximidades del Centro-, las noches de Mercedes suelen pasar entre el ruido de la música y la sensación de que en cualquier momento va a enloquecer, imposibilitada de conciliar el sueño.

El miércoles a las cuatro de la mañana era imposible estar, no se podía dormir por el ruido. Me voy a volver loca si sigue así. Nadie hace nada con los volúmenes que mantienen estas personas en sus boliches”, apuntó Mercedes.

Con el consorcio fuimos a Espectáculos Públicos y nos dijeron que yo tenía que denunciar para que ellos actuaran, entonces nunca hicieron nada. Deberían actuar de oficio y constatar que, si hay algo fuera de la norma, se lo sancione. Yo no hago la presentación por miedo, porque nos hemos quejado y recibimos amenazas”, agregó la mujer, que por este mismo temor sólo se anima a dar su nombre de pila.

Como Mercedes, muchos vecinos no se animan, no saben cómo o no quieren hacer la denuncia, y sin este paso es más difícil que se llegue a una solución.

Una vez detectado el problema (denuncia de vecinos) debe fijarse un horario para poder realizar dos mediciones desde el domicilio del denunciante: se toma un registro de los decibeles tanto cuando el local denunciado está cerrado como cuando está en funcionamiento, con el fin de establecer los valores de esta diferencia.

Establecido el hecho de que el local incumple con los valores máximos permitidos, se emplaza al titular, con apercibimiento de clausura, a efectuar un informe acústico por un profesional acreditado y toda obra de insonorización que sea necesaria para acotar los valores transferidos a lo fijado en ordenanza”, explicaron desde la Municipalidad.

Desde el Palacio 6 de Julio sostuvieron que existen dos grandes motivos que explicarían la dificultad para obtener una medición fehaciente dentro del boliche y la inexistencia de multas ante la falta.

Por un lado, indican que, ante la llegada del vehículo oficial con los inspectores, los responsables de los locales -advertidos del control inminente- bajan la música, por lo que la medición se vuelve infructuosa.

Aclaran, por otro lado, que la violación en la regulación puede quedar englobada en una infracción general relativa a medidas de seguridad e higiene.

No hacemos hincapié en la multa, sino en que se hagan las obras para que se reduzcan los decibeles y que no se amplifique música en los patios. El año pasado, hubo más de 20 establecimientos comerciales que tuvieron que reacondicionar el local. Todos los fines de semana salen cerca de 45 personas a controlar, y ahora incorporamos dos aparatos de última generación para la medición de sonido a los dos que ya había”, informaron.

Durante 2017, debieron realizar importantes obras de reacondicionamiento de sus instalaciones locales y salones como Distrikt, Santana Rock, Lennon, Sala del Rey, la Bodeguita de Kike El Cubano, Fruta, Unplugged, Cayó Makenssy y Villa Vistello.

Mientras tanto La Barra Boliche, Loca Ella, Chic, Canario Negro, Club Buenos Aires, Jet Lag, Pontevecchio y Bosque de Piedra debieron realizar nuevos informes y tareas de mejoramiento.

Entre febrero de 2015 y septiembre de 2017, de los 45 bares o boliches donde se realizaron mediciones, 25 tenían diferencias de decibeles entre el sonido ambiente y el ruido en funcionamiento superiores a los permitidos, al tiempo que seis estaban en regla. En los otros, los datos brindados eran incompletos.

Controles y resultados

En uno de los boliches controlados, hubo nueve mediciones que arrojaron decibeles por encima del límite permitido, y aunque figuran intimaciones para la realización de tres obras acústicas, el caso no aparece entre la lista de irregularidades que fueron objeto de multa. El local continúa funcionando en Nueva Córdoba.

Según la ordenanza, durante la noche, en zonas residenciales, el máximo incremento permitido del nivel sonoro ambiente es de cinco decibeles ante la presencia de una fuente de ruido. En los sectores con perfil tanto comercial como residencial, el permitido sube a siete.

Este número se duplicó y se triplicó, tanto en Nueva Córdoba como en Güemes, Cerro de las Rosas y boliches del Chateau, aunque el mayor salto se dio en un salón de Villa Warcalde, donde se registraron 21 decibeles de diferencia.

La misma reglamentación indica que los picos sonoros en el interior de cualquier espacio destinado a reuniones o a espectáculos no podrán superar los 95 decibeles, aunque un proyecto pretende bajarlo a 85. Sobre estas mediciones no se brindó información.

Arturo Maristany, del Centro de Investigaciones Acústicas y Luminotécnicas (Cial) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), explicó que los efectos de los ruidos sobre las personas “pueden ser desde psicológicos hasta físicos. Hasta los 70 decibeles son principalmente psicológicos, problemas con el sueño, estrés, falta de concentración”. “Después de estos, puede haber pérdida de audición”, afirmó.

El problema de los ruidos no se soluciona con aislamiento de edificios, sino con planeamiento urbano. Es necesario separar zonas industriales o de boliches y residenciales, hospitalarias, y esto no se logra con una calle de por medio”, sostuvo.

El arquitecto, doctorado en ingeniería acústica, está desarrollando junto con el grupo de trabajo un observatorio de ruidos. Para ello, recopila datos desde hace más de un año con el fin de poder armar un mapa que incluya todo tipo de sonidos dentro de la ciudad.

La salud auditiva, una agresión subestimada en los ámbitos urbanos

"Si la persona es habitué o trabaja en locales con sonidos altos, cabe indicar una audiometría" sostiene el otorrinolaringólogo Oscar Paoletti.

Creo que no se valora lo suficiente la salud auditiva ni el impacto que los ruidos molestos tienen en ella”, afirma Oscar Paoletti, médico de staff del servicio de Otorrinolaringología del sanatorio Allende.

Para el profesional, los boliches o los locales de distintos rubros comerciales que incluyan música a altos decibeles deberían estar alejados de zonas residenciales. Y considera clave preservar así la salud tanto de los vecinos como de las personas que van a disfrutar de una comida.

El oído interno tiene células ciliadas, que son una especie de neuronas que se encargan de la audición -explica el especialista-. Al igual que las neuronas, una vez muertas, no se regeneran y manifiestan ese daño con un zumbido o con pérdida auditiva”. “Cuando la exposición a un ruido intenso se prolonga en el tiempo o cuando es muy intenso de una sola vez, como la que se produce por la explosión de una bomba, se produce un daño definitivo”, ilustra.

Recomendaciones

A la hora de dar recomendaciones para cuidar la salud integral, Paoletti habla tanto de medidas de prevención como de detección precoz. “Como primera medida de higiene auditiva, hay que tratar de evitar la exposición a sonidos de altos decibeles –dice–. Cuando hay un ruido que incomoda o molesta, hay que evitar esos lugares y pedir que se baje el volumen”. “Si a pesar de eso la persona es habitué, frecuenta mucho esos lugares o trabaja en ellos, cabe indicar una audiometría”, sugiere el otorrinolaringólogo.

Con respecto a la política que debe llevar adelante un gobierno para cuidar este aspecto de la salud de la población, apunta a la actualización de las normativas y al modelo de los estándares relacionados con los ámbitos laborales.

Siempre confío en la buena fe de los funcionarios, pero recomendaría que revisen la norma de higiene industrial, que hablen con ingenieros y chequeen los niveles de ruido que hay en la mayoría de los locales nocturnos que tienen sonidos a altos decibeles”, señala el profesional. “Pueden tomar al azar 10 lugares en zona norte, 10 en nueva córdoba, 10 en barrio jardín. Si la muestra da una significativa toxicidad auditiva, deben ser más estricto”, grafica Paoletti.

Es importante recordar que la pérdida de audición es una discapacidad invisible y generalmente progresiva y la consulta ante los primeros síntomas suele ser tardía. Esto es habitual tanto en jóvenes como en adultos mayores.

Los zumbidos y la sensación de oídos tapados son malestares muy habituales luego de una larga exposición a emisiones sonoras de altos decibeles -por ejemplo, en un recital o local bailable- y constituyen síntomas que ameritan una consulta al médico cuando no desaparecen.

Falta de concientización sobre un mal frecuente

Según una encuesta realizada en 2014 en el país, el 94 por ciento de los argentinos opina que la población no está concientizada sobre la importancia de evitar la generación de ruidos molestos.

Un proyecto para bajar los decibeles

El principal fundamento se basa en recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre las posibles consecuencias perjudiciales derivadas de la exposición a volúmenes sonoros muy elevados, como pérdida de audición y acúfenos.

Los concejales Lucas Balian y Héctor Carranza, de Juntos por Córdoba, presentaron en el Concejo Deliberante un proyecto para modificar los límites que establece la ordenanza de Ruidos Molestos para el interior de los locales.

La iniciativa propone modificar el artículo 29° de la ordenanza 12.208, introduciendo una baja de 10 decibeles en el máximo permitido.

Con independencia de las restantes limitaciones de esta ordenanza, en el interior de cualquier espacio abierto o cerrado destinado a reuniones, espectáculos, audiciones musicales, confiterías bailables o similares, los picos sonoros instantáneos no podrán superar los 85,0 dBA en ningún punto del local destinado a la presencia de público”, precisa el proyecto de modificación. El artículo actualmente vigente establece ese límite en 95 decibeles.

El principal fundamento del proyecto se basa en recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las posibles consecuencias perjudiciales derivadas de la exposición a volúmenes sonoros muy elevados, como pérdida de audición y acúfenos.

La OMS establece que el nivel perjudicial de ruido es la exposición a más de 85 decibelios (dB) durante ocho horas o 100 dB durante 15 minutos, por eso consideramos necesario introducir la modificación a la ordenanza que regula los ruidos molestos, en la que el máximo de decibeles admitidos en cualquier espacio abierto o cerrado destinado a reuniones, espectáculos, audiciones musicales, confiterías bailables o similares, los picos sonoros instantáneos sea 85,0 dBA en lugar de 95,0 dBa”, argumentaron los ediles.

Vivir sin poder dormir

Entre las irregularidades que denuncia el vecino, está la ubicación del predio donde está emplazado el local, que se encuentra a escasos metros de una clínica.

Alejandro Dalla Lastra se cuenta entre los vecinos del Cerro de las Rosas que sufren por la intensa actividad nocturna en la calle Luis de Tejeda. En su caso, una cervecería se instaló en el terreno que colinda con el suyo, y la música en horarios nocturnos no le permite descansar.

Soy un hombre de 80 años, jubilado, que ya no sabe a quién recurrir. He ido a hablar con los encargados del local, fui al Centro de Participación Comunal, hice las notas como me pidieron y hasta fui personalmente a hablar con el funcionario de Espectáculos Públicos, pero anoche (por un miércoles de unas semanas atrás), otra vez, la música no dejaba dormir”, contó a este diario Dalla Lastra.

Yo no tengo problema con que haya bares, con los autos, con nada de eso. Sólo pido que se respeten algunos límites, porque así no se puede estar”, apuntó. Agregó que durante el verano, con más asistentes que optan por estar en el patio del local, el problema se intensifica.

Les he preguntado a otros vecinos que también lo sufren, pero nadie quiere hacer público el descontento”, lamentó el vecino del Cerro. “La última vez que yo lo hice, eran como las 4 de la mañana. Me vestí y fui hasta la cervecería: sólo quedaban los empleados, con la música fuertísima. Les pregunté, entonces, qué tenía que hacer para que dejaran de molestar con la música. Es una falta de respeto”, relata.

Entre las irregularidades que denuncia, está la ubicación del predio donde está emplazado el local, que se encuentra a escasos metros de una clínica.

Consultados por este diario, funcionarios de la Municipalidad precisaron que está registrado el reclamo del vecino, y que próximamente se realizarán las mediciones correspondientes para constatar si efectivamente el volumen de la música del establecimiento que es motivo de la queja del vecino está por encima de los decibeles permitidos.

Fuentes:
Oídos sordos a una ciudad cada vez más ruidosa, 19/06/18, La Voz del Interior.
La salud auditiva, una agresión subestimada en los ámbitos urbanos, 19/06/18, La Voz del Interior.
Un proyecto para bajar los decibeles, 19/06/18, La Voz del Interior.
Vivir sin poder dormir, 19/06/18, La Voz del Interior.

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