Cerca del reactor número 4 de la central soviética, que explotó en abril de 1986, viven 1.000 perros abandonados. Muchos de ellos serán llevados a Estados Unidos y entregados en adopción. Foto: AFP |
Tras la explosión de la central nuclear en 1986 la gente abandonó a sus perros. Los nietos y bisnietos de esos animales siguen a la deriva.
Los ladridos y
los aullidos rompen la calma que reina alrededor de Chernóbil. En la
zona irradiada por el peor accidente nuclear de la Historia, varios
perros callejeros se preparan para una nueva vida en Estados Unidos.
Hace treinta
años, el largo edificio del que procede ese ruido servía de "centro
de desinfección" para los empleados de la central, que se
cambiaban allí tras su jornada de trabajo, además de someterse a un
tratamiento sanitario.
En la actualidad,
se ha convertido en un hospital para los numerosos perros errantes en
la zona de exclusión que rodea la central accidentada en un radio de
30 kilómetros, casi inhabitada desde que ocurrió la tragedia en
1986.
La fundación
estadounidense Clean Futures Fund (CFF) lanzó un proyecto de
adopción de estos animales. Su cofundador Lucas Hixson, que visitó
Chernóbil por primera vez en 2013 como especialista en radiación,
se vio sorprendido por la cantidad de perros que hay en la zona y
terminó adoptando uno el año pasado.
El nombre del
animal es "Dva" (dos en ucraniano), porque se trata del
segundo perro de Chernóbil que fue adoptado. Pero los voluntarios
del CFF esperan que otros 200 tengan un destino similar en los
próximos dos años.
El reactor número
4 de la central soviética de Chernóbil, situada a unos 100 km al
norte de Kiev, explotó en abril de 1986. El accidente contaminó,
según algunas estimaciones, hasta tres cuartas partes de Europa,
pero sobre todo Ucrania, Rusia y Bielorrusia.
Las autoridades
tuvieron que evacuar a miles de personas en un radio de 30 km en
torno a la central, un extenso territorio donde sigue estando
prohibido vivir.
Tratamiento
contra radiación
Una prohibición
que un millar de perros se están saltando, según las estimaciones
del CFF. Son los descendientes de los animales domésticos
abandonados por sus propietarios cuando huyeron de la región tras la
catástrofe.
Viven junto a
varios miles de obreros encargados de ocuparse del mantenimiento de
la central, cerrada desde el año 2000, y de diversas obras en la
zona de exclusión.
"Una de las
primeras cosas que llaman la atención cuando uno visita la central
son justamente los perros", subrayó Hixson. "No pueden
leer los carteles de advertencia contra las radiaciones. Van donde
quieren".
Uno llegó
incluso a trepar este año hasta lo más alto de la capa de acero que
recubre los restos del reactor accidentado, a un centenar de metros
de altura, obligando a tres obreros a escalar la estructura para
salvarlo.
La fundación CFF
ha buscado familias estadounidenses para 200 perros mayores de un
año. Recibió unas 300 respuestas en muy poco tiempo. Los candidatos
para adoptar un perro deben rellenar un formulario en línea y luego
pasar una serie de entrevistas y una inspección a domicilio
efectuada por representantes del CFF en Estados Unidos.
En cuanto a los
perros adultos, para quienes un cambio de residencia sería mucho más
estresante, el CFF prevé esterilizar y curar a 600 en un plazo de
dos años.
Quince perritos
están ingresados en el hospital de Chernóbil para pasar exámenes
médicos y para comprobar su tasa de radiactividad. Si esta fuera muy
alta -lo que nunca ha ocurrido para un cachorro-, se ha previsto un
procedimiento de contaminación: los voluntarios lavan al animal, lo
tratan con desinfectantes especiales e incluso lo esquilan, si es
necesario.
Tras ese
tratamiento, los cachorros pasan un tiempo en un refugio de
Slavutich, una pequeña ciudad situada a unos 50 km de la central,
donde se los trata entre cuatro y seis semanas.
"Ese de ahí
ya es casi un ciudadano estadounidense", bromea Natalia
Melnychuk, adiestradora de perros en el refugio, señalando a un
perrito blanco y negro al que solo le faltan sus papeles para poder
volar a Chicago. Los animales reciben masajes y se los lava. "Son
probablemente los perros más mimados de Ucrania".
Fuente:
El sueño americano de los perros tirados en Chernóbil, 26/06/18, Los Andes.
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