Muchas aves
marinas están disminuyendo debido al aumento de la temperatura de
los océanos, que provoca la disminución de su fuente de alimento.
por Greg Norman
Es como estar en
la alfombra roja del estreno de una película. Los fotógrafos tratan
de asegurarse el mejor lugar para su instantánea, los disparadores
de las cámaras hacen clic. Pero no se trata de la última película
de Hollywood, sino de un pequeño pájaro. Y tampoco hay alfombra
roja, sólo rocas escarpadas. Estamos en la costa norte de
Inglaterra, en un área protegida llamada Bempton Cliffs, gestionada
por la Real Sociedad para la Protección de las Aves (RSPB, por su
siglas en inglés). La estrella es el frailecillo atlántico.
Es un cálido día
de principios de verano y los ornitólogos y excursionistas se han
dado cita para observar la abundancia de aves marinas del lugar, que
incluye una de las mayores colonias de alcatraces de Inglaterra. No
obstante, es el diminuto frailecillo, posando pintorescamente con su
característico pico y sus ojos tristes, el centro de todas las
miradas.
A pesar de sus
escasos 25 cm, esta especie de pluma blanca y negra se sumerge,
valiente y ágil, a profundidades de hasta 60 metros en el agua,
alcanzando velocidades de más de 80 km/h. Allí, atrapa pequeños
peces, su principal fuente de alimento.
Su hábitat
preferido son los acantilados rocosos de la costa de Noruega, las
Islas Feroe, el Reino Unido, Islandia y Groenlandia. Es raro verlo en
acción, especialmente porque pasa la mayor parte del tiempo en el
mar.
"Situación
catastrófica”
Aunque todavía abunda -sólo en Islandia hay millones- el frailecillo está en peligro. En 2015, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cambió la designación de su estado a vulnerable. Pero no están solos en esta lista. Según un estudio reciente del grupo conservacionista de aves Birdlife, una de cada ocho especies de aves en el mundo podría estar en peligro.
"El
frailecillo es el ejemplo de una situación catastrófica, que afecta
en este momento a las aves marinas británicas”, afirma a DW Euan
Dunn, consejero político de la RSPB y autor de un libro sobre
frailecillos.
Las cifras
publicadas el mes pasado por la Fundación Nacional para los Lugares
de Interés Histórico o de Belleza Natural del Reino Unido, más
conocido como National Trust en inglés, indican una disminución
significativa de ejemplares en el importante hábitat de reproducción
de las Islas Farne, frente a la costa norte de Inglaterra. Se cree
que una sola colonia ha sufrido una caída del 40 por ciento desde el
último censo quinquenal en 2013. En general, se estima que el Reino
Unido alberga al diez por ciento de la población mundial.
"La
situación es mucho peor a medida que uno se traslada al norte”,
afirma Dunn, y señala que es particularmente grave en las Islas
Orkneys y Shetlands de Escocia. "En general, diría que la
población de aves marinas de Escocia se ha reducido a la mitad desde
los años 80”, subraya.
Frailecillo en el
menú
De acuerdo con
esta tendencia, Islandia, que alberga aproximadamente el 40 por
ciento del total mundial, también ha registrado un fuerte descenso
en el número de frailecillos en los últimos años. Algunos informes
estiman que casi una cuarta parte de las aves podría haber
desaparecido desde 2002.
En los últimos
años, la gravedad del declive se ha reflejado en la moratoria
autoimpuesta por los cazadores tradicionales de frailecillos. Decenas
de miles de aves siguen siendo cazadas anualmente, principalmente en
el norte de Islandia, algunas de las cuales terminan siendo ahumadas
para ser servidas en los restaurantes de Reikiavik. No obstante, el
número es considerablemente menor que los cientos de miles de crías
que solían ser sacrificadas anteriormente.
Erpur Hansen ha
estado monitorizando frailecillos en las Islas Westman, al sur de
Islandia, durante más de una década. La población más numerosa
del país y del mundo se encuentra allí, pero ha sufrido grandes
fracasos reproductivos desde 2005.
"En 2003 y
2004, vimos muchos polluelos muertos, pero especialmente en 2005”,
lamenta. Esta tendencia a la baja se ha mantenido hasta hoy. "Si
la situación continúa, nos enfrentamos a un mundo muy diferente
para el frailecillo”, teme Hansen.
Disminución de
la fuente de alimento
Trazar las
razones exactas del descenso de aves no es sencillo, pero una de
ellas es la falta de alimento, una cuestión relacionada, al menos en
parte, con el cambio climático y el calentamiento de los océanos.
El frailecillo,
al igual que otras aves marinas vulnerables como la gaviota, se
alimenta de una especie de pez llamado aguacioso o lanzón. Con el
aumento de la temperatura del océano, sin embargo, desaparece la
principal fuente de alimento del lanzón: el zooplancton de agua
fría. O es reemplazado por zooplancton de agua caliente. El
resultado es el mismo: el lanzón no encuentra alimento, disminuye el
número de ejemplares y, como consecuencia, también disminuye la
fuente de alimento de ambas aves marinas.
Sin embargo, hay
signos esperanzadores de que la desaparición del lanzón no sea
definitiva. Según Erpur Hansen, hace dos años los peces regresaron
inesperadamente a la zona de caza del frailecillo, en la bahía de
Faxaflói, cerca de Reikiavik.
"Hemos
tenido una productividad de frailecillos muy alta allí. No podría
haber sido mejor”, cuenta a DW.
Sin embargo,
Francis Daunt, ecologista de poblaciones del Centro de Ecología e
Hidrología, es menos optimista. Daunt cree que el problema de la
disminución en el número de frailecillos en ciertas áreas es más
complejo que el calentamiento de los mares. Cita la sobrepesca, la
competencia con las focas, las condiciones climáticas extremas y las
ratas, que se comen los huevos y polluelos, como factores
contribuyentes.
Los
conservacionistas no pueden cambiar la temperatura del mar ni la
incidencia de eventos climáticos extremos, según Daunt. En cambio,
"hay que concentrarse en el trabajo tangible. Por ejemplo,
erradicar las ratas de las islas de aves marinas sería muy valioso”,
señala.
Esta es
precisamente la labor de la RSPB en las Islas de Shiant, en Escocia,
así como en otros lugares. La organización también ha puesto en
marcha el Proyecto Frailecillo, donde los voluntarios monitorizan y
supervisan las poblaciones de aves e intercambian información con
otros grupos.
"Estamos
haciendo todo lo posible para garantizar que las aves marinas tengan
la mejor oportunidad de combatir las presiones a las que se
enfrentan”, dice Dunn. Esto incluye también la creación de tres
zonas protegidas de lanzón frente a las costas escocesas.
"Poco más
se puede hacer que asegurar que no haya actividad humana en estas
áreas para dejar en paz a las poblaciones de lanzón existentes”,
concluye Dunn.
Fuente:
Greg Norman, El calentamiento del agua amenaza la supervivencia del frailecillo, 05/06/18, Deutsche Welle.
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