martes, 10 de abril de 2018

Siguen naciendo nuevos ríos en el sudoeste cordobés

El arroyo La Paraguaya atraviesa la Ruta Nacional N° 8 el 25 de noviembre de 2015. Foto: La Voz

Hace dos años asombraba la aparición del arroyo La Paraguaya. Ahora, constatan que han surgido otros en la misma región. El problema se acentúa porque se van uniendo cuencas. El cambio de uso del suelo, una clave.

Si los ríos y arroyos son los que están dibujados de azul, los mapas del sur de Córdoba ya no sirven. Cada año necesitan sumar más trazas azuladas, por los nuevos cursos de agua que se van abriendo a fuerza de tajos sobre la tierra.

Eso viene pasando, al menos, en una amplia región del sudoeste de Córdoba, entre Chaján y Vicuña Mackenna, en el departamento Río Cuarto.

Si alguien creía que los ríos sólo eran marcas inmemoriales, que están allí desde siempre, esta región es una evidencia de que no es así. Acá, siguen naciendo.

Algunos hasta tienen fecha de nacimiento. La Paraguaya, por ejemplo, es un arroyo que todos vieron surgir el 25 de noviembre de 2015. Ese día, tras varias lluvias intensas, se abrió paso por unos 20 kilómetros de campos, en la zona de Chaján. Unos 30 años antes, los lugareños ya habían visto un antecedente: algo más al este, había nacido de la nada el arroyo que bautizaron Zelegua.

El Zelegua se une al río Ají; y La Paraguaya, al río Chaján. Ambos agrandaron de ese modo su cuenca y su caudal. Ahora, lo más nuevo, en un proceso que no parece detenerse, es que se detectó que ambas cuencas se están juntando.

No es un fenómeno sólo cordobés: a escasa distancia, pero ya en la vecina provincia de San Luis, se empezó a abrir en 1985 un río al que con pura lógica llamaron “Nuevo”. En 2005, una intensa lluvia lo agrandó tanto como para causar numerosos destrozos. Al Nuevo le siguieron otros arroyos aparecidos en esa zona. Todo mapa de esta región luce, así, desactualizado. Ya nada es como era hace apenas unas décadas.

La Paraguaya
En diciembre de 2016, La Voz produjo un informe especial sobre el nacimiento de La Paraguaya. Por esos días, llevaba un año como curso de agua permanente y amenazaba con cortar la ruta nacional 8, a la altura de Chaján.

Ha transcurrido más de un año, y a pesar de los recientes meses de notoria sequía, se siguen abriendo más cauces que parten campos en dos y aumentan el área afectada.

Lo dice mejor Juan Manuel Cisneros, investigador y docente de la cátedra de Uso y Manejo de Suelos, de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), que lleva años investigando el fenómeno: “La cuenca se sigue ampliando. Lo último que vimos es que ese caudal del Chaján que sumó el aporte de La Paraguaya ahora se conecta con el del Ají, que era la cuenca vecina. Se terminó de abrir meses atrás un canal, un arroyo nuevo, que une a ambas y agrava el problema. En los últimos meses, hubo sequía, pero cuando se den lluvias intensas esa unión de caudales sumará riesgos. El Ají llevará más caudal y comprometerá a más campos, pero también a la ruta nacional 7 y a las áreas pobladas de Washington y Vicuña Mackenna”. El Ají, tras pasar por la zona de Laboulaye, termina desaguando en el río Cuarto, entre La Carlota y Canals, apunta Cisneros.

El más nuevo
El nuevo arroyo detectado y que une ambas cuencas tiene unos 20 kilómetros. Hasta hace un año, ni se veía. Se suma a los casi 20 kilómetros que en 2015 aparecieron y los lugareños llamaron La Paraguaya, por el nombre del pequeño cerro donde el tajo se inició.

Un reciente trabajo publicado por el Servicio de Conservación y Ordenamiento de Suelos (Seciot) de la UNRC –que integran Cisneros y otros investigadores– detalla que la cuenca de la que recogían aguas esos arroyos era de 20 mil hectáreas, décadas atrás, y de 30 mil hectáreas, hasta el año 2015, pero que hoy supera ya las 40 mil y con una proyección de alcanzar las 60 mil hacia el año 2025.

En esa área se van sumando arroyos y agigantando las cárcavas (grietas) por donde avanzan.

Desde el año 1924 hasta la actualidad, la cuenca incrementó su longitud de cauces en un 617 por ciento: de 40 a 247 kilómetros”, describe ese informe.

Esa suma de caudales puede generar riesgos, sobre todo donde llega el Ají, sobre la ruta 7 y en poblaciones como Washington y Vicuña Mackenna. Ahí está la Provincia reforzando ahora canales de desagües”, apunta Cisneros.

José Corigliano, un agrónomo del equipo que hizo su tesis sobre este fenómeno, dice que “asombra que, aún con sequía y con las napas en baja, el problema se mantenga”. Señala, además, “los grandes cambios que se registraron con relación a un siglo atrás”.

Se estima que, de continuar esta tendencia, se producirá un crecimiento de la longitud de cauces de un 45 por ciento más, y del área de aporte de un 110 por ciento, lo que pondría en riesgo ecosistemas de alto valor ambiental, como así también áreas productivas e infraestructuras rural y urbana”, manifiesta el informe del equipo de la UNRC.

Cuidar las rutas

El intendente de Chaján, Ricardo Reynoso, insiste desde hace más de un año en la necesidad de que Vialidad Nacional refuerce la ruta 8, en el punto donde cruza el nuevo cauce de La Paraguaya. “Estuvo siempre activo, a pesar de tanta sequía; sólo un par de meses se secó, pero con la primera lluvia volvió a tener agua”, señala.

Nuestro temor es que con una lluvia fuerte destruya la ruta 8 y nos deje aislados. No se hicieron las obras de alcantarillas, ni un puente, ni las defensas; y seguimos reclamando. La Nación está repavimentado la 8, pero en ese punto crítico no previeron protecciones”, acota. “En los campos nos dicen que se siguen abriendo arroyos, es como que surgen otros brazos”, agrega Reynoso.

Para ver el contraste, vale recordar cuando ocurrió el nacimiento de La Paraguaya. En aquel momento, el intendente contaba: “Los técnicos de Vialidad le dicen ‘río bebé’, porque su cauce aún es cambiante, puede que no sea el definitivo ya que demanda varias décadas para estabilizarse”.

De dónde sale

El agua que crea nuevos arroyos no nace en puntos precisos, sino que va sumando vertientes que brotan del suelo, desde las napas. En esta zona, por el tipo de suelos frágiles y sueltos, ese excedente mal conducido genera cauces que se abren paso por los campos.

Las causas que explican un fenómeno que sorprende

Entre las razones naturales, citan la incidencia de los años lluviosos que recargan las napas subterráneas, de las que “brota” el agua excedente. También remarcan que se trata de suelos frágiles, arenosos, que resultan fácilmente erosionables ante cualquier corriente de agua.

Causas naturales sumadas a otras provocadas por el hombre. Ese es el resumen que trazan José Manuel Cisneros y José Corigliano, agrónomos e investigadores de un instituto de la Universidad Nacional de Río Cuarto dedicado al estudio de suelos rurales, para explicar las razones de esa rareza de que se abran nuevos arroyos en el mapa del sudoeste cordobés.

Entre las razones naturales, citan la incidencia de los años lluviosos que recargan las napas subterráneas, de las que “brota” el agua excedente. También remarcan que se trata de suelos frágiles, arenosos, que resultan fácilmente erosionables ante cualquier corriente de agua.

Entre las provocadas, Corigliano apunta que “el proceso de erosión se acelera porque esos suelos están más compactados por el tipo de uso agrícola que se les dio en las últimas décadas”. Cita que “pasaron de estar durante siglos cubiertos de montes y pastizales a un empleo predominantemente ganadero, y, tras el retiro de la ganadería en los últimos años, al predominio de cultivos y, por lo general, sólo de verano, práctica rural que consume menos agua y que compacta los suelos. Así, con menos cobertura vegetal permanente son tierras aún más fácilmente erosionables”.

Cisneros agrega que a eso se suman acciones como “canalizaciones de campos mal hechas o bordos que conducen el agua de modo incorrecto, lo que acentúa el problema”.

Acá se extrapoló el modelo productivo de las mejores zonas agrícolas de llanura a esta área que es más bien marginal, por su tipo de suelo. Y no es ni puede ser lo mismo”, grafica Cisneros.

Microembalses rurales para retener aguas: un paliativo



En 2017 se construyeron varios microembalses, con el fin de que retuvieran agua tras las lluvias y redujeran los caudales de arroyos.

Tras el sorpresivo nacimiento del arroyo La Paraguaya en 2015 y otras evidencias de la erosión sobre los suelos de esa región del sudoeste cordobés, la Provincia anunció algunas obras para mitigar los problemas.

En 2017 se construyeron varios microembalses, con el fin de que retuvieran agua tras las lluvias y redujeran los caudales de arroyos. El intendente de Chaján, Ricardo Reynoso, marca que “la Provincia hizo varios sobre la cuenca original del río Chaján, que están funcionando bien, y ahora anunció otros para la zona donde nace La Paraguaya”.

El agrónomo José Cisneros opina que “los microdiques sirven como un paliativo, una ayuda, pero con eso solo no alcanza”.

El subsecretario de Recursos Hídricos de la Provincia, Edgar Castelló, señala que hace un año que se planificaron una veintena de microembalses de retención para esa región. Pero admite que hace falta algo más que obras de ingeniería: “Hay que avanzar también en un cambio de criterio de los productores respecto al uso que le dan al suelo rural”.

Fuentes:
Siguen naciendo nuevos ríos en el sudoeste cordobés, 10/04/18, La Voz del Interior. Consultado 10/04/18.
Las causas que explican un fenómeno que sorprende, 10/04/18, La Voz del Interior. Consultado 10/04/18.
Microembalses rurales para retener aguas: un paliativo, 10/04/18, La Voz del Interior. Consultado 10/04/18.

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