Los desechos cloacales, la basura y los detergentes son los grandes contaminantes que afectan el lago San Roque, que atraviesa el punto más crítico de su historia.
Carlos
Paz. Los desechos cloacales, la basura y los detergentes son los
grandes contaminantes que afectan el lago San Roque, que atraviesa el
punto más crítico de su historia. La información es un adelanto
del análisis de agua que el CEPROCOR realiza por encargo del
gobierno municipal de Carlos Paz y donde se establece que el proceso
de eutrofización del embalse es «avanzado». Se descartó la
presencia de metales pesados y residuos industriales o radiactivos de
Los Gigantes.
Pese
a la aparición del «manto verde» que instaló la problemática del
San Roque a nivel nacional, la realidad es que la situación del lago
es «relativamente buena» respecto a otros espejos que existen en
el país y el mundo. Y es que la mayor contaminación que presenta es
producida por materia orgánica, un exceso de fósforo que alimenta
el crecimiento descontrolado de las algas.
Las
descargas cloacales de Carlos Paz, las comunas del sur de Punilla y
las poblaciones como Cosquín, Bialet Massé, San Roque, Parque
Síquiman, Santa Cruz del Lago o Tanti son la mayor fuente de
contaminación del embalse, aunque también se detectó que gran
parte del fósforo es aportado por detergentes. Asimismo, la
deforestación tiene un papel protagónico en el proceso como también
la basura. En ese sentido, el municipio ha encarado una serie de
medidas para frenar la degradación del reservorio, como el cierre
definitivo del basural «a cielo abierto» de Costa Azul, la
construcción de nuevas redes cloacales en los barrios y el control
de descargas.
Los
estudios del Instituto Nacional del Agua (INA) muestran un promedio
general de la situación y desde el municipio quieren realizar
análisis en diferentes zonas del embalse, para establecer así si es
factible hacer un uso sectorizado del lago. Las algas suelen
acumularse en sectores cerrados como la zona del paredón del dique o
las desembocaduras de los ríos San Antonio o Los Chorrillos. Los
especialistas adelantaron que, pese a la construcción de redes
cloacales, la reforestación de toda la cuenca o el cierre del
basural, las algas seguirán aflorando durante al menos una década.
Durante
una entrevista concedida a El Diario de Carlos Paz, el coordinador de Salud
Pública, Emilio Iosa, destacó: «Estamos haciendo frente al
problema ambiental más importante en la historia de la Provincia de
Córdoba, tenemos un lago con un proceso de eutrofización muy
avanzado, de híper-eutrofización y es un desequilibrio en la
cantidad de materia orgánica que puede metabolizar. Esto provocó
que crecieran, de una forma completamente descontroladas, las
cianobacterias, que paulatinamente fueron generando afloramientos
más grandes y nos fuimos acostumbrados a ver el agua sucia y sentir
un fuerte olor. En marzo del 2017, se alcanzó un momento bisagra, un
antes y un después».
«Creo
que el gobierno de Carlos Paz no sólo ha sido el primero, sino el
único hasta ahora que se puso en marcha para enfrentar esta
situación de negación histórica en esta cuenca y en otras cuencas.
Esto hay que decirlo, el embalse Los Molinos está en igual situación
que el nuestro y en el mes de diciembre, tuvo un afloramiento muy
importante. Nosotros nos vemos excedidos por esta problemática, pero
necesitamos que se incorporen las comunas, la Provincia y la Nación
y avanzar en una política de cuenca»; agregó el funcionario. «No
vamos sacarnos ninguna responsabilidad, pero es cierto que no sólo
Carlos Paz afecta el lago San Roque, también lo hacen San Antonio,
Icho Cruz, Mayú Sumaj, Cuesta Blanca, Tanti, Santa Cruz del Lago. Es
un problema regional»; explicó Iosa, quien trabaja en el armado de
un laboratorio para monitorear la calidad del agua del lago.
«Es
un lago que tiene un uso recreativo y turístico, pero no debemos
olvidar que almacena el agua que toman más de un millón de
cordobeses y que el resto de los vecinos de la ciudad de Córdoba, se
abastece de Los Molinos. Entonces no es un problema estético ni de
mal olor, es muy grave la situación y debemos tomar dimensión de lo
que implica en materia ambiental, social y económica. Plantear la
situación del lago en términos claros puede ser antipático, pero
es necesario. Acá no existen soluciones mágicas ni inmediatas,
existe solución a largo plazo. Estamos implementando políticas que
necesitan del involucramiento de todos y que también demandan
tiempo»; añadió.
Consultado
sobre las próximas acciones que se tomarán, Iosa precisó:
«Tendremos que hacer un uso sectorizado del lago, como ocurre en
otras partes del mundo. Ser responsables con los turistas y cuidar su
salud, conociendo qué zonas se ven más afectadas por el proceso de
eutrofización. El estudio de agua es clave para analizar el impacto
del plan de forestación que también lanzamos, la colocación de
biodigestores en las zonas donde no puede haber cloacas y cualquier
otra acción».
Eduardo
Benavidez, doctor en Biología y coordinador del Laboratorio
Municipal de Monitoreo, aseguró: «Las algas que tiene en lago son
de distintas especies y a través del estudio de agua, podemos
analizar el potencial de toxicidad de las mismas. Que estén las
algas potencialmente tóxicas no significa que tengamos toxinas en el
agua, porque eso depende de muchos factores. Estamos haciendo
mediciones de cantidad de clorofila que dice cuántas algas tenemos y
siguiendo protocolos internacionales, sabemos que cuando aparece la
espuma (como tuvimos en el 2017) no debemos meternos ni tocar el
agua. La situación va a empeorar hasta tanto se vean los efectos de
la instalación de las cloacas y las otras acciones de remediación
que puedan hacerse. Pero en esto somos claros, los efectos tardarán
muchos años en verse y seguiremos teniendo afloramiento».
Fuente:
Desechos cloacales, basura y detergentes, la contaminación del lago San Roque, 13/03/18, El Diario de Carlos Paz.
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