Un parque inundado en la Cité en París, el 25 de enero. Foto: Ian Langsdon/ AFP |
por Elian Peltier
y Eloise Stark
PARÍS - ¿Acaso
Francia debe simplemente acostumbrarse a las inundaciones?
El río Sena de
nuevo está desbordado de su cauce tanto en París como en varias
ciudades aledañas, tan solo un año después de alcanzar su nivel más alto desde 1982.
Para el 26 de
enero, 13 de los 96 departamentos administrativos de Francia estaban
en alerta de inundaciones, y el organismo de monitoreo Météo-France
ha llamado a este el invierno más húmedo desde 1959.
Algunos expertos
sugieren que es probable que el cambio climático vuelva este tipo de
sucesos más frecuentes. De hecho, la semana pasada justamente fue publicado un estudio de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) que argumenta que París y el resto de
la cuenca del Sena necesitan mayor protección contra el riesgo de
una inundación catastrófica.
“Todo lo que
podemos hacer es instalar andamiaje para hacer un pontón y esperar
que el nivel del agua no aumente mucho más”, dijo Diane Bourlier,
de 63 años, quien vive en una casa flotante en París, mientras
observaba con ansiedad el río creciente.
Bourlier está
entre los parisinos que tuvieron suerte: hasta el lunes 29 de enero
habían sido evacuadas mil personas de sus casas en la región de
París y unos mil hogares habían tenido apagones, de acuerdo con la
prefectura de la policía. Los ríos han crecido en todo el país y
han provocado evacuaciones y el cierre de carreteras e
infraestructura.
En París, donde
el nivel del Sena superó los cinco metros el viernes, el tránsito
del río se ha interrumpido y las calles a lo largo de los bancos del
río permanecieron cerradas. Una porción central de la línea de
tren RER C ha sido clausurada hasta finales de enero y el gobierno
parisino activó un plan que le permitiría reubicar labores de
algunos ministerios si la situación empeora.
En las
inundaciones de junio de 2016, cuando hubo cuatro muertos en Francia,
el nivel del Sena llegó a los seis metros.
Durante esas
inundaciones, tuvieron que cerrarse varios monumentos, entre ellos el
Louvre, de donde tuvieron que sacar a las obras de arte. Hasta el
momento han permanecido abiertos los museos, aunque el Louvre cerró
la planta baja de su departamento de arte islámico la semana pasada.
Las autoridades de la ciudad también han hecho un llamado para que
la gente se aleje de las orillas del río.
Aunque algunos
expertos dijeron que era difícil determinar si el calentamiento
global está detrás de la inundación actual, otros advirtieron que
estaba surgiendo un patrón preocupante.
“Debido al
cambio climático, podemos esperar que las inundaciones en la cuenca
del Sena sean por lo menos tan frecuentes como lo son en este
momento”, dijo Florence Habets, una investigadora sénior en el
CNRS, el centro nacional de investigación científica de Francia.
“Cuanto más reduzcamos las emisiones de gases de efecto
invernadero, más disminuiremos nuestro impacto en las sequías y las
inundaciones”.
La alcaldesa de
París, Anne Hidalgo, una política de izquierda que ha estado a la
vanguardia de la lucha contra el cambio climático, tampoco tardó en
mencionar los desafíos a largo plazo.
“Más allá de
la emergencia, este fenómeno de inundaciones, que cada vez es más
recurrente en París, nos recuerda la importancia que la adaptación
al cambio climático tiene para nuestra ciudad”, tuiteó.
La vicealcaldesa
Colombe Brossel dijo en una entrevista telefónica que aunque la
situación era grave, las inundaciones tendrían pocas consecuencias
concretas en París.
En efecto fueron
mucho menos severas que algunas que la ciudad sufrió durante el
siglo pasado. En 1910, el Sena se elevó por encima de los 8,5 metros
y le dio a París “la apariencia de un lugar aquejado por la
calamidad”, de acuerdo con un reporte de ese entonces de The New
York Times.
Aunque los
funcionarios locales dijeron que ahora estaban preparados para
enfrentar condiciones similares, los expertos de la OCDE calcularon
que una catástrofe como esa podría afectar a cinco millones de
personas y costar hasta 30.000 millones de euros (cerca de 37.000
millones de dólares).
En su estudio
publicado el 22 de enero, señalaron que aunque París había
implementado más políticas de prevención de inundaciones desde
2014, las iniciativas de las autoridades seguían siendo limitadas en
comparación con los riesgos que enfrentaba la ciudad.
“Los ejemplos
de la reconstrucción de un Nuevo Orleans resistente después del
huracán Katrina o de Nueva York después de Sandy podrían inspirar
a París para que construya su propia resistencia antes de que llegue
el desastre”, escribieron.
Las fuertes
lluvias también han inundado zonas del este y el noroeste de
Francia; causaron bloqueos en carreteras y anegaciones en hogares que
ya se habían visto afectados por las lluvias torrenciales de 2016.
Una de las zonas
más afectadas fue el pueblo de Villeneuve-St.-Georges, 16 kilómetros
al sur de París, donde el ejército tuvo que ayudar a los residentes
a evacuar sus hogares y trasladarlos en lanchas a través de las
calles inundadas con agua turbia y desperdicios.
“Para algunas
personas, esta es la segunda vez en dieciocho meses que han sido
víctimas de inundaciones”, dijo Alexandre Boyer, un concejal
local. “Está empezando a ser demasiado”.
Tanguy
Garrel-Jaffrelot contribuyó con el reportaje.
Fuente:
Elian Peltier, Eloise Stark, Entre inundaciones, París se pregunta si su futuro estará bajo el Sena, 29/01/18, The New York Times. Consultado 31/01/18.
No hay comentarios:
Publicar un comentario