Un ambicioso
plan, en el que trabajan conjuntamente entidades estatales y
privadas, busca salvaguardar la biodiversidad de Argentina.
por Victoria
Dannemann
La meta es que
nunca más se extinga una especie en Argentina. Por eso el nombre de
este plan de acción: Extinción Cero. Ideado por el Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sustentable, comenzó este año con siete
especies prioritarias -tres aves, dos mamíferos, un anfibio y un
pez-: el cardenal amarillo, el macá tobiano, el cauquén de cabeza
colorada, el jaguar o yaguareté, el venado de las pampas, la ranita
del Pehuenche y la mojarra desnuda.
No significa que
otras especies no requieran atención, sino que implica un esfuerzo
adicional en el manejo de las que están en estado más crítico.
"Queremos resguardar el patrimonio natural, cultural y la
biodiversidad de los argentinos. No sólo para los que estamos hoy,
sino para las generaciones futuras", indica a DW Javier García,
Director Nacional de Biodiversidad y Recursos Hídricos del
ministerio.
El Plan de Acción
Extinción Cero es parte de la Estrategia Nacional de Biodiversidad,
con planes que apuntan a conocer el estado de conservación y
proteger diversos ecosistemas. "Es un paso adelante no sólo en
reducir la amenaza y la pérdida, sino también en recuperar
poblaciones y disminuir la pérdida de hábitat, con un enfoque mas
abarcativo", explica García.
Para cada especie
se han establecido alianzas con instituciones expertas en el tema y
socios estratégicos en terreno. El plan aúna los esfuerzos de una
gran red de entidades estatales y de la sociedad civil, como
ministerios, parques nacionales y provinciales, ONG, universidades,
centros de estudio, entre otros, que ahora trabajan en forma
coordinada. Desde el control y la fiscalización, hasta la protección
del hábitat y la reintroducción de especies. "Los esfuerzos de
conservación de la biodiversidad tienen que ser colectvios, no hay
una sola institución que pueda abordar la problemática por sí
misma y en soledad", afirma Javier García.
"El Plan
Extinción Cero ha sido una muy buena experiencia y un ejemplo de
cómo el estado y la sociedad civil pueden trabajar en equipo en
planes concretos de acción", afirma a DW Carina Righi,
responsable de conservación de Fundación Temaikèn.
Esta es una de
las instituciones involucradas en el plan. Se trata de una
organización privada sin fines de lucro, que cuenta con un bioparque
en la provincia de Buenos Aires. "Nos enfocamos principalmente
en especies que tienen amenaza de conservación o que están en
peligro, pero además rehabilitamos y reintroducimos animales
víctimas de tráfico ilegal. Trabajamos con las autoridades que
hacen decomisos y esos animales vienen acá, se los recupera,
rehabilita y la mayoría se vuelve a reinsertar", explica Carina
Righi.
Cardenal
amarillo, de vuelta a la naturaleza
La mayoría de
las especies víctimas de tráfico ilegal son aves, pues su traslado
y comercialización ilegal es más fácil. "Muchas veces viajan
en mochilas, en el doble fondo de valijas, dentro de la ropa de las
personas o en los baúles de los autos", relata Carina Righi.
Víctimas de la captura y de traslados traumáticos, llegan en un
gran estado de estrés y deben ser recuperados, desde la alimentación
hasta al sociabilización.
El tráfico
ilegal casi llevó a la extinción al cardenal amarillo. "Es un
ave muy bonita, colorida, que canta muy lindo y es muy codiciada como
mascota, al igual que los loros y los tucanes", indica la
experta de Temaikèn.
En el plan de
protección del cardenal amarillo trabajan cuatro entidades: el
gobierno como fiscalizador del comercio ilegal, la Fundación
Temaikèn en la rehabilitación, la ONG Aves Argentinas en labores de
educación y difusión, y la Universidad de Buenos Aires en el
monitoreo de las aves reintroducidas.
Los resultados de
esta cooperación son más que positivos, destaca Carina Righi: "Hace
dos meses hicimos una liberación de 26 cardenales amarillos que
habían estado mucho tiempo decomisados y por burocracias estatales o
judiciales no podían liberarse. Hoy están monitorizados,
sobreviviendo con éxito y formando pareja en la vida silvestre. Con
la descendencia están aportando a la preservación de esa
población".
Innovación,
educación, conciencia
Junto con la
cacería, las especies nativas se ven afectadas por la reducción del
hábitat con el avance del hombre, tanto por la agricultura, la
ganadería y la urbanización. Muchas veces las medidas preventivas
de control no bastan y se están incorporando enfoques más
innovadores.
En el caso del
yaguareté, por ejemplo, se busca minimizar el conflicto con la
ganadería en las poblaciones circundantes al área de distribución.
En algunas especies se consideran sitios potenciales para traslocar
poblaciones, proyectos de cría ex situ, creación de áreas
protegidas y técnicas de reproducción asistida.
"Cuando las
poblaciones disminuyen de manera muy crítica y ya no existe
población silvestre que recuperar, empiezan a tenerse en cuenta los
planes de reproducción en ambientes controlados para después
reinsertar. Ese es un camino que nos queda por recorrer. Ahora lo
estamos pensando para una especie de guacamayo que en nuestro país
se encuentra extinto y ver si por esa vía se puede volver a
repoblar", dice Carina Righi.
Fuente:
Victoria Dannemann, Argentina lucha contra la extinción de sus especies, 05/12/17, Deutsche Welle.
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