La ciudad puso en
marcha un plan extremo de racionamiento hídrico.
por Elisabetta Piqué
Arrivederci a las
bellísimas fuentes renacentistas de Roma rebosantes de agua. Debido
a una sequía cada vez más alarmante, la Ciudad Eterna deberá,
literalmente, cortar todos los chorros. Y dentro de cuatro días
llegará el racionamiento. Tal como informó Acea, la empresa que
maneja las reservas hídricas de la capital, a partir del viernes un
millón y medio de habitantes no tendrán agua en sus canillas a lo
largo de turnos de ocho horas, tanto de día como de noche.
También dejarán
de funcionar los tradicionales surtidores públicos de agua que hay
en varias esquinas de la ciudad, llamados nasoni, abiertos las 24
horas y que suelen refrescar a romanos y turistas.
El racionamiento,
que afectará también a hospitales y cuarteles, fue decidido al
agravarse la sequía del lago de Bracciano, uno de los más grandes
de Italia y reserva hídrica de Roma. Este espejo de agua que queda
unos 30 kilómetros al norte de la capital y no tiene afluentes, se
fue lentamente vaciando en los últimos meses debido a la falta de
lluvias y las temperaturas tropicales. Justamente por eso el
gobernador del Lazio, Nicola Zingaretti, decidió suspender la
extracción de agua de esta cuenca, hecho que desencadenó el
racionamiento.
Como no podía
ser de otra manera, la emergencia por la falta de agua en Roma
provocó enseguida polémicas políticas. Y hubo acusaciones cruzadas
entre la región del Lazio (en manos del Partido Democrático) y la
comuna de Roma. Su alcaldesa, Virginia Raggi, del Movimiento Cinco
Estrellas (antisistema), llamó a hacer "todo lo posible para
asegurar que tengan agua los ciudadanos, los hospitales, los bomberos
y los comerciantes". Al mismo tiempo, la alcaldesa, que fue
criticada por varios escándalos, abrió el paraguas y aclaró que la
gestión del lago de Bracciano es de competencia de la región del
Lazio.
"Roma no
puede transformarse en el asesino de uno de los lugares más lindos y
protegidos de su territorio metropolitano", argumentó el PD de
la capital.
Se calcula que en
los primeros seis meses de este año, sobre la capital cayeron
solamente 157 milímetros de agua a lo largo de 26 días. En el mismo
período, el año pasado habían caído 649 milímetros en 88 días.
Más allá de la falta de lluvias, según expertos el problema de la
falta de agua en la capital tiene que ver con la dispersión de la
infraestructura hídrica romana, marcada por tuberías que pierden a
diario el 44% del agua transportada. Y también tiene que ver con las
malas costumbres de los romanos, que gastan 300 litros por día,
mientras que el promedio nacional es de 245 litros.
Lo cierto es que
la tragedia de la falta de agua afecta toda Italia. Dos tercios de
sus campos cultivados están secos, algo que significa daños a la
agricultura y a la ganadería por más de 2000 millones de euros,
según una estimación de Coldiretti, organización de empresarios
agrícolas. Y al menos diez regiones del país están por pedir el
estado de calamidad natural.
Fuente:
Elisabetta Piqué, Se apagan las fontanas: una sequía deja Roma sin agua, 24/07/17, La Nación. Consultado 24/07/17.
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