Ocurrió desde
los setenta, según un informe del INTA Marcos Juárez; el ascenso
complica el trabajo en los campos y eleva los costos de los
productores.
por Gabriela Origlia
CÓRDOBA.- El
problema del ascenso de la napa freática en el sur de Córdoba,
límite con Santa Fe, San Luis, La Pampa y Buenos Aires es muy
significativo. Un relevamiento de la profundidad en la Estación
Agrometeorológica del Inta Marcos Juárez desde la década del 70
muestra que pasó de casi 11 metros a menos de un metro en la
actualidad.
El análisis de
la serie histórica de precipitaciones (1948-2016) indica un promedio
anual de 890 milímetros, hay una gran variabilidad interanual con
valores mínimos de 532 milímetros y máximos de 1355 milímetros.
El promedio del período iniciado en 2012 es mayor al histórico.
Los autores del
informe, al que accedió La Nación, son Pablo Bollatti, Mercedes
Bodrero y Fernando Escola, integrantes del Grupo Napas Marcos Juárez,
conformado por 18 organizaciones como cooperativas agropecuarias y de
servicios públicos, asociaciones de productores, municipios, y el
Inta. Cuenta con más de 300 puntos de medición en áreas rurales y
urbanas de ocho localidades.
Al analizar las
variaciones de un año con respecto al anterior, en los niveles de
napa freática en relación a las lluvias se registran diferentes
respuestas: entre 1970 y 1986 la dinámica de la napa fue menor a la
de las precipitaciones; entre 1987 y 2000 se tornó más sensible a
los cambios en las lluvias y se incrementó notoriamente hasta 2014.
Hay diversas
causas que inciden en la sensibilidad de la napa freática, la
topografía (las tierras ubicadas en zonas deprimidas reciben aportes
de agua por escurrimiento superficial y, aunque en menor medida,
subsuperficial y la napa presenta más sensibilidad); ocupación y
contenido hídrico del suelo (la presencia de vegetales consumiendo
agua del suelo durante la mayor parte del año genera espacio para
almacenar la de las lluvias que se infiltra) y profundidad de la
napa.
Más allá de las
variaciones entre años o los ciclos plurianuales más o menos
húmedos, no puede atribuirse el aumento del nivel de la napa
freática de largo plazo a aumentos en las precipitaciones, dice el
informe.
A principios de
la década del 70, el departamento Marcos Juárez tenía una
ocupación del 20 % de su superficie con cultivos anuales y el resto
con pasturas implantadas (principalmente perennes, y en menor medida
anuales) y pastizales naturales. En su lugar, los cultivos anuales
predominan hoy en aproximadamente el 90 % de la superficie productiva,
principalmente soja, maíz y trigo.
Este cambio
productivo (de mixto ganadero-agrícola a la predominancia agrícola)
de las últimas décadas estuvo asociado a una reducción de la
superficie de pasturas y cultivos invernales. Además, se incorporó
la siembra directa y las tecnologías asociadas a ella: soja RR,
barbechos limpios (sin malezas) de más de seis meses, cultivos con
genética de ciclo más corto.
Estas tecnologías
apuntaban a realizar un uso más eficiente del agua, tratando de
incorporar al suelo y almacenar la mayor parte de las precipitaciones
y minimizando las pérdidas no productivas para disponer de reservas
suficientes para ser utilizadas por los cultivos. Una fracción del
agua almacenada en el suelo fue percolando a profundidad alimentando
de manera constante y variable la napa freática.
Los estudios de
los últimos años marcan la presencia de la napa freática a niveles
cercanos a la superficie (menor a un metro) o inclusive sobre la
superficie en muchas zonas y momentos del año; los excedentes
hídricos generan problemas en los cultivos (anoxia de raíces,
mortandad de plantas, reducción de rendimiento y superficie), para
la realización de labores (falta de piso, deterioro de caminos),
deterioro del suelo (erosión por escorrentía, afloramiento de
sales, deterioro de estructura) y en las obras civiles tanto rurales
como urbanas (deterioro de cimientos de construcciones y carpetas
asfálticas de rutas y calles).
El problema,
señalan los técnicos, necesita de un abordaje colectivo de
organización a nivel de cuenca, coordinado con la realización de
obras hidráulicas y a la vez un incremento del consumo hídrico.
El planteo
integral de sistematización, canalización y alcantarillado de una
cuenca, permite la evacuación ordenada de los excedentes hídricos
en superficie. Esto reduce el anegamiento permanente y el deterioro
de los suelos, así como los problemas en las vías de comunicación.
Pero el análisis de la influencia de los canales sobre el nivel de
la napa freática circundante muestra que su efecto es limitado.
Los cambios en
los porcentajes de participación de los cultivos en una cuenca se
traducen en variaciones del balance hídrico de ésta y, por
consiguiente, en el nivel de la napa freática. El incremento de la
participación de gramíneas invernales y pasturas perennes conlleva
a un aumento del consumo de agua, en la búsqueda de un equilibrio
con los aportes de las precipitaciones en la región.
Los
investigadores insisten en que para obtener resultados se debe pensar
necesariamente en llevar a la práctica las propuestas de los pilares
azul y verde de manera organizada y coordinada. "El problema no
nos afecta de manera individual, por ende no debemos pensar en
soluciones aisladas sino en articular y buscar soluciones de manera
colectiva", indican.
Fuente:
Gabriela Origlia, Las napas freáticas subieron 10 metros en la zona pampeana, 21/07/17, La Nación. Consultado 22/07/17.
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