Por la
imposibilidad de cosechar, los tambos que cierran y los transportes
sin tener qué trasladar, son muchas las familias que deciden irse a
otros pueblos. “Acá sin el campo no tenemos cómo vivir”,
aseguran.
por Héctor Domingo
Amaya
Buchardo.-
Productores, empresarios, comerciantes, transportistas y la comunidad
toda de esta localidad están sufriendo el impacto de las
inundaciones, y aseguran que son muchas las familias que deciden
migrar a otros pueblos en busca de oportunidades laborales.
Esta población
que geográficamente se ubica dentro de la provincia de Córdoba,
está justo en el límite con las provincias de Buenos Aires y La
Pampa, y junto a comunidades vecinas está viendo transcurrir horas
amargas por el avance de las aguas, por cosechas que no se pueden
levantar, por caminos destruidos que no se pueden arreglar porque
todo está bajo el agua y porque las posibilidades de progresar y
expandirse se alejan día a día.
Producción
paralizada
El ingeniero
agrónomo Diego Dania, socio gerente de una importante empresa
acopiadora de cereales y oleaginosas, sostiene que el problema
hídrico "va para largo", al tiempo que reclama que se
tomen medidas urgentes que permitan escurrir las masas hídricas que
hoy se adueñaron de las tierras en este sector.
Para el
empresario, si Buenos Aires no autoriza la recepción del agua que
desde el río Quinto pase al Salado o a otros reservorios, la
discusión puede ser muy prolongada.
"Mientras
tanto, nosotros, que tenemos este emprendimiento con 20 empleados que
dependen de nosotros, estamos trabajando a solamente un 15 % de
nuestra capacidad operatoria. La cosecha se va sacando de a poco
porque los caminos rurales están destruidos. Tenemos bolsones a
3.500 metros del pueblo y no los podemos sacar".
Dania, quien fue
concejal de la localidad, considera que la utilización de programas
informáticos que dan cuenta de los niveles de las regiones (tipo
Google Hearth) permite ubicar las zonas más elevadas para depositar
los granos cosechados, para que no se inunden y que puedan "aguantar"
el paso del tiempo en condiciones de espera hasta que las aguas se
retiren.
"Esa es
solamente una de las patas de la rueda productiva, hay otras penurias
en el pueblo, como por ejemplo la falta de servicios, y todo suma
para que se viva un panorama muy incierto", expuso el
profesional del agro.
Los camiones se
van
Nelson Costa,
titular de la Asociación Civil de Transportistas de la localidad,
también se refirió al impacto que la inundación tiene para este
sector laboral. Son más de 80 los camiones que forman parte de la
entidad, pero que hoy tienen muy poco trabajo en el traslado de
cargas mínimas.
Asegura que
apenan llegan a mover unos 15 mil kilogramos por viaje para evitar
quedar empantanados. Esto obliga a realizar varias veces el mismo
recorrido con fletes que no se ajustan a los gastos que hoy tienen
los transportistas.
A pesar de los
esfuerzos de la institución, de la Municipalidad y del consorcio, el
agua es un obstáculo insalvable para transitar la red rural
secundaria y terciaria con caminos casi inexistentes.
Nelson Costa
sostuvo que muy pocos camiones han quedado en Buchardo. El resto se
tuvo que ir a otras regiones para trabajar y mantener a unas 200
personas que dependen de esta actividad.
"Del grupo
de camiones afiliados, nos ha quedado en el pueblo solamente un 20 %".
"Esto va para largo, no vemos soluciones a corto plazo. De
seguir así, no sólo el transporte, el pueblo en general la va a
pasar mal. Lo que podemos hacer como instituciones es intentar ayudar
para mejorar los caminos trayendo piedras, pero nada más".
Por último, el
dirigente transportista dijo que el tiempo pasa muy rápido y falta
poco para el inicio de la época de lluvias. Si no hay soluciones, el
éxodo de transportistas continuará.
El peor año
Marisel Izurieta
es propietaria de un importante supermercado en Buchardo, y es uno de
los principales generadores de fuentes laborales.
Esta mujer sigue
haciendo frente al impacto económico que ha demandado el cierre de
la mayoría de los tambos, y la recesión que se vive es cada vez
más acentuada.
"En los 16
años de comercio, este es el peor año que estamos viviendo. Hemos
pasado otras dificultades y otras tantas inundaciones, pero esto es
lo peor", aseguró.
"Estamos
viendo a muchas familias que están emigrando y que van a seguir
radicándose en otros lugares. Acá se terminaron las colonias y la
vida del campo, que era el que producía, con familias que venían un
par de veces a la semana y compraban de todo. Vemos con tristeza que
hay un éxodo lento. La gente joven, de 20 y 40 años, somos contados
con la mano los que estamos quedando", manifestó la
comerciante.
En Buchardo hoy
quienes parecen tener un trabajo asegurado son los empleados de la
Municipalidad, plantas acopiadoras, entidad bancaria y un puñado de
comercios.
"No hay más
fuentes de trabajo. Los pibes se tienen que ir. Los que han podido
estudiar y que se reciben no vuelven más", reflexionó con
preocupación.
Izurieta también
se refirió a los costos que deben afrontar los vecinos para pasar el
invierno. Es que no acceder al gas natural obliga a utilizar otros
sistema que resultan onerosos.
Marisel Izurieta
recordó que la solución para pasar este invierno es ahorrar, el que
puede. Para calefaccionar una casa hay que hacer malabarismos porque
el gas envasado es de alto costo. "No me quiero poner nerviosa
con esto, pero es la triste realidad que estamos viviendo".
Los vecinos de
Buchardo están observando que hay muchas casas en venta. El agua es
el principal factor de un verdadero caos social, laboral y
poblacional que hoy está perjudicando a esta población del sur
cordobés que está padeciendo las horas más amargas de su historia.
Fuente:
Héctor Domingo Amaya, El sur inundado: advierten sobre el creciente éxodo de vecinos de Buchardo, 19/06/17, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 20/06/17.
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