sábado, 20 de mayo de 2017

Profesionales Agroecológicos de Argentina también defienden el bosque nativo de Córdoba

El Círculo de Profesionales de la Agroecología (CIRA) ha emitido un manifiesto de apoyo a la movilización cordobesa en defensa del bosque nativo. Además, aportan valiosas apreciaciones y propuestas. Compartimos el texto completo:

MANIFIESTO ANTE LA LEY DE PRESUPUESTOS MÍNIMOS DE PROTECCIÓN AMBIENTAL DE LOS BOSQUES NATIVOS. ARGENTINA.

Como Círculo de Profesionales de la Agroecología (CIRA) nos preocupa e interesa la gestión y el uso sustentable de los territorios. En ese sentido la Ley 26.331, Ley de Presupuestos mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, como bien se nomina, “busca establecer los presupuestos mínimos (1) de protección ambiental para el enriquecimiento, la restauración, (la) conservación, (el) aprovechamiento y (el) manejo sostenible de los bosques nativos, y de los servicios ambientales que estos brindan a la sociedad”.

La ley se sancionó en diciembre de 2007 y recién en febrero de 2009 el Poder Ejecutivo la reglamentó. Su elaboración fue apoyada por el interés y la movilización social generada por la alarma respecto a la alta tasa de deforestación, asociada al avance de la frontera agrícola. Esto se suscita además en el contexto internacional de fomento de desarrollos sostenibles, también relacionado con las externalidades negativas producidas por los modelos de desarrollo determinado únicamente por el crecimiento económico.

Para su implementación, la ley se sienta sobre una serie de instrumentos para el desarrollo territorial de la política de protección ambiental de los Bosques Nativos. El instrumento principal es el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos (OTBN), entendido como la zonificación territorial del área de los bosques nativos existentes en cada jurisdicción de acuerdo a las diferentes categorías de conservación. El mismo establece que se debe realizar mediante un proceso participativo y bajo los criterios de sustentabilidad expresos en el Anexo de la Ley. Las diferentes categorías de conservación -señaladas con colores- dependerán del valor ambiental y de los servicios que preste cada área boscosa.
Además, se instrumenta un Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos; la moratoria a la deforestación hasta que cada provincia realice un Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos participativo; y la obligatoriedad de realizar un Estudio de Impacto Ambiental y una audiencia pública antes de autorizar una deforestación; entre otros.

Son las provincias quienes tienen el dominio originario sobre sus recursos naturales existentes en sus territorios (art. 124 CN), por ende, les corresponde a estas el OTBN de sus territorios.

El OTBN no tiene antecedentes de ordenamiento en el ámbito rural en la Argentina. Los primeros antecedentes de políticas de OT en América Latina se remontan a la década de 1970, y están principalmente vinculados a la planificación y ordenamiento en áreas urbanas (Schmidt, 2010). Desde la discusión de la Ley se expresa la implicancia de intereses contrapuestos entre la política de ordenamiento territorial que incorpora la perspectiva ambiental y las políticas de desarrollo “convencional”, asociadas al sector agrícola en nuestro país (Schmidt, 2015).

Cada OTBN implica la explicitación de las distintas formas en que los actores involucrados entienden la problemática territorial, la cuestión del desarrollo y el cuidado y/o conservación de la naturaleza (en particular, los bosques)(Schmidt, 2015). Esto redunda en intereses contrapuestos que implican conflictos de disputa por el control de los territorios, en los que se pone en juego el poder y hegemonía de los distintos actores involucrados. Según el análisis de los OTBN, los mapas finales en su mayoría carecen de reflexión ecológica y responden fundamentalmente a lógicas de negociación territorial, en las que preponderó el objetivo de mantener el potencial de avance de la frontera agrícola (Gautreau, Langbehn, & Ruoso, 2014).

Es así que, a pesar de los esfuerzos de la ley, el éxito en disminuir la deforestación ha sido relativo. En general, existe una tendencia -aunque lenta- a la disminución en el ritmo de pérdida de la superficie de bosque nativo. De acuerdo con el Informe de la Auditoría General de la Nación de 2013, la pérdida de bosque nativo se debió principalmente al avance de la frontera agropecuaria, en especial a nuevos cultivos de soja (Auditoría General de la Nación, 2013).

A pesar de la tendencia general de disminución de la tasa de deforestación son marcadas las variaciones entre jurisdicciones: existen provincias que no han disminuido la tasa de deforestación y otras que la han incrementado luego de la sanción de la Ley N° 26.331. La deforestación en la categoría Roja se registra principalmente en Salta y Santiago del Estero. La deforestación dentro de la categoría amarilla fue la mayor para Santiago del Estero seguida por Salta (idem). A esto se le suma que en muchas áreas donde se realiza manejo silvopastoril, los cambios producidos son tan intensos que representan cambios de uso del suelo (ídem).

Existen diversas críticas que buscan analizar las dificultades en la implementación de la ley que se interponen en el cumplimiento de los objetivos de la misma. Entre ellas: falta de adicionalidad (Coutenceau, 2013); incongruencia entre provincias (REDAF, 2009); alto porcentaje de amarillo y verde; incumplimiento de la obligatoriedad de recuperar la cobertura boscosa; desafectación de las obligaciones de conservación con la transferencia de la propiedad (Rosales, 2014); falta de monitoreo y control (REDAF, 2009); y contemplación de cambios de categoría (Auditoría General de la Nación, 2013).

En esta instancia resaltamos las críticas a la falta de participación auténtica. La efectividad de la participación es distintas entre provincias. En general se marca la debilidad de la convocatoria, quedando zonas sin información por la poca cantidad de talleres; y una relación poco clara entre la participación y el producto del OTBN. La AGN (2013) reconoce que no se pudo abordar con profundidad todas las temáticas, dada su estructura técnica en relación al bosque nativo. A la vez, observa que se trata de la primera experiencia de participación y que se está desarrollando un proceso de aprendizaje en relación al tema, incluso se creó un área especial en la Dirección de Bosques.

La importancia de la participación de la sociedad civil está marcada en la letra de la ley, y es necesario que se cumpla por las vías institucionales, para dar legitimidad a la política de OTBN que aspiramos tener con la sanción de la ley. Sin embargo, frente a la debilidad de esos canales de participación actuales en la Provincia de Córdoba, es sumamente significativo el compromiso y la movilización social para dar cumplimiento a la Ley 26.331 y el interés de la sociedad civil en la efectiva implementación de los principios mínimos de protección de nuestros Bosques Nativos. En ese sentido, como Circulo de Profesionales por la Agroecología, hacemos pública mediante este documento, nuestra preocupación y apoyo en esta dirección.

Por otro lado, como CIRA, nos sentimos en el compromiso de aportar a la discusión -implícita en los OTBN- respecto los modelos de desarrollo rural. Resaltamos entonces, que dentro de las implicancias positivas de la ley se destacan: la apertura del debate acerca de los modos de uso y valoración de la naturaleza y las modalidades alternativas al desarrollo hegemónico, la puesta en visibilidad de la situación de la población indígena y campesina del norte del país (Schmidt, 2015).

En línea con estas discusiones se vienen construyendo las propuestas de alternativas que se autodenominan “agroecológicas”. La Agroecología se construye -como la Ley 26.331- en contraposición al modelo de desarrollo determinado únicamente por el crecimiento económico, en el caso de la agricultura se lo suele llamar “modelo de agricultura industrial”.

El modelo de agricultura industrial busca auto-justificarse tomando como argumento la creciente demanda de alimentos y el hambre del mundo. Sin embargo, en todo este tiempo de hegemonía que ha tenido, ha mostrado ser ineficaz e incapaz de resolver los desafíos de la alimentación mundial. El sesgo mercantil y de producción orientada a la exportación que lo caracteriza, desvirtúa el objetivo primario de la producción de alimentos y las formas de relacionarse con la naturaleza y con los otros. Además, la implementación de este modelo trae consigo numerosas consecuencias negativas a nivel ambiental, social y económico, que se distribuyen de manera desigual en la población y afectan en mayor medida a los pobladores rurales locales. Un ejemplo de ello es el uso de agrotóxicos que trae graves consecuencias para la salud de la población rural y el ambiente. Otra consecuencia es la profundización de las inequidades en el acceso a la tierra y alimentos, configuradas por sistemas de producción altamente excluyentes.

La Agroecología, como nosotros la pensamos, está más allá de aspectos meramente tecnológicos o agronómicos, y busca el replanteamiento del modelo dominante. Es la consecución del manejo ecológico de los recursos naturales para, mediante acciones locales endógenas, de naturaleza socioeconómica, construir sistemas agroalimentario locales, y generar procesos de sustentabilidad social entre productores y consumidores, en su acción articulada con los movimientos sociales para construir dinámicas de transformación social (Sevilla Guzmán, 2013).

Algunos de las bases que dan cuerpo al enfoque agroecológico son:

que los sistemas alimentarios son sistemas complejos, en los que las dimensiones social, ecológica, política, productiva, económica, cultural, étnica, comunicacional, educativa, etc. son inseparables y deben ser consideradas equilibrada y simultáneamente;

una “visión transdisciplinar”, que reúna, sintetice y aplique conocimientos críticos de la agronomía, la ecología, la sociología, la etnobotánica, economía social y solidaria, otras ciencias afines;

un “pensamiento contextualizado con carácter local y endógeno”, basado y adaptado a las necesidades y aspiraciones de las comunidades, así como en las condiciones biofísicas y socioeconómicas imperantes. No existen soluciones mágicas universales aplicables deslocalizadamente. La Agroecología NO está asociada con ningún método particular de agricultura, ya sea orgánica, convencional, intensiva o extensiva.

la “acción participativa”, los agricultores son sujetos y no sólo objetos del proceso de investigación;

el “diálogo de saberes”, de carácter horizontal que permita poner en común las distintas perspectivas en pos de enriquecer las miradas parciales;

la “sociología de las emergencias”, que trata de redescubrir y visibilizar aquellas experiencias

y epistemologías obviadas y anuladas. Revalorización de los conocimientos y prácticas ancestrales respecto a su interacción con la naturaleza. Incorporar las parcialidades socioculturales ocultas;

la deconstrucción de la trama de posiciones -de género, étnicas, sociales, etáreas- sobre las cuales se justifican las relaciones jerárquicas y desigualdades de poder;

la “solidaridad inter e intrageneracional”;

la “diversidad” en todas sus dimensiones, que favorece la adaptabilidad y complementariedad de los sistemas.

La Agroecología no se basa en recetas, se cimenta en compartir e intercambiar conocimientos y experiencias que fortalezcan la toma de decisiones de quienes gestionan los sistemas agroalimentarios. En síntesis, la Agroecología, se presenta como un campo académico, político y práctico para la construcción de sistemas agroalimentarios alternativos, sustentables y viables.

En la Agroecología se busca construir una visión integral de la gestión del territorio, donde el criterio de protección del ambiente va de la mano -no se contrapone- con la producción de alimentos saludables y el trabajo digno. Es así que la Agroecología se presenta como una alternativa viable para lograr un ordenamiento y una gestión del territorio sustentables.

En Argentina existen numerosas experiencias Agroecológicas que se llevan adelante día a día en nuestros territorios. Con esta visión, como Círculo de Profesionales de la Agroecología emprendimos la tarea de construir un Mapa de Agroecología de la Argentina para aportar al fortalecimiento de redes y de canales de comunicación, al mismo tiempo que se busca visibilización de la existencia de las experiencias que muestran la viabilidad de la Agroecología.

REFERENCIAS
Auditoría General de la Nación. 2013. INFORME DE AUDITORÍA. Implementación de la Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de Bosques Nativos. Período auditado: 2007 - junio de 2013.
Coutenceau, R. 2013. La falta de adicionalidad en la ley de presupuestos mínimos de protección de los bosques nativos de la República Argentina (Doctoral dissertation).
Gautreau, P., Langbehn, L., & Ruoso, L.-E. 2014. Movilización de información en el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de Argentina, 29.
REDAF. 2009. Proceso de Ordenamiento Territorial en la Provincia de Santiago del Estero, en 3º informe de Monitoreo Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos.
Rosales, V. 2014. Carta dirigida a la Personería Jurídica Nº 108/85 como representante de la Asociación Civil BE PE, con el fin de presentar aportes a la Propuesta Técnica de Actualización del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos.
Schmidt, M. A. 2010. Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos: Definiciones y debates en la provincia de Salta Native Forests Territorial Management: Definitions and discussions in the province of Salta.
Schmidt, M. A. 2015. Política Ambiental, Avance de la Frontera Agropecuaria y Deforestación en Argentina: el caso de la ley “De Bosques.” Revista GeoPantanal, 10 (18), 121–140.
Sevilla Guzmán, E. 2013. El despliegue de la Sociología Agraria hacia la Agroecología. CUIDES, Cuaderno Interdisciplinar de Desarrollo Sostenible N° 10.
(1) Se entiende por presupuesto mínimo, establecido en el artículo 41 de la Constitución Nacional, a toda norma que concede una tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio nacional, y tiene por objeto imponer condiciones necesarias para asegurar la protección ambiental.

Equipo CIRA

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