martes, 23 de mayo de 2017

Primera gran diferencia con Monsanto y Malvinas

La pelea entre Santa Ana y Cormecor parecía, hasta ayer, seguir los pasos del caso Monsanto.

por Virginia Guevara

Lejos de solucionarse, el largo conflicto en torno del complejo ambiental que proyecta Cormecor para tratar por 30 años toda la basura del Gran Córdoba llegó ayer a su punto de mayor tensión.

El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) ratificó lo que ya había dicho la Cámara Contencioso Administrativa: que hay que revisar si ese proyecto -al que la Secretaría de Ambiente de la Provincia ya le otorgó la licencia ambiental- cumple con todas las exigencias de la ley provincial en la materia. Y que mientras eso no esté claro, ninguna obra puede iniciarse en el predio cercano a Villa Parque Santa Ana.

El TSJ fue más allá. Consideró que el episodio meteorológico que terminó con el colapso de la planta de residuos peligrosos de Taym merece ser tenido en cuenta, al igual que las opiniones técnicas y vecinales vertidas en la audiencia pública.

Además, ordenó a Cormecor que no tome decisiones administrativas que puedan dar derechos a terceros hasta tanto se resuelva la cuestión de fondo. Sin decirlo, los jueces parecen indicar que no debe ser contratada para la construcción del complejo ambiental ninguna empresa -la principal candidata es la UTE Urbaser-Cotreco-Petramas- que luego vaya a reclamar indemnizaciones en caso de que la Justicia determine que el proyecto no puede hacerse.

El TSJ parece ser el primer poder del Estado en reconocer 
la magnitud del conflicto que rodea al proyecto de Cormecor. En especial, en percibir que el frente judicial no es precisamente el principal problema.

El conflicto real es que el 
propio Estado vuelve a fallar a 
la hora de despejar con participación, transparencia y estudios técnicos incuestionables los infinitos temores de los vecinos ante un megaemprendimiento que nadie quiere tener cerca. Es la autorización de la Secretaría de Ambiente a Cormecor lo que está en discusión.

Las similitudes de este conflicto con el que rodeó a la fallida instalación de Monsanto en Malvinas Argentinas son muchas. Lo resuelto ayer por el TSJ marca una primera diferencia sustancial: en circunstancias todavía más complicadas, años atrás el máximo organismo judicial había autorizado que la multinacional realizara las obras civiles para instalar su planta de maíz. Esa decisión dio lugar a un bloqueo vecinal que sólo se levantó cuando Monsanto vendió el predio de Malvinas.

Esta vez, el TSJ le prohibió taxativamente a Cormecor cualquier intervención en el predio. Tal vez sea este el punto de partida para una negociación imprescindible.

Fuente:
Virginia Guevara, Primera gran diferencia con Monsanto y Malvinas, 20/05/17, La Voz del Interior. Consultado 23/05/17.

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