El emblemático
lago Victoria, en el centro de África, es sede de una biodiversidad
autóctona muy valiosa. Pero desde la introducción comercial de un
pez que saqueó la fauna ictícola originaria y por acción directa
de los desagües cloacales e industriales, su pronóstico es
dramático. Otra historia más de un ecosistema víctima de la
desidia y la ignorancia.
Es el cuerpo de
agua dulce más grande de África. El segundo lago del mundo. Pero
nada lo exime de padecer un desastre ambiental. El lago Victoria,
compartido por Uganda, Kenia y Tanzania, tiene además una misión
que le dio un lugar en la historia: es el principal aportante de agua
del río Nilo.
Un comienzo de la
barbarie que puso al lago Victoria al borde del colapso fue casi
pueril, resultado como suele ocurrir de esa típica mezcla de
desidia, ignorancia y soberbia. Los soldados ingleses que aún
colonizaban la zona alegaron que las tilapias autóctonas del lago
eran muy pequeñas y tenían muchas espinas. Decidieron, como si
fuesen los dueños del ecosistema, introducir 25 ejemplares de perca
del Nilo. Tiempo más tarde, los Lates niloticus, nombre científico
de las percas del Nilo, habían arrasado con la fauna autóctona: sus
ejemplares llegaban a pesar doscientos kilos y unas 250 especies de
peces propios del Lago Victoria habían desaparecido para siempre.
Con una
argumentación discutible, los países de la cuenca del Lago Victoria
señalaron que al menos la perca, como recurso pesquero de
excelencia, permitió el desarrollo económico en la zona. Ni eso se
ha sabido manejar: aquellas percas de doscientos kilos hoy son
pequeños peces de cinco o diez kilos resultado de la sobrepesca
colosal.
Hoy el lago
Victoria no tiene ni pesca ni lago. Porque cuando se decide ir contra
el ambiente los bárbaros no reparan gastos: desechos agrícolas,
industriales y, por supuesto, cloacales caen al lago sin tratar.
Gracias a esos nutrientes, las algas, en especial el Jacinto de río,
pueblan las costas, tapizan la superficie, dificultan la navegación
y se quedan con el oxígeno. Para darle algo más de dramatismo, el
cambio climático hace lo suyo. La temperatura local aumentó y las
lluvias, el principal aporte que forma el lago en una depresión
gigantesca, han mermado. Consecuencia: el nivel del agua descendió
un metro en los últimos cinco años.
En 2006, un
documental llamado "La Pesadilla de Darwin", fue nominado
al Oscar por señalar el crimen acometido contra el lago Victoria.
Como nadie declara contra sí mismo, los gobiernos de la región
salieron a criticarlo. Reclaman para sí la curiosa soberanía de
ejercer el derecho de arruinar el ambiente como les convenga. "Es
alarmista", respondieron los miembros tanzanios del Proyecto de
Gestión Ambiental del Lago Victoria. Los mismos que, en un informe
oficial, admitieron que de seguir la tendencia actual en treinta años
el lago Victoria, si aún tiene agua, ya no tendrá más seres vivos.
Todo, como siempre, en nombre del desarrollo independiente, un altar
que ahora espera la ofrenda del lago Victoria.
Cicatrices es una
sección del programa Ambiente y Medio que se emite todos los sábados
a las 16 por la Televisión Pública Argentina
Fuente:
Por qué el segundo lago más grande del mundo está al borde de la desaparición, 13/05/17, Infobae.
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