Firmará contrato
en China, continuando las negociaciones iniciadas por CFK. Gasto
total: 30 mil millones de dólares, incluyendo mantenimiento.
Alternativas energéticas, políticas y sociales.
por Andrés Arnone
Fue recién a
finales de marzo cuando el ex CEO de Shell, el ministro de Energía y
Minería Juan José Aranguren, anunció nuevos tarifazos de gas de
hasta un 37 % para los hogares, y anticipó otras dos nuevas alzas en
noviembre de este año y abril del 2018. Por este aumento habría
sido imputado por la Justicia, ya que habría beneficiado a los
empresarios amigos del presidente Mauricio Macri. Ahora Cambiemos
anuncia más negocios con energía, y en perjuicio del pueblo
trabajador.
El miércoles 17
de mayo se firmará el primer contrato comercial con China para la
construcción de Atucha III, la central nuclear de 745 MW en la
localidad de Lima (PBA), más otra en el sur del país. Al respecto,
Pedro Casariego, del PRO Río Negro y exfuncionario radical, sostuvo
a la agencia APP que “me juego que se construirá en la Patagonia,
en la provincia de Río Negro. Se está estudiando su factibilidad”.
Se trataría de una planta nuclear de 1.150 MW de potencia. Casariego
también señaló que “si esto se confirma, las obras comenzarán a
fin de año o principios del próximo. Todavía no me puedo imaginar
todo lo que ello representa para nuestra región especialmente, y
para el país en general”. De conjunto, habría una inversión de
U$S 14.000 millones, de los cuales unos U$S 12.500 millones serán
financiados por China. Con respecto a Embalse, la central nuclear
ubicada en Córdoba, se plantea su extensión de vida por otros 30
años.
El presupuesto
total para todo este plan nuclear alcanzaría los U$S 30.000
millones, más de 20 veces de lo destinado a energías renovables. La
semana pasada se conoció otro anuncio para explorar el subsuelo de
Río Negro en busca de uranio en la zona del Bajo Santa Rosa, área
protegida entre Lamarque y Valcheta. La resistencia ante estos
proyectos ya se siente en la región.
Energía nuclear
y megaminería
En el pasado las
minas de uranio en Mendoza y Córdoba tuvieron derrames ácidos sobre
los arroyos y ríos de la región, ante lo cual se realizaron
múltiples denuncias y se logró condenas y multas a la Comisión
Nacional de Energía Atómica (CNEA). Años después muchas
provincias prohibieron los métodos de minería química para todos
los minerales. Ante la imposibilidad de extraer uranio en Argentina,
el costo ambiental lo viene pagando el pueblo trabajador de los
países desde donde se importa el uranio, como Canadá, Rusia o
Australia, gracias a las leyes compradas por las mineras. Ante el
aumento del precio de la tonelada, el Gobierno viene evaluando hace
años nuevos proyectos para el autoabastecimiento y exportación del
combustible, con la resistencia de las comunidades cercanas.
Cuánto CO2 emite
la energía nuclear
Unos de los
“argumentos fuertes” que utiliza el Ministerio de Energía y
Minería de Juan José Aranguren, el ministro de los tarifazos y ex
CEO de la imperialista Shell, es que la energía nuclear no emite
dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto
invernadero causantes del calentamiento global y aumento del régimen
de sequías y lluvias torrenciales. Esto es verdad solamente durante
el proceso en el cual las barras de uranio generan vapor y hacen
girar las turbinas, pero en todos los procesos anteriores y
posteriores se genera CO2.
Según distintos
estudios en donde comparan todos los procesos necesarios como la
minería, el transporte, la construcción, el mantenimiento,
etcétera, para producir electricidad con distintas tecnologías, la
energía nuclear produce 66 gr de CO2 por cada KWH de electricidad,
mucho más que la mayoría de las energías renovables como la eólica
(10 gr/KWH) o solar térmica (13 gr/ KWH), aunque menos que el carbón
(1000 gr/KWH), el gas (443 gr/KWH) o el diesel (778 gr/KWH).
Cuanta energía
genera y los residuos radioactivos
Luego de todo
este proceso de minería, el uranio (en los reactores realmente
existentes, no los prototipos, hipotéticos o promesas de futuro)
solo tiene unos pocos meses de vida útil, es decir que ya no puede
hacer hervir el agua del reactor y producir electricidad. Al agotarse
las barras de uranio empieza otro proceso de trabajo constante de
gasto de energía y materiales para mantenerlas aisladas del entorno,
durante varios miles de años.
Durante todo el
proceso de minería, procesamiento del combustible, transporte,
construcción del reactor, mantenimiento y desmantelamiento, el saldo
entre la energía gastada para todos estos procesos y la electricidad
generada es de alrededor de 14 veces. Este saldo energético o Tasa
de Retorno/ganancia de lo invertido inicialmente es mucho menor que
la tasa que devuelven varias de las energías renovables, pero si
además se analizan los costos ambientales por la contaminación
generada durante la minería, accidentes que afectan miles de Km2,
vidas, enfermedades, o mantener confinados los residuos nucleares
durante una eternidad, el saldo sería negativo, o sea que se pierde
más de lo que se ganó.
Nuestras vidas
valen más que sus ganancias
Con esto no
descartamos que las investigaciones futuras puedan llevar algún día
a resultados superiores a los de las tecnologías actuales, sin estas
contradicciones y peligros evidentes, pero es un grave error ligar la
necesidad de la investigación científica y el desarrollo de nuevas
tecnologías, con naturalizar la comercialización masiva de un
sistema de generación energética con problemas sin resolver, con
costos ambientales para obtener el combustible, gestionar eternamente
los residuos o aceptar el riesgo de vivir con cáncer como los
trabajadores afectados por las centrales accidentadas de Chernobyl o
Fukushima.
Por eso, antes de
entrar en el debate de qué energía renovable necesitamos, hay que
hablar sobre qué se produce con tanta energía, quienes amasan
ganancias con eso y que otro modelo de producción y de sociedad
podemos construir los trabajadores y sectores populares, impulsando
una reconversión tecnológica en las industrias, sin caer en las
contradicciones o dilemas entre elegir salud pública, medioambiente,
trabajo o el acceso a los bienes necesarios para la vida cotidiana.
Esto, de la mano
de impulsar la prohibición de la megaminería, así como la
nacionalización de las empresas del sector energético bajo gestión
de trabajadores y consumidores, la nacionalización del gas y
petróleo para reorientar esos recursos hacia la construcción de una
matriz energética basada en energías renovables.
Como dijo Marx,
el capitalismo tiende a la destrucción de la únicas dos fuentes de
donde mana toda la verdadera riqueza, los trabajadores y la
naturaleza. No se trata solamente de qué métodos de reconversión
industrial, transporte o generación de energía es más conveniente
ambientalmente, sino de pensar cómo decidir sobre nuestras propias
vidas, mejorando radicalmente las condiciones de trabajo y vida, así
como una jornada de seis horas o menos, ambas incompatibles con la
ganancias de una ínfima minoría de grandes propietarios.
De lo que se
trata es de ampliar los límites de lo posible, organizar la economía
y la sociedad en función de las necesidades de la gran mayoría del
pueblo trabajador, poniendo bajo su gestión democrática (y junto a
los consumidores) todo ámbito productivo, para que los trabajadores
podamos tener mas tiempo para vivir y un mejor lugar donde hacerlo,
que todos podamos dedicar nuestras energías al ocio creativo de la
ciencia, el arte y la cultura, y desplegar así todas las capacidades
humanas y establecer una relación más armónica con la naturaleza,
algo que los empresarios y sus gobiernos nos niegan a cada instante.
O como decía el
propio Karl Marx: “El comunismo es la unidad esencial plena del
hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la
naturaleza, el naturalismo consumado del hombre y el humanismo
consumado de la naturaleza”.
Andrés Arnone, Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA)
Fuente:
Andrés Arnone, Patagonia: Macri gastará 14 mil millones de dólares en nuevas centrales nucleares, 11/05/17, La Izquierda Diario. Consultado 16/05/17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario