miércoles, 10 de mayo de 2017

Para remediar Los Gigantes, primero se resolverá qué hacer con el "chichón" de Dioxitek

El Gobierno nacional ratifica el proyecto para sanear el pasivo ambiental dejado por la exmina de uranio abandonada en Punilla. Antes se debe acordar el modo de tratar los desechos acumulados en la Capital.

por Fernando Colautti

La demorada remediación de la exmina de uranio de Los Gigantes, en Punilla, aguarda una definición previa sobre el destino que tendrán los residuos acumulados en el predio de la empresa Dioxitek, en pleno barrio Alta Córdoba, de la capital provincial.

Resta que entre Nación, Provincia y Municipalidad de Córdoba acuerden si ese “chichón” de 58 mil toneladas de desechos con radiación baja, que quedó en zona urbana, será tratado en el mismo sitio o trasladado a Los Gigantes, para sumarlo al abordaje que se disponga para el volumen mucho mayor allí acumulado.

Tal como adelantó este diario en anteriores informes, la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) sugiere su traslado de Córdoba al cerro ubicado sobre la cuenca del lago San Roque. El municipio capitalino adhiere a esa idea. Pero el Gobierno de la Provincia ya adelantó su rechazo, varios municipios de Punilla también avisaron de su oposición y agrupaciones ambientalistas cuestionaron esa posibilidad.

En diálogo con La Voz, el subsecretario de Política Nuclear de la Nación, Julián Gadano, apuntó: “Es una discusión por resolver entre las partes, seremos respetuosos de eso. Vamos a hacer lo que acuerden en conjunto la Cnea, la Provincia y la Municipalidad, sea por remediar in situ o por su traslado”. La definición, entonces, no está asumida.

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Esa cuestión, además, estaría demorando el inicio de la prometida remediación ambiental en Los Gigantes. En julio de 2016, Gadano dijo a este diario que durante 2017 se iniciaría esa tarea, incumplida durante décadas. El último viernes, durante una recorrida por la Central Nuclear de Embalse, el funcionario nacional admitió que no comenzó. “Seguimos trabajando en conjunto con la Provincia y con la Municipalidad de Córdoba. El proyecto está para largar, pero lo que espera la Cnea es que entre todas las partes se encuentre y acuerde el mejor camino, entre las opciones que hay”, dijo.

La duda básica está en el tratamiento del “chichón” de Alta Córdoba. “Con independencia de ese punto, se empezó a trabajar en Los Gigantes, aunque no se vea sobre el terreno. Por ejemplo, ya terminamos el estudio para determinar el mejor modelo de remediación y cambiamos las membranas de las piletas. También estamos trabajando junto al Banco Mundial para cerrar el financiamiento de los trabajos. Es el mismo programa con el que acabamos de remediar la exmina de uranio de Malargüe, en Mendoza”, señaló Gadano.

Luego, anticipó que “la Cnea aplicará el sistema de dispersión, que es el más caro y complejo, pero lo hará así porque además es lo que quiere la Provincia”. Según explicó, implicaría dispersar los residuos de riesgo por porcentajes pequeños para disolverlos y regresarlos a las piletas, para aplicar nuevas dispersiones.

Lo que buscamos, y reclama la Provincia, es que nada pueda ir al arroyito que termina en el lago San Roque”, sostuvo Gadano.

En abandono
En Los Gigantes quedaron abandonados todos los desechos de la actividad de extracción de uranio generados durante la explotación de la mina, entre 1982 y 1990.

Son millones de toneladas que concentran materiales radiactivos y metales pesados, que representan un riesgo potencial para la biodiversidad en la zona y para el embalse San Roque, fuente clave de agua potable para la capital cordobesa.

La explotación fue concesionada a una empresa privada, que en ocho años extrajo unas 200 toneladas de uranio.

Actualmente, según precisó Gadano, el uranio que requieren las centrales nucleares argentinas se importa, en su totalidad, de Kazajistán.

La Cnea debería haber remediado la planta hace 27 años, para evitar que siga contaminando. En 1998 pidió un crédito al Banco Mundial, que fue aprobado en 2008. Pero el proyecto nunca se concretó.

Organizaciones ambientalistas cordobesas han advertido riesgos de contaminación, sobre todo en caso de colapso por una lluvia torrencial o por un terremoto.

Deberán pasar por audiencias públicas. El modo en que se defina la remediación en Los Gigantes así como el tratamiento de los desechos en la planta de Dioxitek deberán contar antes de su concreción con los estudios de impacto ambiental y las audiencias públicas que prevé la ley cordobesa. En ese marco, y con cuestiones técnicas aún pendientes de acuerdo, resulta difícil imaginar un inicio inminente.

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