La Comisión de Industria y Comercio del Senado desarrolló la primera de una serie de reuniones con especialistas técnicos y ambientalistas para escuchar los fundamentos a favor y en contra de la construcción de una central nucelar en la provincia de Río Negro, producto de los acuerdos comerciales entre el gobierno argentino con China.
Luego
de que se realizara en la provincia de Chubut una Cumbre Ambiental
donde se rechazó de manera tajante la posibilidad de la instalación
de una central nuclear en la Patagonia Argentina, más precisamente
en Río Negro, la Comisión de Industria y Comercio del Senado que
preside el senador nacional Alfredo Luenzo de Chubut Somos Todos
abrió un debate en dónde se exponen los fundamentos a favor y en
contra de la misma.
Para
el senador Luenzo, "es un debate muy sensible" ya que "los
legisladores de la Patagonia estamos muy preocupados por esta
situación ante la falta de información de datos técnicos que nos
pueden aliviar esa inquietud que ha generado la instalación de una
planta nuclear en Río Negro. Sabemos que hay opiniones distintas
incluso dentro de la Patagonia Argentina. Hemos escuchado las
palabras de los gobernadores de Chubut y de Río Negro
respectivamente, y hoy nosotros abrimos el debate que no tiene que
ver con una cuestión de límites políticos, sino de preocupación
que causa en la población patagónica como la cercanía a la
construcción de una central nuclear".
A la
Comisión asistieron Verónica Garea, ingeniera nuclear y Directora
Ejecutiva de la Fundación INVAP y Enrique Viale, integrante de la
Asociación de Abogados Ambientalistas quienes dieron su visión
sobre la instalación de la central atómica.
Viale,
apuntó al estricto secreto con el cual se está manejando este tema,
tanto desde el gobierno provincial como nacional: "se supone que
la instalación de la central nuclear sería en Sierra Grande, aunque
aún se está evaluando el lugar, tendrían 8 lugares pero todo se
maneja en un estricto secreto de la magnitud necesaria que sorprende
a la población" disparó. "Esta decisión se tomó de
forma sorpresiva, intempestiva y de espadas a la población, sin
ningún tipo de debate social previo".
"Es
la espada de Damocles sobre la cabeza de los patagónicos que no
mereció -y no digo una consulta popular- ni un debate. Esto lejos de
ser así, los pobladores de la Patagonia, se enteraron por los medios
de comunicación
y generó una rápida reacción" lamentó el abogado
ambientalista.
"Los
patagónicos conocen mucho de energía nuclear, por aquel intento en
1986 de instalar un basurero nuclear en Gastre, y la gente se opuso,
la luchó y la ganó. Y luego, esa lucha se vio reflejada en la
reforma de la Constitución Nacional de 1994 en su último artículo
que prohíbe expresamente el ingreso de residuos radiactivos al país"
informó. "La millonésima parte de un gramo de plutonio causa
cáncer, y 24 mil años para que su radioactividad se degrade,
estamos en el 2017", recordó.
"Hace
muchos años, la CONEA de Estados Unidos, había advertido sobre la
peligrosidad de estos residuos y junto a sociólogos, historiadores,
muchos profesionales de las ciencias sociales averiguaron como hacían
para señalizar los tambores en donde deberían estar los residuos
radiactivos con el fin de informarles a la sociedad que dentro de 10
mil años no los tienen que abrir ya que es material radioactivo",
deslizó en relación a la toxicidad de los desechos producto de la
planta nuclear.
A su
turno, la ingeniera nuclear y física del INVAP, vertió una mirada
científica y técnica a la construcción de la central nuclear en la
Patagónia: "la instalación de una planta nuclear requiere de
ciertos requisitos técnicos. No es de una forma azarosa como se nos
ocurre, hay un consenso a nivel mundial y, es una de las pocas
actividades industriales que tiene consenso de acuerdo a sus procesos
que se elaboran de manera colaborativa en el Centro Nacional de
Energía Atómica que reúne a los países que tienen energía
nuclear" dijo.
"De
esta manera -prosiguió- la selección arranca con una evaluación en
general, se evalúa un número de sitios, siendo que hay muchas
condiciones que los lugares tienen que reunir tales como tipo de
suelo, características sísmicas pasando por disponibilidad de agua,
cercanía a recursos naturales o a centros de alta densidad
poblacional etc".
"Esto
no termina con la selección, sino que a partir de allí se requieren
una obtención de permisos para comenzar a operar en el lugar. La
legislación rionegrina, es bien clara en el sentido que requiere de
la evaluación de impacto ambiental y un proceso de audiencias
públicas" aseguró la científica.
"Todas
las formas de obtención de energía liberan gases de efecto
invernadero" y aunque "todas las energías son necesarias
-agregó Garea- también lo es la nuclear, y no dependen del entorno.
La eólica si depende del entorno por el viento" afirmó.
La
física dijo además en relación a las dudas surgidas por los
riesgos nucleares que actualmente "China posee 36 centrales
nucleares y se espera que incremente la cantidad. El problema
ambiental es severo. La industria nuclear mantiene un buen récord de
seguridad". Asimismo enfatizó que "la energía nuclear no
es el futuro, es el presente".
Acerca
de la posibilidad de construir la planta nuclear sobre las márgenes
del río Colorado, que comparten Río Negro y la provincia de La
Pampa; y ante la consulta del senador Luenzo, sobre si el agua dulce
es determinante para la instalación de la planta, Garea contestó
que "si". "El agua tiene que estar disponible, sobre
todo en la tecnología de refrigeración terciaria que nosotros
usamos que es la que lleva el calor al ambiente. Ese calor en parte
se convierte en energía eléctrica y otra parte hay que liberarlo al
ambiente", indicó. "En Argentina usamos la tecnología de
curso de agua dulce, no usamos las torres de enfriamiento que emiten
vapor. Y se requiere un curso de agua importante" puntualizó.
Fuentes:
Comenzó el debate en el Senado por la central nuclear en la Patagonia, 30/05/17, El Patagónico.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Nuclear Marsh" del artista Wolfang Ertl.
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