sábado, 29 de abril de 2017

Es altísima la densidad de gases tóxicos en el Centro de Córdoba

Representan un grave problema para la salud humana en la ciudad de Córdoba. Algunas sustancias superan los niveles de ciudades chinas.

por Lucas Viano

Desde hace tiempo se sabe que la contaminación del aire es un problema grave en la ciudad de Córdoba.

Sin embargo, hace años que no se hacen mediciones de gases tóxicos.

Pero un estudio reciente determinó que las concentraciones en la atmósfera de estas sustancias son muy altas y preocupantes.

En algunos casos se superan los valores detectados en algunas ciudades chinas, donde se trata de un problema de Estado.

Para su tesis doctoral, Carolina Mateos realizó mediciones de cuatros gases tóxicos en 10 puntos de la ciudad de Córdoba durante un año y medio.

Midió dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2), ozono (03) y monóxido de carbono (CO) en zonas de la ciudad asociadas a potenciales fuentes de emisiones (tránsito, industria, agricultura y quema de basurales).

La zona céntrica y las arterias de alto tránsito vehicular presentan una situación crítica en relación con el NO2. Es prioritario tomar algunas medidas para mitigar el impacto de este contaminante”, asegura Claudia González, directora de la tesis de Mateos e investigadora en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv) de la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet.

Cabe recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que en 2012 unas siete millones de muertes en el mundo estuvieron asociadas a la contaminación atmosférica, la cual agrava los cuadros respiratorios y es un factor de riesgo en cardiopatías, cánceres y accidentes cerebrovasculares.

La situación más crítica se da en el Centro durante el invierno, cuando en la ciudad de Córdoba ocurre la inversión térmica. Durante este fenómeno atmosférico, se forman diferentes capas de aire según su temperatura, y los movimientos verticales se reducen. Los gases emanados en la ciudad quedan atrapados en esa primera capa de aire.

En Buenos Aires, los valores de emisión de las fuentes contaminantes son más altos porque hay más industrias y el parque automotor es más grande. Pero como la ciudad es plana, el viento se lleva los gases y la concentración de inmisión, es decir, el aire que se respira, es baja. Eso no sucede en nuestra ciudad porque es un pozo”, explica Mateos.

Alta concentración
En el Centro, la concentración media en invierno de NO2 fue de 72,13 partes por billón (ppb). La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) fija como valor límite 53 ppb.

Según la OMS, los síntomas de bronquitis en niños asmáticos aumentan si hay una exposición prolongada al NO2. La disminución del desarrollo de la función pulmonar también se asocia con este gas tóxico.

Exposiciones prolongadas aumentan el riesgo de contraer infecciones respiratorias y el efecto mayor en niños y adultos mayores”, asegura David Allende, especialista en calidad de aire, docente de la Universidad Tecnológica Nacional que trabaja en el Ceamse, de Buenos Aires.

Los niños no deberían ir al Centro en invierno, con la concentración de gases contaminantes que hay. Es muy dañino para la salud”, asegura Mateos.

La principal fuente de emisión de NO2 son los vehículos. Mateos observó que las concentraciones bajan durante el verano, cuando el tránsito también disminuye.

La actividad vehicular es responsable en gran parte por estos niveles, por lo que la extensión de este problema es para todas las áreas urbanas. El nivel de contaminación es mucho más grande que el esperable para un centro urbano de la magnitud de Córdoba”, dice Allende, que no intervino en el estudio.

Los niveles de SO2 fueron bajos: 10,94 ppb en el Centro de la ciudad. El valor guía de la EPA es 75 ppb. Esto obedece a que la principal fuente de emisión son las industrias que utilizan combustibles fósiles, y Córdoba tiene muy pocas industrias de este tipo.

Otra fuente contaminante que sí está presente es la quema de basurales. En zonas industriales como Ferreyra, la concentración de este gas es más alta.

El SO2 afecta el sistema respiratorio y causa irritación ocular. Agrava los casos de asma y bronquitis crónica y aumenta el riesgo de infecciones respiratorias.

Algunos estudios demostraron que los ingresos hospitalarios por cardiopatías y la mortalidad aumentan en los días en que los niveles de SO2 son más elevados.

El verano fue la estación del año con concentraciones más altas de ozono (O3). En el Centro, el nivel medio en invierno fue sólo de 3,2 ppb (el valor límite de la EPA es de 70 ppb).

El ozono necesita de gases precursores (NO2 y CO, entre otros) y de la radiación solar. “Encontramos más concentración de este gas en zonas abiertas ya que en el Centro la radiación solar no alcanza a ingresar por la presencia de los edificios”, comenta Mateos.

El exceso de ozono en el aire también está asociado a problemas respiratorios. En Europa, algunos estudios encontraron una relación directa entre un aumento de la mortalidad y de la concentración de O3.

El CO fue el contaminante mayoritario en la atmósfera (680 ppb) pero en ningún momento se superaron los valores límite establecidos por la EPA (35 mil ppb). La principal fuente de emisión, en este caso, es el tránsito.


El aire que respiramos

Un estudio indicó que en la atmósfera del centro de Córdoba hay altas concentraciones de gases tóxicos. Alta concentración de gases tóxicos en el Centro.

por Juan Carlos Carranza

¿En cuántas enfermedades pulmonares habrá pasado inadvertido el aire que respiramos como su causa 
principal?

Hubo un momento en la historia de la ciudad de Córdoba en que se pensó que medir el aire era una cuestión de Estado y prioritaria para la salud de sus habitantes. Durante la gestión del intendente Rubén Martí, se habilitaron dos camiones para monitorear el aire en distintos puntos de la Capital. Y en 1997 se detectaron 54 días de máximo riesgo.

El proyecto, tal y como fue pensado, quedó sin financiamiento en 2001. Años después hubo intentos de reflotarlo, sin éxito.

Hay estudios que indican que, por el aire contaminado, sube del cinco al 10 por ciento el riesgo de tener un mal respiratorio. De eso se trata nuestra apuesta informativa en el Primer plano de hoy.

El estudio de una investigadora del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv) indicó que en la atmósfera que envuelve el Centro de Córdoba hay altas concentraciones de gases tóxicos.

Esto genera una contaminación comparable a la de algunas ciudades de China. Y la causa principal es la emisión de gases de los vehículos. El dato es que nadie cambia el catalizador de su auto cuando se rompe, y se trata del aparato responsable de neutralizar estos gases tóxicos.

Argentina, además, no cuenta con una normativa ni con controles para limitar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los vehículos.

Hay medidas aisladas, y hasta inéditas, como las del fiscal Carlos Matheu, quien ya imputó a varios automovilistas por contaminar el aire con el humo de motores diésel. Los especialistas admiten que los equipos para medir el aire son costosos, pero el tema ni siquiera está en la agenda de la política.

En la medida en que no se conozcan los efectos nocivos para la salud que implica respirar aire contaminado, nadie tomará la posta para solucionar el problema de manera definitiva.

Sin monitoreo del aire en la ciudad y en el país

Un registro hecho en 2013 fue la última medición, parcial e insuficiente, de gases tóxicos para la ciudad. En la actualidad, no hay monitoreos de contaminantes por parte de ningún organismo gubernamental. Alta concentración de gases tóxicos en el Centro.

Córdoba fue pionera en el control de la contaminación ambiental. En la década de 1990, tenía dos camiones que realizaban este trabajo en distintos puntos de la ciudad. En 1997 detectaron 54 días de primera alerta. Pero en 2001 el proyecto se quedó sin financiamiento.

Hubo un nuevo intento para reanudar las mediciones en 2008, pero fracasó. Los últimos datos difundidos por la Municipalidad son de 2013. Pero sólo midieron monóxido de carbono en Colón y General Paz durante dos meses, período durante el cual la contaminación fue moderada y baja.

Esa fue la última medición, parcial e insuficiente, de gases tóxicos para la ciudad. En la actualidad, no hay monitoreos de contaminantes por parte de ningún organismo gubernamental.

Estos datos son esenciales para determinar posibles impactos en la salud pública, debido a una calidad de aire pobre y también para evaluar cambios en la polución atmosférica que producen nuevas fuentes de emisión o como resultado de la implementación de planes de mejora”, explica Allende.

El experto asegura que la red de monitoreo debe ser lo suficientemente extensa para obtener valores diarios de polución en áreas densamente pobladas y también en zonas rurales. Y asegura que eso no sucede en ninguna ciudad argentina, pues las mediciones son limitadas.

Hay sólo ocho monitoreos continuos en todo el país. En Quito hay 23; Bogotá tiene 15; Santiago de Chile tiene 20, y Buenos Aires, sólo tres. No existen en Rosario, en Córdoba y en Mendoza, donde debería haber alrededor de 10 para tener un diagnóstico apropiado”, detalla.

Allende explica que, si bien los equipos son costosos, el mayor problema está en el mantenimiento y la operación del sistema.

Además, la gente no se preocupa por este tema. No se ha instalado en la agenda pública. Quizá por eso no es una prioridad a la hora de destinar fondos”, opina Allende.

Cómo se podría mitigar el problema

Se debería mejorar el transporte público para desalentar el uso de vehículos particulares y favorecer el de bicicletas. Alta concentración de gases tóxicos en el Centro.

Mientras que la contaminación del agua o del suelo se pueden remediar, el daño en el aire es casi irremediable. La única alternativa es atacar a la fuente de emisión, que en la ciudad de Córdoba son los vehículos.

El estudio de Carolina Mateos demuestra que la concentración de estos gases tóxicos varía al compás del movimiento del tránsito. Los domingos, los niveles bajan.

Durante los días hábiles, la contaminación llega a su pico entre las 6 y las 10, y entre las 17 y las 20, cuando el tránsito es más denso y caótico. Los fines de semana, el pico se da, entre las 20 y la 1 de la madrugada, cuando hay más actividad nocturna.

Claudia González, directora de tesis de Mateos, enumera diversas medidas para reducir el impacto del tránsito: mejorar el transporte público para desalentar el uso de vehículos particulares; favorecer el uso de bicicletas, que pueden ser provistas por el Estado; restringir los días de circulación de vehículos particulares según la numeración de las patentes, y colocar carteles con los niveles de contaminación en sitios con alto tránsito vehicular y peatonal.

David Allende también apunta a regular las emisiones de los gases de los caños de escapes a partir de la implementación de normas para la calidad de combustibles, a la promoción de combustibles alternativos y a mejorar los controles de emisiones que se llevan a cabo en la Inspección Técnica Vehicular (ITV).

Hay que tener en cuenta que la mo­vilidad es una necesidad social y las posibles soluciones no deben ser sólo técnicas. Se debe conside­rar el fenómeno desde el punto de vista económico y social”, dice.

Remediación posible
A pesar de que la remediación es casi imposible, Mateos está estudiando algunas alternativas con vegetación. “Colocar árboles y plantas en las veredas, jardines y patios, como también fomentar la formación de techos verdes, iniciativa que ahora está reglamentada en la ciudad de Córdoba”, enumera.

Y explica: “La vegetación retiene el dióxido de carbono, filtra partículas y algunas plantas también metabolizan los gases contaminantes, pero en concentraciones altas también son tóxicos para ellas”.

A su vez, Gonzalez propone varias medidas para evitar los problemas sanitarios. “Se podría diferir el horario de ingreso y egreso escolar, a fin de minimizar la exposición de esta población vulnerable. Una acción 
similar se podría implementar en 
la atención en los centros de salud pública considerando que se 
trata de una población vulnerable”, detalla.

Los peores 20 años para Córdoba

Desde la gestión de Germán Kammerath se planifica en la oscuridad, con datos parciales o fotos de un momento. Y así son los resultados: una ciudad desordenada, contaminada, maltratada y cada vez menos vivible. Alta concentración de gases tóxicos en el Centro.

por Diego Marconetti

Parece que, en muchos aspectos, los últimos 20 años fueron los peores para la ciudad de Córdoba. En ambiente, por ejemplo, hubo más retrocesos que avances.

Durante la intendencia de Rubén Martí, el ambiente ocupaba un lugar primordial y se promovían políticas en ese sentido.

Fue el exintendente quien creó el Observatorio Ambiental municipal. La institución centralizaba las tareas de monitoreo sobre la presencia de contaminantes en el aire, en el agua y en la tierra. Con los datos obtenidos, realizaba diagnósticos y pronósticos que, según lo anunciaba el entonces intendente, iban a ser utilizados para diseñar estrategias y políticas ambientales.

El Observatorio fue el primero de su tipo en América latina. A finales de la década de 1990, ofrecía cada día las mediciones sobre contaminación del aire a través de los medios de comunicación, y un pronóstico de lo que iba a suceder al día siguiente.

El gobierno de Martí había comenzado a invertir en equipamiento de control de la contaminación atmosférica unos años antes. Desde 1994, se adquirieron equipos fijos y móviles que finalmente conformaron el Sistema de Monitoreo Ambiental (Sima), que funcionaba en el Observatorio.

En 2001, durante la gestión de Germán Kammerath, se desarticuló el Sima. En la intendencia de Daniel Giacomino, se volvieron a medir por algún tiempo los contaminantes en el Centro, pero después nuevamente se abandonó esa práctica.

Martí se adelantó al concepto de las smart cities o ciudades inteligentes, con su idea de planificación basada en datos. En esa línea estuvo la central de semáforos inteligentes, por ejemplo.

Desde entonces, se planifica en la oscuridad, con datos parciales o fotos de un momento. Y así son los resultados: una ciudad desordenada, contaminada, maltratada y cada vez menos vivible.

Fuentes:
Lucas Viano, Es altísima la densidad de gases tóxicos en el Centro de Córdoba, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
Juan Carlos Carranza, El aire que respiramos, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
Sin monitoreo del aire en la ciudad y en el país, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
Cómo se podría mitigar el problema, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
Los peores 20 años para Córdoba, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.

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