Representan
un grave problema para la salud humana en la ciudad de Córdoba.
Algunas sustancias superan los niveles de ciudades chinas.
por
Lucas Viano
Desde
hace tiempo se sabe que la contaminación del aire es un problema
grave en la ciudad de Córdoba.
Sin
embargo, hace años que no se hacen mediciones de gases tóxicos.
Pero
un estudio reciente determinó que las concentraciones en la
atmósfera de estas sustancias son muy altas y preocupantes.
En
algunos casos se superan los valores detectados en algunas ciudades
chinas, donde se trata de un problema de Estado.
Para
su tesis doctoral, Carolina Mateos realizó mediciones de cuatros
gases tóxicos en 10 puntos de la ciudad de Córdoba durante un año
y medio.
Midió
dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2), ozono (03) y
monóxido de carbono (CO) en zonas de la ciudad asociadas a
potenciales fuentes de emisiones (tránsito, industria, agricultura y
quema de basurales).
“La
zona céntrica y las arterias de alto tránsito vehicular presentan
una situación crítica en relación con el NO2. Es prioritario tomar
algunas medidas para mitigar el impacto de este contaminante”,
asegura Claudia González, directora de la tesis de Mateos e
investigadora en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal
(Imbiv) de la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet.
Cabe
recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que
en 2012 unas siete millones de muertes en el mundo estuvieron
asociadas a la contaminación atmosférica, la cual agrava los
cuadros respiratorios y es un factor de riesgo en cardiopatías,
cánceres y accidentes cerebrovasculares.
La
situación más crítica se da en el Centro durante el invierno,
cuando en la ciudad de Córdoba ocurre la inversión térmica.
Durante este fenómeno atmosférico, se forman diferentes capas de
aire según su temperatura, y los movimientos verticales se reducen.
Los gases emanados en la ciudad quedan atrapados en esa primera capa
de aire.
“En
Buenos Aires, los valores de emisión de las fuentes contaminantes
son más altos porque hay más industrias y el parque automotor es
más grande. Pero como la ciudad es plana, el viento se lleva los
gases y la concentración de inmisión, es decir, el aire que se
respira, es baja. Eso no sucede en nuestra ciudad porque es un pozo”,
explica Mateos.
Alta
concentración
En el
Centro, la concentración media en invierno de NO2 fue de 72,13
partes por billón (ppb). La Agencia de Protección Ambiental de
Estados Unidos (EPA) fija como valor límite 53 ppb.
Según
la OMS, los síntomas de bronquitis en niños asmáticos aumentan si
hay una exposición prolongada al NO2. La disminución del desarrollo
de la función pulmonar también se asocia con este gas tóxico.
“Exposiciones
prolongadas aumentan el riesgo de contraer infecciones respiratorias
y el efecto mayor en niños y adultos mayores”, asegura David
Allende, especialista en calidad de aire, docente de la Universidad
Tecnológica Nacional que trabaja en el Ceamse, de Buenos Aires.
“Los
niños no deberían ir al Centro en invierno, con la concentración
de gases contaminantes que hay. Es muy dañino para la salud”,
asegura Mateos.
La
principal fuente de emisión de NO2 son los vehículos. Mateos
observó que las concentraciones bajan durante el verano, cuando el
tránsito también disminuye.
“La
actividad vehicular es responsable en gran parte por estos niveles,
por lo que la extensión de este problema es para todas las áreas
urbanas. El nivel de contaminación es mucho más grande que el
esperable para un centro urbano de la magnitud de Córdoba”, dice
Allende, que no intervino en el estudio.
Los
niveles de SO2 fueron bajos: 10,94 ppb en el Centro de la ciudad. El
valor guía de la EPA es 75 ppb. Esto obedece a que la principal
fuente de emisión son las industrias que utilizan combustibles
fósiles, y Córdoba tiene muy pocas industrias de este tipo.
Otra
fuente contaminante que sí está presente es la quema de basurales.
En zonas industriales como Ferreyra, la concentración de este gas es
más alta.
El
SO2 afecta el sistema respiratorio y causa irritación ocular. Agrava
los casos de asma y bronquitis crónica y aumenta el riesgo de
infecciones respiratorias.
Algunos
estudios demostraron que los ingresos hospitalarios por cardiopatías
y la mortalidad aumentan en los días en que los niveles de SO2 son
más elevados.
El
verano fue la estación del año con concentraciones más altas de
ozono (O3). En el Centro, el nivel medio en invierno fue sólo de 3,2
ppb (el valor límite de la EPA es de 70 ppb).
El
ozono necesita de gases precursores (NO2 y CO, entre otros) y de la
radiación solar. “Encontramos más concentración de este gas en
zonas abiertas ya que en el Centro la radiación solar no alcanza a
ingresar por la presencia de los edificios”, comenta Mateos.
El
exceso de ozono en el aire también está asociado a problemas
respiratorios. En Europa, algunos estudios encontraron una relación
directa entre un aumento de la mortalidad y de la concentración de
O3.
El CO
fue el contaminante mayoritario en la atmósfera (680 ppb) pero en
ningún momento se superaron los valores límite establecidos por la
EPA (35 mil ppb). La principal fuente de emisión, en este caso, es
el tránsito.
El
aire que respiramos
Un
estudio indicó que en la atmósfera del centro de Córdoba hay altas
concentraciones de gases tóxicos. Alta concentración de gases tóxicos en el Centro.
por
Juan Carlos Carranza
¿En
cuántas enfermedades pulmonares habrá pasado inadvertido el aire
que respiramos como su causa
principal?
Hubo
un momento en la historia de la ciudad de Córdoba en que se pensó
que medir el aire era una cuestión de Estado y prioritaria para la
salud de sus habitantes. Durante la gestión del intendente Rubén
Martí, se habilitaron dos camiones para monitorear el aire en
distintos puntos de la Capital. Y en 1997 se detectaron 54 días de
máximo riesgo.
El
proyecto, tal y como fue pensado, quedó sin financiamiento en 2001.
Años después hubo intentos de reflotarlo, sin éxito.
Hay
estudios que indican que, por el aire contaminado, sube del cinco al
10 por ciento el riesgo de tener un mal respiratorio. De eso se trata
nuestra apuesta informativa en el Primer plano de hoy.
El
estudio de una investigadora del Instituto Multidisciplinario de
Biología Vegetal (Imbiv) indicó que en la atmósfera que envuelve
el Centro de Córdoba hay altas concentraciones de gases tóxicos.
Esto
genera una contaminación comparable a la de algunas ciudades de
China. Y la causa principal es la emisión de gases de los vehículos.
El dato es que nadie cambia el catalizador de su auto cuando se
rompe, y se trata del aparato responsable de neutralizar estos gases
tóxicos.
Argentina,
además, no cuenta con una normativa ni con controles para limitar
las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los vehículos.
Hay
medidas aisladas, y hasta inéditas, como las del fiscal Carlos
Matheu, quien ya imputó a varios automovilistas por contaminar el
aire con el humo de motores diésel. Los especialistas admiten que
los equipos para medir el aire son costosos, pero el tema ni siquiera
está en la agenda de la política.
En la
medida en que no se conozcan los efectos nocivos para la salud que
implica respirar aire contaminado, nadie tomará la posta para
solucionar el problema de manera definitiva.
Sin
monitoreo del aire en la ciudad y en el país
Un
registro hecho en 2013 fue la última medición, parcial e
insuficiente, de gases tóxicos para la ciudad. En la actualidad, no
hay monitoreos de contaminantes por parte de ningún organismo
gubernamental. Alta concentración de gases tóxicos en el Centro.
Córdoba
fue pionera en el control de la contaminación ambiental. En la
década de 1990, tenía dos camiones que realizaban este trabajo en
distintos puntos de la ciudad. En 1997 detectaron 54 días de primera
alerta. Pero en 2001 el proyecto se quedó sin financiamiento.
Hubo
un nuevo intento para reanudar las mediciones en 2008, pero fracasó.
Los últimos datos difundidos por la Municipalidad son de 2013. Pero
sólo midieron monóxido de carbono en Colón y General Paz durante
dos meses, período durante el cual la contaminación fue moderada y
baja.
Esa
fue la última medición, parcial e insuficiente, de gases tóxicos
para la ciudad. En la actualidad, no hay monitoreos de contaminantes
por parte de ningún organismo gubernamental.
“Estos
datos son esenciales para determinar posibles impactos en la salud
pública, debido a una calidad de aire pobre y también para evaluar
cambios en la polución atmosférica que producen nuevas fuentes de
emisión o como resultado de la implementación de planes de mejora”,
explica Allende.
El
experto asegura que la red de monitoreo debe ser lo suficientemente
extensa para obtener valores diarios de polución en áreas
densamente pobladas y también en zonas rurales. Y asegura que eso no
sucede en ninguna ciudad argentina, pues las mediciones son
limitadas.
“Hay
sólo ocho monitoreos continuos en todo el país. En Quito hay 23;
Bogotá tiene 15; Santiago de Chile tiene 20, y Buenos Aires, sólo
tres. No existen en Rosario, en Córdoba y en Mendoza, donde debería
haber alrededor de 10 para tener un diagnóstico apropiado”,
detalla.
Allende
explica que, si bien los equipos son costosos, el mayor problema está
en el mantenimiento y la operación del sistema.
“Además,
la gente no se preocupa por este tema. No se ha instalado en la
agenda pública. Quizá por eso no es una prioridad a la hora de
destinar fondos”, opina Allende.
Cómo
se podría mitigar el problema
Se
debería mejorar el transporte público para desalentar el uso de
vehículos particulares y favorecer el de bicicletas. Alta concentración de gases tóxicos en el Centro.
Mientras
que la contaminación del agua o del suelo se pueden remediar, el
daño en el aire es casi irremediable. La única alternativa es
atacar a la fuente de emisión, que en la ciudad de Córdoba son los
vehículos.
El
estudio de Carolina Mateos demuestra que la concentración de estos
gases tóxicos varía al compás del movimiento del tránsito. Los
domingos, los niveles bajan.
Durante
los días hábiles, la contaminación llega a su pico entre las 6 y
las 10, y entre las 17 y las 20, cuando el tránsito es más denso y
caótico. Los fines de semana, el pico se da, entre las 20 y la 1 de
la madrugada, cuando hay más actividad nocturna.
Claudia
González, directora de tesis de Mateos, enumera diversas medidas
para reducir el impacto del tránsito: mejorar el transporte público
para desalentar el uso de vehículos particulares; favorecer el uso
de bicicletas, que pueden ser provistas por el Estado; restringir los
días de circulación de vehículos particulares según la numeración
de las patentes, y colocar carteles con los niveles de contaminación
en sitios con alto tránsito vehicular y peatonal.
David
Allende también apunta a regular las emisiones de los gases de los
caños de escapes a partir de la implementación de normas para la
calidad de combustibles, a la promoción de combustibles alternativos
y a mejorar los controles de emisiones que se llevan a cabo en la
Inspección Técnica Vehicular (ITV).
“Hay
que tener en cuenta que la movilidad es una necesidad social y
las posibles soluciones no deben ser sólo técnicas. Se debe
considerar el fenómeno desde el punto de vista económico y
social”, dice.
Remediación
posible
A
pesar de que la remediación es casi imposible, Mateos está
estudiando algunas alternativas con vegetación. “Colocar árboles
y plantas en las veredas, jardines y patios, como también fomentar
la formación de techos verdes, iniciativa que ahora está
reglamentada en la ciudad de Córdoba”, enumera.
Y
explica: “La vegetación retiene el dióxido de carbono, filtra
partículas y algunas plantas también metabolizan los gases
contaminantes, pero en concentraciones altas también son tóxicos
para ellas”.
A su
vez, Gonzalez propone varias medidas para evitar los problemas
sanitarios. “Se podría diferir el horario de ingreso y egreso
escolar, a fin de minimizar la exposición de esta población
vulnerable. Una acción
similar se podría implementar en
la
atención en los centros de salud pública considerando que se
trata
de una población vulnerable”, detalla.
Los
peores 20 años para Córdoba
Desde
la gestión de Germán Kammerath se planifica en la oscuridad, con
datos parciales o fotos de un momento. Y así son los resultados: una
ciudad desordenada, contaminada, maltratada y cada vez menos vivible.
Alta concentración de gases tóxicos en el Centro.
por
Diego Marconetti
Parece
que, en muchos aspectos, los últimos 20 años fueron los peores para
la ciudad de Córdoba. En ambiente, por ejemplo, hubo más retrocesos
que avances.
Durante
la intendencia de Rubén Martí, el ambiente ocupaba un lugar
primordial y se promovían políticas en ese sentido.
Fue
el exintendente quien creó el Observatorio Ambiental municipal. La
institución centralizaba las tareas de monitoreo sobre la presencia
de contaminantes en el aire, en el agua y en la tierra. Con los datos
obtenidos, realizaba diagnósticos y pronósticos que, según lo
anunciaba el entonces intendente, iban a ser utilizados para diseñar
estrategias y políticas ambientales.
El
Observatorio fue el primero de su tipo en América latina. A finales
de la década de 1990, ofrecía cada día las mediciones sobre
contaminación del aire a través de los medios de comunicación, y
un pronóstico de lo que iba a suceder al día siguiente.
El
gobierno de Martí había comenzado a invertir en equipamiento de
control de la contaminación atmosférica unos años antes. Desde
1994, se adquirieron equipos fijos y móviles que finalmente
conformaron el Sistema de Monitoreo Ambiental (Sima), que funcionaba
en el Observatorio.
En
2001, durante la gestión de Germán Kammerath, se desarticuló el
Sima. En la intendencia de Daniel Giacomino, se volvieron a medir por
algún tiempo los contaminantes en el Centro, pero después
nuevamente se abandonó esa práctica.
Martí
se adelantó al concepto de las smart cities o ciudades inteligentes,
con su idea de planificación basada en datos. En esa línea estuvo
la central de semáforos inteligentes, por ejemplo.
Desde
entonces, se planifica en la oscuridad, con datos parciales o fotos
de un momento. Y así son los resultados: una ciudad desordenada,
contaminada, maltratada y cada vez menos vivible.
Fuentes:
Lucas Viano, Es altísima la densidad de gases tóxicos en el Centro de Córdoba, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
Juan Carlos Carranza, El aire que respiramos, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
Sin monitoreo del aire en la ciudad y en el país, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
Cómo se podría mitigar el problema, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
Los peores 20 años para Córdoba, 29/04/17, La Voz del Interior. Consultado 29/04/17.
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