Es un proyecto
elaborado por el Iplam con el objetivo de cuidar las cuencas hídricas
y de compactar el crecimiento urbano. Representa el 70 % de la región,
pero las ONG ambientalistas reclaman más hectáreas.
por Lucas Viano
Sierras Chicas es
la zona de mayor crecimiento demográfico de la provincia y en el
futuro parece que esta tendencia seguirá.
Este estiramiento
sin planificación de la Capital hacia el noroeste está provocando
daño ambiental y otros problemas de infraestructura. Las trágicas
inundaciones de febrero de 2015 son el peor reflejo.
El plan director
de Sierras Chicas elaborado por el Instituto de Planificación
Metropolitana (Iplam) de la Provincia es una iniciativa que pretende
ordenar ese crecimiento. El proyecto propone que 59.598 hectáreas
sean áreas protegidas en la forma de un corredor biogeográfico.
Significa que en
el 70,7 por ciento de los ejidos que pretenden los municipios de la
región no se podrán realizar urbanizaciones ni emprendimientos
rurales ni industriales. Y deja sólo 14,7 por ciento para el avance
urbano.
Otro 14 por
ciento está destinado a uso agropecuario. El área industrial es muy
poca y está vinculada con emprendimientos mineros y hay algunas
industrias pequeñas como las avícolas.
“El uso del
suelo es atribución de las municipalidades, entonces este plan va a
tener más valor si se aprueba en cada Concejo
Deliberante”,
indica Guillermo Irós, director del Iplam.
El proyecto ahora
está en poder de los municipios. Del trabajo también participaron
Enrique Moiso, Augusto Bravo y César Alonso. Para elaborar el
proyecto se formó un consejo asesor en el que participaron las
municipalidades, diferentes áreas del Gobierno provincial,
organizaciones profesionales, universidades y organizaciones
sociales.
“Los
propietarios de los predios pretenden que se los clasifique como
áreas urbanizables y los proteccionistas aspiran a la máxima
protección posible. Entre los intendentes también hay diferencias.
Nos tuvimos que manejar entre esos intereses”, dice Irós.
Daniel Salibi,
intendente de Mendiolaza, entiende que el plan director permitirá
marcar lineamientos a largo plazo que estarán por encima de cada
gestión, por eso espera que lo aprueben todos los municipios y la
Legislatura.
Asegura que por
el momento la única forma que su gestión encontró para limitar el
crecimiento demográfico es el código de edificación.
“A diferencia
de otras localidades, Mendiolaza sólo permite edificar en lotes de
mil metros o más y está prohibida la construcción de housings ”,
explica.
Y agrega: “De
nada sirve que se construya más si no tenemos servicios, desde el
transporte hasta educación y salud”.
Ideas opuestas
Pero esto se
opone con la idea de urbes compactas que proponen desde el Iplam. “En
la región crece mucho más el consumo de tierra que lo que crece la
población. Se usa más superficie por habitante. Eso es negativo
porque encarece los servicios y la infraestructura y tiene más
impacto ambiental”, indica Irós.
Salibi insiste:
“Está bien que se busque compactar las ciudades para evitar los
desmontes y cuidar el ambiente, pero para lograr eso se necesita
infraestructura”.
Los datos del
Iplam son contundentes. Mientras la ciudad de Córdoba tiene una
densidad de 60 habitantes por hectárea urbanizada y sigue siendo una
tasa baja, en las Sierras Chicas los valores van desde tres
habitantes por hectárea hasta 31.
Limitar las zonas
urbanizables también ayuda a proteger las áreas naturales que en la
región son indispensables porque ayudan a sostener el suelo,
infiltrar el agua y evitar deslizamientos y escurrimientos de agua
superficial.
En este sentido,
para delimitar las áreas protegidas, el Iplam tomó como criterio
principal la protección de las subcuencas hídricas que aportan a
los ríos Suquía,
Carnero y Jesús María.
En la zona
también hay 12 áreas naturales protegidas municipales, provinciales
y nacionales que sirvieron de referencia para proponer este corredor.
Sin embargo, sólo
tres tienen guardaparque y un plan de manejo, una herramienta clave
para limitar las actividades que se pueden realizar y para programar
las acciones de protección.
Otros
ingredientes que ayudaron a definir este corredor fueron los sectores
con bosque serrano. Pero desde la Coordinadora Ambiental y de
Derechos Humanos de las Sierras Chicas aseguran que varias zonas
marcadas como urbanizables hoy están cubiertas de bosques.
“Sólo en Villa
Allende, de manera arbitraria decidieron el cambio de uso del suelo
para unas 500 hectáreas de bosque nativo; en La Calera más de 300;
en Unquillo otras 300 más, y 200 en Salsipuedes. Están en categoría
‘urbanización condicionada’”, explican desde la coordinadora.
Según el Iplam,
son zonas donde ya se ha desarrollado alguna infraestructura, por lo
que se podrían urbanizar pero con una ocupación del suelo baja y
protegiendo parte del paisaje natural existente.
¿Cuánta
superficie queda para urbanizar?
Consolidada. Unas
seis mil hectáreas de Sierras Chicas tienen una urbanización
consolidada, donde por lo menos el 60 por ciento de los lotes están
construidos.
Prioritaria.
Desde el Iplam distinguieron unas 1.390 hectáreas por donde debería
avanzar la urbanización en el corto plazo y otras 481 por donde
debería diferirse.
Condicionada. El
área de urbanización condicionada, la categoría más polémica,
abarca 3.928 hectáreas.
Buscan armonizar
con la nueva ley de bosques
Desde la
Coordinadora Ambiental y de Derechos Humanos de las Sierras Chicas
aclaran que, si bien las casi 60 mil hectáreas en área natural
incluidas en el Iplam superan a las 43 mil que están declaradas
legalmente como áreas protegidas, no están ocupando todos los
espacios de ecosistema de bosque chaqueño serrano existente en la
región.
En la Legislatura
de la provincia de Córdoba se debate un cambio en la ley de bosques
nativos y el mapa correspondiente. Desde el Iplam esperan que este
corredor biogeográfico de Sierras Chicas coincida con lo que
delimite esta normativa desde las categorías amarilla y roja.
“La ley de
bosques nativos es la que va a determinar qué se podrá hacer y qué
no en esta área. Lo que sí dejamos claro es que es un sector no
urbanizable en la modalidad de loteos urbanos”, indica Irós.
Y agrega:
“Nosotros creemos que es una zona en la que se podrían realizar
algunas actividades como turismo rural y sustentable como
emprendimientos de cabañas, pero quizá eso lo prohíba la ley de
bosques nativos si el predio pora intervenir está dentro de la zona
roja”.
Desde la
Coordinadora Ambiental y de Derechos Humanos de las Sierras Chicas
aclaran que, si bien las casi 60 mil hectáreas en área natural
incluidas en el Iplam superan a las 43 mil que están declaradas
legalmente como áreas protegidas, no están ocupando todos los
espacios de ecosistema de bosque chaqueño serrano existente en la
región.
“Este corredor
biogeográfico marcado por el Iplam debería tener un marco claro de
protección y conservación, o bien por la misma ley del plan
director o por la ley provincial de áreas naturales (6964/83),
considerando que las prácticas que allí se dieran
debieran ser
decididas junto con la población en forma participativa”, indican
desde la Coordinadora.
Fuentes:
Lucas Viano, Un plan para proteger casi 60 mil hectáreas de Sierras Chicas, 21/03/17, La Voz del Interior.
Buscan armonizar con la nueva ley de bosques, 21/03/17, La Voz del Interior.
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