La frase logra
condensar con picardía un concepto científico alejado del público
lego y urbano. Masiva y diversa marcha en defensa del bosque nativo.
por Lucas Viano
La marcha de ayer
a favor de la conservación del escaso bosque nativo remanente en
Córdoba revela cómo el discurso científico, por más árido y
elevado que sea, puede llegar a la sociedad.
El término
“servicios ambientales” surge en la década de 1970 entre los
expertos en ecología. Resumido, se trata de productos y procesos de
los ecosistemas naturales que benefician a los seres humanos.
La idea estuvo
presente desde que los homo sapiens caminaron por la Tierra.
Cualquier pueblo nativo sabe que debe conservar su entorno natural
para sobrevivir. Sin embargo, lo que comenzaron a hacer los
científicos hace 50 años fue analizar, medir esos servicios
ambientales.
De ser un
aprendizaje propio de los pueblos indígenas y campesinos, la idea
pasó a formar parte de los estudios científicos sobre la
naturaleza. El concepto se volvió más opaco.
La polinización
es un servicio ambiental difícil de ver, porque ocurre a “nivel
lupa”, pero es vital para la producción mundial de alimentos. Más
del 70 por ciento de los cultivos depende de insectos polinizadores.
La sabiduría popular coincide: los campos ubicados cerca del monte
nativo (o con colmenas de abeja) tienen mejores rendimientos. Pero
sólo científicos ecólogos y campesinos son capaces de reconocer
este servicio ambiental.
Otra
característica de los servicios ambientales que también los vuelves
abstractos es que muchos de ellos funcionan a futuro. Un ejemplo: los
bosques nativos son la mejor forma de retener dióxido de carbono,
gas responsable del cambio climático.
Algunos estudios
indican que ya empezó el calentamiento global, que será uno de los
problemas más graves para las generaciones futuras.
Pero otros
servicios ambientales son bien actuales. El ejemplo más elocuente
son las inundaciones en las Sierras Chicas de 2015. La falta de
cobertura boscosa, que funciona como una esponja, maximizó los
efectos de una lluvia torrencial. Los vecinos de Sierras Chicas
tuvieron una experiencia vivencial de la importancia que tienen los
servicios ambientales. El saber popular y cordobés supo condensar su
importancia en una frase: “Sin monte, no hay ferné”. El lema de
esta marcha es verdadero: de nuestros bosques nativos se extraen
varios yuyos necesarios para elaborar el néctar alcohólico más
adorado en la provincia y en el país.
Sin embargo, la
frase también puede ser cierta a la inversa: “Con más ferné, no
hay monte”. El problema es que estos yuyos se extraen del monte sin
ningún recaudo y ya comienzan a escasear.
La peperina, el
tradicional aditivo para el mate, está en peligro de desaparición
debido a la extracción masiva por parte de yerbateros y fabricantes
de amargos serranos.
Más allá de
esta “licencia poética”, la frase logra condensar con picardía
un concepto científico alejado del público lego y urbano.
Pero lo más
importante es que la sociedad ha tomado conciencia de su importancia
gracias no sólo a frases pegadizas, sino también a experiencias
vividas en primera persona, al compromiso de figuras populares y a la
docencia de los científicos. De allí, la masiva convocatoria de
ayer.
Fuente:
Lucas Viano, Servicios ambientales: “Sin monte, no hay ferné”, 02/03/17, La Voz del Interior.
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