lunes, 27 de febrero de 2017

Un tsunami de desmontes

El bosque nativo nos reclama por no haberlo defendido, en un mural de la escuela de Villa Amancay, Calamuchita. Foto gentileza de María Godoy

Un repaso por los hechos que desembocaron en la Ley Nº 9814, de Ordenamiento territorial de los bosques nativos de Córdoba. La deforestación y sus consecuencias.

por Cristian Basualdo

"Hay que asumir que en Córdoba nos hemos quedado sin bosques, y sin bosques no hay agua, y sin agua no hay proyectos productivos posibles ni vida digna para los cordobeses", esta frase -tan vigente y propia del ambientalismo- fue pronunciada por Marcelo Falo el 22 de junio de 2009 en la localidad de Hernando. El por entonces legislador del bloque Unión por Córdoba y presidente de la Comisión de Asuntos Ecológicos y Ambiente de la Legislatura, estaba reunido con la Sociedad Rural y con la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez). El motivo del encuentro fue la Ley de Bosques, Falo planteó ante los ruralistas que se: "Escuchará a todos los sectores antes de sancionar la Ley".

Hacía unos 2 meses que la Comisión de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de Córdoba (COTBN), integrada por investigadores de la UNC, ambientalistas y campesinos, había presentando ante la Secretaría de Ambiente un anteproyecto que incluía una zona roja de máxima protección del bosque nativo de unas 4 millones de hectáreas.

Ese mismo mes de junio de 2009, la COTBN y entidades asociadas, promovieron actos en diversas localidades representativas de todas las regiones de Córdoba. En cada reunión se expuso la problemática asociada al desmonte (inundaciones, sequías, ascenso de las napas, pérdida de biodiversidad, etc).

El autor final de la Ley fue el mismo Marcelo Falo, que alteró sustancialmente el proyecto de la COTBN. Así nació la Ley Nº 9814, sancionada el 5 agosto de 2010, que sólo protege 1,86 millones de hectáreas.  Desde entonces es conocida como Ley del desmonte.

Al poco tiempo Falo renunció a su banca al estallar un escándalo por la emisión de cheques sin fondo. El redactor de la Ley de Bosques cordobesa llegó a acumular 22 causas (5 penales, y otras 17 en el fuero Civil), siendo investigado por presuntas estafas, enriquecimiento ilícito y lavado de activos.

Después de la Ley Nº 9814

Por si no resulta obvio los desmontes continuaron. Debemos recordar además, la crisis hídrica que asoló la provincia en 2011. “El tanque de los cordobeses se ha pinchado” advertía Fernando Colautti desde La Voz del Interior, agregando: “Deforestación, sobrepastoreo, incendios y avances urbanos o de emprendimientos sin planificación implican un combo que genera que cada vez haya menos cubierta vegetal. De ese modo, se retiene cada vez menos agua y las vertientes y arroyos dejan de aportarla en los meses claves de sequía”.

Para contrarestar la repercución pública de los efectos de la deforestación, con miras a las elecciones de 2011, el gobernador Schiaretti lanzó los planes “Mil pozos en el norte” y “Forestando mi provincia”, ambiciosos y con escasos resultados. También anunció un acueducto para traer agua del río Paraná, una quimera, pensamiento desiderativo copiado de Angeloz, que en la década de 1980 había anunciado grandes acueductos para el sur provincial que iban a traer agua del Paraná.

El 26 de febrero de 2011, Schiaretti dijo: “Para mí, la obra que es vital es el del acueducto del río Paraná hasta Córdoba porque nuestra provincia no es abundante de agua potable, y en 20 años más vamos a tener dificultades si hoy no tomamos previsiones”.

Me dirán que la localidad de Embase está muy lejos de Bell Ville, y sin embargo hay algo que las une: las aguas del viejo y poderoso río Ctalamochita, que terminan en el Paraná. De donde Schiaretti quería traer agua, en vez de cuidar la que se produce en su propia provincia. Los principales ríos de Córdoba nacen en ambiente de montaña. Preservar el bosque nativo es pensar en ese otro río, el río de las generaciones, a las que está desamparando una política extractivista, para la cual la naturaleza no existe sino como variable financiera.

La tarde del 28 de diciembre de 2013 la localidad de Hernando -sede de la reunión entre los ruralistas y Falo- sufrió la peor inundación de su historia. Ubicada en la parte baja de una cuenca de unas 200 mil hectáreas, Hernando recibe los escurrimientos superficiales del faldeo de las Sierras Chicas. El por entonces gobernador José Manuel De la Sota sobrevoló la zona inundada con el rostro angustiado de un actor de telenovela brasilera. Al ser consultado si la inundación estaba vinculada al mal uso del suelo y la creciente deforestación, De la Sota contestó: "No tiene que ver (...) Aquí cayó un tsunami desde el cielo porque en una hora llovieron más de 100 mm".

Entre la inundación de Hernando y las catastróficas inundaciones en la vertiente oriental de las Sierras Chicas, que el 15 de febrero de 2015 ocasionaron 8 muertos y cuantiosos daños materiales, pasó poco más de un año. De la Sota usó el mismo gesto de actor de telenovela brasilera y repitió la misma frase.

Por su parte, el gobernador Schiaretti presentó a comienzos de 2016 un "Plan director" para evitar nuevas inundaciones en las Sierras Chicas. Uno de los ejes propuestos fue evitar la desforestación. Pero a los pocos meses organizó reuniones con entidades rurales, para la modificación de la Ley Nº 9814. Van por 600 mil hectáreas que hoy están protegidas. El borrador es un compendio de atrocidades, explicadas en el muy recomendable artículo “Schiaretti y los socios del desierto” escrito por Daniel Díaz Romero.

Los científicos y ambientalistas están cansados de repetir siempre lo mismo, Federico Kopta, Fernando Barri, Raúl Montenegro, Marcelo Cabido, y tantos otros, desde hace años nos advierten sobre las crisis ambientales que terminan por golpearnos con toda contundencia. ¿Qué otros desastres ocurrirán si la Legislatura aprueba la reforma de la Ley de Bosques?

Hace poco María Godoy, una de las “Madres de Ituzaingó”, compartió en las redes sociales un mural de una escuela de Villa Amancay, en el Valle de Calamuchita. María vio al monte reclamando por no haberlo defendido.

No esperes a que un aluvión llame a tu puerta, ni que De la Sota te diga que fue un tsunami, o Schiaretti anuncie un plan trucho. Participá en alguna de las actividades propuestas por la Coordinadora en Defensa del Bosque Nativo. Cuando ya no queden árboles en nuestra provincia, al menos podrás decir que hiciste algo por evitarlo.

De las 12 millones de hectáreas de bosque nativo que existían en Córdoba a principios del siglo veinte, hoy sobrevive un 3 % en buen estado de conservación.

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