por Jim Robbins
Butte, Montana.
La muerte reciente de miles de gansos blancos en un lago artificial
tóxico en Butte, en lo alto de las Montañas Rocosas, volvió a
subrayar el devastador legado ambiental de más de un siglo de
extracción de cobre.
En plena
temporada migratoria, entre unos 3 mil y 4 mil de estas aves
extendieron inocentemente sus alas de punta negra y se asentaron
sobre el agua residual ácida que llena al lago, lo que solía ser
una mina a cielo abierto de 280 hectáreas.
Aún no se sabe
con precisión qué fue lo que acabó con la enorme bandada. Sin
embargo, la última vez que un gran número de aves murió allí -342
en un incidente de 1995- fue porque bebieron el agua tóxica café
rojiza y eso dañó sus órganos.
En lo que es un
espectáculo natural, enormes bandadas de gansos blancos migran hacia
el sur, desde Canadá hasta el suroeste de Estados Unidos, decenas de
miles de ellas viajando a través de Montana. En algunos lugares el
cielo está tan atestado que la gente se queja porque el estruendo
colectivo del aleteo sumado a los graznidos no la deja dormir por las
noches.
“Por lo común,
vemos de 3 mil a 5 mil en un año”, señaló Mark Thompson, gerente
de asuntos ambientales para la compañía minera Montana Resources.
Los empleados de
la mina intentaron desesperadamente ahuyentar a las aves. Utilizaron
disuasores sónicos, que producen ruidos fuertes; lanzaron fuegos
artificiales y bombas de sonido; y dispararon rifles al aire. Nada
resultó.
La gran mayoría
de las aves probablemente estaba demasiado exhausta por sus
recorridos migratorios como para dejar el lago, explicó Stella
Capoccia, catedrática asistente del departamento de biología del
Tecnológico de Montana, en Butte. “Aterrizan de noche y necesitan
descansar durante varios días”.
Un pequeño
número de aves sí logró escapar, pero fue hallado moviéndose con
dificultad en estacionamientos y otros lugares a lo largo de la
región.
El cambio
climático también juega un papel dentro de este situación. A raíz
del clima inusualmente cálido, las aves partieron de sus zonas de
hibernación en el norte semanas más tarde de lo usual. Para cuando
llegaron a Montana, un frente frío había congelado sus paraderos
usuales. Sin embargo, el agua en la mina raras veces se congela.
El lago, en lo
que se llama la fosa Berkeley Pit, alguna vez supo ser una montaña
donde se halló cobre y otros metales en la década de 1860.
En 1955, la
Anaconda Company empezó a devorar la montaña agujerada por túneles
con excavadoras gigantes para reclamar el mineral de cobre restante;
en el proceso, creó una fosa de 542 metros de profundidad. Para
mantener la fosa viable para la extracción, el agua del subsuelo que
se filtraba tenía que ser extraída con bomba. En 1977, Anaconda fue
adquirida por lo que entonces era la Atlantic Richfield Company y en
1979 la mina. En 1981 fue cerrada, ARCO dejó de bombear agua y dejó
que la fosa se llenara con el agua contaminada que se crea cuando se
mezcla el agua con tierra expuesta.
El extraño lago,
rodeado por las paredes multicolor de la fosa, se convirtió en una
atracción turística que cuenta con un mirador y una tienda de
recuerdos.
Hasta la fecha,
limpiar la fosa ha costado casi 2 mil millones de dólares.
Está contemplado
que a medida que suba el lago, éste alcanzará el nivel del manto
freático de Butte en 2023. Para evitar eso, en algún momento en los
siguientes años, 26 millones de litros de agua tóxica al día
tendrán que ser extraídos con bomba y luego tratados.
Fuente:
Jim Robbins, Miles de gansos blancos mueren en un tóxico lago artificial, 28/12/16, Clarín. Consultado 02/01/17.
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