Su aporte fue fundamental para advertir los efectos que tendría la modificación de la ley de bosques nativos. Encabezó una movilización contra la medida.
por Héctor
Brondo
Doña Jovita fue
aupada por el afecto de quienes marcharon el miércoles último por
las calles del centro de la ciudad de Córdoba, a paso de multitud,
en rechazo al intento de los legisladores oficialistas y sus aliados
de introducir modificaciones a la Ley de Ordenamiento Territorial del
Bosque Nativo.
Le reconocen que
su aporte a la cruzada popular fue determinante para frenar el
controvertido proyecto.
La vieja serrana
descolocó a los promotores de la iniciativa cuando aprovechó el
reconocimiento de la Unicameral a José Luis Serrano (su alter ego ),
por sus tres décadas de trayectoria, para enviar un mensaje
contundente en contra del desmonte, a través de un recital en el
propio recinto de sesiones.
Luego asestó una
estocada casi letal a la propuesta con un audio que se viralizó por
las redes sociales en el que pedía a la población “no ser
inocente” y marchar el 28 de diciembre hasta la Legislatura para
impedir el “disparate”.
“Mucha gente de
la ciudad no tiene conciencia de que respiramos gracias al monte y
que, si se lo destruye, no sólo matamos los árboles y dejamos a los
bichos sin lo que necesitan para vivir, sino que hacemos añicos las
culturas regionales y las familias campesinas caen en desgracia
porque se ven obligadas a emigrar a las ciudades donde sus
integrantes, sobre todo los más chicos, no se encuentran ni saben
para qué están. Y muchos terminan acorralados en la angustia”,
reflexiona la abuela.
Compromiso social
La batalla contra
la deforestación es otro jalón en el camino de compromiso social
que caracteriza a Doña Jovita.
Cuando la suela
de cáñamo de sus alpargatas aún no tenía bigotes se entreveró
con el exgobernador Eduardo Angeloz al denunciar por la radio que en
Chancaní, un rezagado caserío del departamento Pocho, en el oeste
provincial, el Chagas hacía estragos y las tripas de los chicos
chirriaban de hambre.
“Un día vino
hasta Villa Dolores un peón rural a buscar a un médico para que
fuera a Chancaní (unos 60 kilómetros al norte de esa ciudad) a
firmar el certificado de defunción de una hermanita que había
muerto de lupus y no consiguió quién lo acompañara”, recuerda y
se emociona.
“Se lo comenté
al Rony (Vargas) por la radio y disparó un montón de comentarios”,
evoca.
También acompañó
el reclamo de las madres y maestras de la escuela rural del dique La
Viña (a 33 kilómetros al sur de Mina Clavero), una de las que cerró
en 1998 el entonces gobernador Ramón Bautista Mestre.
Aquella justa
doméstica movilizó al vecindario de Traslasierra y fue el germen de
la marcha provincial en defensa de la educación pública que
concluyó en la explanada de la Catedral de Córdoba, frente a la
plaza San Martín.
“En esa
manifestación participó (Walter) Grahovac (actual ministro de
Educación de la Provincia). Era sindicalista en esa época. También
andaba haciendo sus primeras armas el Raly Barrionuevo, me acuerdo”,
trae a la memoria.
La gesta popular
frenó la medida y luego la gestión que sucedió al radicalismo en
el Gobierno reabrió los establecimientos clausurados.
“Fue un intento
de desmonte de la educación”, grafica con gracia.
Defender la
cultura
Con la anterior
administración de Juan Schiaretti, Doña Jovita tuvo diferencias por
la manera de ejecutar un plan de viviendas sociales para eliminar
taperas.
“No me opongo a
la construcción de casas para erradicar ranchos. ¡Cómo no voy a
querer que los paisanos vivan mejor!”, aclara.
“Pero un día
andaba por Las Jarillas y me encontré con gente que lloraba a un
viejo pobre que se había muerto de angustia porque le habían tirado
el rancho sin permiso. Después se supo que el difunto había puesto
el gancho en un papel quizá sin saber lo que firmaba, porque por
allá la gente todavía confía en la autoridad”, explica.
“El problema es
que las construcciones se hicieron de urgencia, con criterio urbano y
cortoplacista porque pretenden terminar de un plumazo con la pobreza
y otros males cuando a ese tipo de cosas hay que llevarlas lentas”,
cuestiona y sugiere.
“Todos los
gobiernos hacen cosas buenas y cometen errores, a veces por no
consultar a los afectados ni tener en cuenta sus tradiciones, sus
costumbres, su cultura”, apunta.
“Por eso me he
dedicado, a través del humor, a poner en evidencia una cultura
regional: la mía”, postula.
“Y en ese
trajinar me cruzo con gente pobre, olvidada, que viene y me pone al
tanto de sus pesares, de las tropelías que sufren por parte del
poder y de los poderosos y yo me conmuevo y salgo a chillar. ’Tá
visto que soy una vieja chillona”, concluye la Jovita.
Una ley que
despertó la polémica
El ordenamiento
de bosques pasó para 2017
La ley de bosques
debe incorporar un mapa de la provincia con la categorización de los
bosques nativos según el grado de conservación y las actividades
productivas permitidas. Ese mapa todavía no fue elaborado.
Las entidades
rurales reclaman que se reduzcan sensiblemente las áreas de bosque
nativo que figuran en el mapa actual y que se permita realizar
ganadería con un sistema silvopastoril en un sector más amplio.
Fuente:
Héctor Brondo, Doña Jovita: Tá visto que soy una vieja chillona, 31/12/16, La Voz del Interior. Consultado 31/12/16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario