por Antonio Elio
Brailovsky
Queridos amigos:
Tal vez el tema
ambiental que haya generado mayor cantidad de equívocos sea la
contaminación provocada por pilas y baterías usadas.
Se parte de un
hecho cierto, que es la presencia de materiales peligrosos en la
composición de estos productos, que se difunden en los ecosistemas
cuando se los descarta de un modo que no sea apropiado.
El tema ingresa
en la agenda pública a partir de reclamos de movimientos sociales
que destacaron en todo el mundo la ausencia de políticas públicas
para una disposición confiable de las mismas. Una búsqueda en
Google por contaminación del agua y pilas arroja más de 600.000
resultados, mucho más que otros contaminantes de mayor riesgo a la
salud (por afectar mayores volúmenes de agua para consumo), como los
nitratos y el arsénico.
Existen
incontables agresiones ambientales que son comparables a las pilas,
pero las pilas tienen una característica que facilita que se
disparen las conductas de acción individual, y es que permiten
echarle la culpa a la víctima.
Gracias a una
presión mediática -a veces interesada- millones de usuarios se
sienten responsables por las pilas que tienen que descartar con la
basura común porque no les ofrecen una alternativa mejor. Esta
publicidad encubierta ha permitido desviar la atención de los
verdaderos responsables de esta contaminación.
Un aspecto
sugestivo de la economía actual es la estrategia de muchas empresas
internacionales de acortar la vida útil de los productos que
ofrecen, para poder vender varias veces el mismo producto. La
electricidad móvil (es decir, las pilas y baterías) constituye uno
de los campos más emblemáticos en los que dicha estrategia se
desarrolla.
La información
circulante es tan confusa que una página Web del Ministerio de
Ambiente de la Nación dice que en Ciudad de Buenos Aires y Gran
Buenos Aires “las pilas comunes y alcalinas pueden ser desechadas
junto a la basura común”, mientras que la Agencia Ambiental de la
Ciudad dice exactamente lo contrario: “no deben ser dispuestas con
los residuos domiciliarios”.
Son muchos los
docentes que cayeron en la trampa y pusieron a sus alumnos a juntar
pilas usadas. Pero una pila es un residuo peligroso. Sólo puede ser
manipulado por personal especializado, nunca por niños. Y una
escuela es el peor lugar imaginable para acumular residuos
peligrosos.
Los que están en
mejores condiciones para tratar las pilas usadas son aquellos que
tienen instalaciones industriales para fabricarlas. Sólo la
conciencia pública sobre este hecho permitirá avanzar en respuestas
de gestión que incluyan a los principales responsables.
Son necesarias
políticas públicas que obliguen a las empresas que las venden a
hacerse cargo de las pilas usadas para su destrucción en condiciones
controladas. Aplicar el principio de responsabilidad extendida del
productor no significa (como se hace ahora) habilitar unos pocos
puntos de recepción para poder publicar una fotografía en los
medios. Significa ordenar por ley que en cada punto de venta de pilas
se reciban las usadas y que las empresas se hagan cargo de todos los
costos de logística y de tratamiento de estos residuos peligrosos.
Para analizar las
implicancias del tema y sus posibles respuestas he publicado un
informe sobre gestión ambiental de pilas y baterías usadas en el
marco del Observatorio Ambiental de la Defensoría del Pueblo de la
Ciudad de Buenos Aires, que está a mi cargo. Alejandro Amor,
Defensor del Pueblo de la Ciudad advierte que: “No será posible
conquistar un ambiente sano para nuestros vecinos si los residuos
peligrosos desechados en la Ciudad –como las pilas usadas–
carecen de un tratamiento sustentable. El Estado local está en deuda
en materia de fuentes contaminantes. Este primer informe del
Observatorio Ambiental y las iniciativas que éste promueve son un
primer paso apuntando a saldar una deuda que afecta los derechos
ambientales de todos los vecinos de nuestra ciudad”.
Sobre las
funciones del Observatorio, señala Bárbara Rossen, Subsecretaria de
Derechos Urbanos, Espacio Público y Medio Ambiente de la Defensoría:
“Nuestro Observatorio Ambiental funcionará como un foro de
producción de información y análisis, que desarrolle información
adecuada y oportuna sobre la temática ambiental urbana,
identificando temas prioritarios y emergentes por medio de la
investigación y los procesos consultivos, y que fomente el diálogo
entre los interlocutores sociales, las empresas instaladas en la
jurisdicción, el Estado y la sociedad civil”.
En este mensaje
ustedes reciben:
Mi informe sobre “Gestión ambiental de pilas y baterías usadas”. Pueden bajarlo gratuitamente de la página Web de la Defensoría o de este enlace:
https://www.dropbox.com/s/8dkt1ksxltpk4p8/Gesti%C3%B3n%20ambiental%20de%20Pilas%20y%20Baterias.pdf?dl=0
Si el enlace parece no funcionar, lo copian, lo pegan en la parte superior de su navegador (Google o el que usen) y le dan enter. Puede tardar un rato en abrirse o bajar, dependiendo del estado de la conexión a Internet.
La imagen adoptada por los grupos ecologistas para reclamar que las empresas se hagan cargo de la contaminación que generan. Son los muñequitos emblemáticos de varias empresas que fabrican pilas, que, hartos ya de tener que dar la cara por corporaciones irresponsables, reclaman que el que la hace la pague.
La obra de arte que acompaña esta entrega es un cuadro del artista alemán Pedro Pablo Rubens, pintado entre 1636 y 1638, que representa a “Vulcano forjando los rayos de Júpiter”. Se trata de la representación de un episodio de La Eneida, de Virgilio, en que el herrero de los dioses fabrica otro instrumento de electricidad móvil, mezclando rayos de granizo, rayos de fuego y otros del viento del sur. En el momento en que lo vemos “estaba añadiendo a la obra los horribles resplandores, el estrépito y el miedo”. Millones de pequeñas pilas no tienen un aspecto tan espectacular, pero sus consecuencias sobre nuestra salud son mucho peores.
El
recordatorio de mi libro “Historia ecológica de la Ciudad de
Buenos Aires”, y el contacto con el distribuidor para quienes
quieran adquirirlo.
Un gran abrazo a
todos.
Antonio Elio
Brailovsky
Fuente:
Fuente:
Antonio Elio Brailovsky, Qué hacer con esas malditas pilas, 31/08/16, Defensoría Ecológica.
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