martes, 27 de septiembre de 2016

“La contaminación de Palomares supuso un importante lastre publicitario en un país con una incipiente industria nuclear cargada de futuro”

Eric Fowler muestra a Emilio Iranzo (JEN) la investigación sobre tasa de transferencia en cultivos de flora silvestre de los dos bidones de tierras de Palomares que se quedaron en el Laboratorio de los Álamos para su experimantación. Foto: The Atom

José Herrera Plaza (Almería, 1955) cursó estudios de Economía en la Universidad de Valencia. Técnico Superior en Imagen y sonido, trabaja actualmente, como cámara operador, en Canal Sur TV. Desde 1985 ha seguido de cerca todo lo relacionado con el accidente nuclear de Palomares. En 2003 fue coautor y coorganizador del libro y exposición en el Centro Andaluz de Fotografía Operación Flecha Rota. Accidente nuclear en Palomares”. Posteriormente dirigió el largometraje documental homónimo (2007).

por Salvador López Arnal

Estamos en el capítulo VI, “El proyecto Indalo”. Permíteme antes de entrar en el tema dos preguntas.

Una primera nota tuya: “Hola, la Universidad de Valencia sacó en febrero un fotolibro en inglés con un título manifiestamente mejorable. Te mando el enlace, por si te interesa. http://puv.uv.es/product_info.php?products_id=25363&osCsid=a074e4a559e5d9f9af0e6abb1c84ec6a

¿Nos haces un resumen? ¿De qué va ese fotolibro?

JH. White Sepulchres. Palomares Disaster Semicentennial Publication es el tercer libro que se publica en España por el 50º aniversario del accidente. Su autor, John Howard es profesor de asuntos norteamericanos del King's College de Londres. Formalmente es una panorámica de Palomares y alrededores a base de algo más de 100 fotografías en color de sus rincones y gentes. Al final viene un breve texto exclusivamente en inglés, sin que se incluya la traducción al catalán o castellano, a pesar que ha sido editado por la Universidad de Valencia.

La segunda nota, también es tuya: “No sé si te has enterado que hace unas semanas ha aparecido el libro "Proyecto Islero. Cuando España pudo desarrollar armas nucleares", escrito por el científico militar que lo dirigió, Guillermo Velarde y editado por la cordobesa Guadalmazán. Como sabes, el accidente de Palomares permitió una súbita transferencia de tecnología para este tipo de armamento que permitió, al año siguiente, disponer de los cálculos de una bomba H. Cuando hace más de una década estábamos preparando la entrevista con él para el documental "Operación Flecha Rota. Accidente Nuclear en Palomares", le dejamos caer la posibilidad de grabar en vídeo una entrevista a fondo de lo vivido en el Proyecto Islero, pero se negó en redondo porque, como general de división retirado, aún estaba sometido a la jurisdicción militar. Han pasado más de 50 años. Afortunadamente, en la última etapa de su vida se ha atrevido a contar parte de aquello y que no cayera en el pozo negro del olvido, tan colmado de nuestra reciente historia. Creo que es un tema apasionante para leer este verano”.

Para mi vergüenza no me he puesto aún.

¿Nos explicas algunas de las ideas del libro por favor?

JH. Al estudio teórico promovido en 1963 por el Gobierno se le llamó en clave "Proyecto Islero". Por fin su director científico, el general de división Guillermo Velarde, presidente del Instituto de Fusión Nuclear, ingeniero aeronáutico y catedrático de Física, ha podido publicar sus memorias, con las idas y venidas que sufrió el Proyecto a través de las volátiles directrices políticas, así como su aplicación dual para usos civiles a través de la fusión nuclear. La frase centenaria de Unamuno que inventen ellos ha estado siempre vigente en nuestros jerarcas, algunos de ellos lectores exclusivos de prensa futbolera. El accidente de Palomares surgió como una oportunidad única para una rápida adquisición de conocimientos. El simple hallazgo de un material plástico chamuscado alrededor de los cráteres de las dos bombas que deflagraron, sirvió como pista inicial para redescubrir el método Ulam-Teller, conocido como el secreto de la bomba de hidrógeno. La aparición de este libro supone un hito importante, un acto de valentía, en la reciente historiografía sobre un tema que aún se encuentra clasificado. El único precedente ha sido la publicación a finales del año pasado del libro de Luis Castro Berrojo, "La Bomba Atómica Española", reseñado aquí no hace mucho (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=212095).

Entro en el capítulo. ¿Qué es el Proyecto Indalo? Citas una carta del 25 de febrero de 1966. ¿De qué iba esa carta?

JH. Sí, el directivo de la Comisión de Energía Atómica (AEC) de los Estados Unidos, John Hall, le envía a Otero Navascués, director de la JEN, una carta con la propuesta esquemática de un estudio a largo plazo para el seguimiento radiológico del medioambiente, más un control dosimétrico y radiológico de los habitantes. Ese mismo día es respondida afirmativamente, lo que suponía un convenio internacional con vinculación contractual, conocido como "Acuerdo Otero-Hall" o la denominación en clave "Proyecto Indalo", para no llamar la atención con la palabra Palomares. Con acusados altibajos, este proyecto se ha prolongado 43 años. Actualmente y hasta que se descontamine totalmente la zona, se controla por muestreo a 150 vecinos anualmente.

Hablas en el apartado 6.1.1., ”Antecedentes”, de la ABCC, la Comisión para las Víctimas de la Bomba Atómica. ¿Jugó algún papel en el caso de Palomares?

JH. No que yo sepa. Si lo nombro es como ejemplo de la extrema avidez investigadora sobre cualquier efecto en personas y medioambiente causado por los radionúclidos y que se prolongaría hasta finales de siglo. En los bombardeos de esas dos ciudades, en todas sus pruebas, en casi todos los accidentes, la máxima prioridad va a ser la investigación, por encima de cualquier otra, como la sanitaria. Por su parecido con los estudios en Palomares, hablo del "Proyecto 4.1" desarrollado con los habitantes maoríes de las Islas Marshall (Rongelap y Enewetak). Es otro ejemplo de la experimentación con humanos sin su consentimiento informado, denunciado por el premiado documental Nuclear Savage. The Islands of Secret Project 4.1 (https://vimeo.com/ondemand/28826). Las pautas parecen haber sido siempre las mismas y el Proyecto Indalo no ha sido una excepción.

¿Por qué afirmas que el año del accidente no fue un buen año para la JEN? ¿Por qué no?

JH. Existía falta de liquidez, generados por los desequilibrios macroeconómicos en la implantación dos años antes del Iº Plan de Desarrollo. Hacía falta urgentemente contratar nuevos investigadores. Desde hacía 3 años el gran incremento de profesionales en este sector, la construcción de dos centrales y el consiguiente incremento de las ofertas laborales, había generado un masivo éxodo de más 200 especialistas, lo que suponía un freno a los planes de crecimiento de la Junta.

Por cierto, me he olvidado, España en aquellos momentos no tenía ninguna central nuclear. ¿Cuándo llegaron? ¿Existe alguna relación entre el accidente de Palomares y la nuclearización de España?

JH. La aprobación de las dos primeras centrales nucleares fue en 1963. Cuando acontece la colisión en Palomares ya se estaba construyendo la de Zorita (Guadalajara) y se iniciaba la de Sta. María de Garoña (Burgos), ambas con tecnología norteamericana de las multinacionales Westinghouse y General Electric respectivamente.

La única relación con el accidente es que la nuclearización de España estaba en marcha. Hasta ese momento, el único referente con lo nuclear en el imaginario popular eran los bombardeos de Japón. La contaminación de Palomares supuso un importante lastre publicitario en un país con una incipiente industria nuclear cargada de futuro. Supuso un poderoso condicionante que añadir, además del turismo, para minorar y silenciar las consecuencias radiológicas del accidente. Miles de millones de dólares estaban en juego.

Citas a una científica en el apartado dedicado a la JEC, Dolores Lara Sanz, no había muchas científicas en la España de aquellos años. ¿Cuál fue su papel?

JH. No, no existían muchas mujeres científicas. Los arraigados e intensos prejuicios de género de sociedad de aquel tiempo lo impedían. Las pocas que había, como Conchita Álvares Ramis, Margarita Celma o la propia Dolores, eran muy brillantes en su trabajo. Posteriormente le sucederían personas tan válidas como Asunción Espinosa, Catalina Gascó, Alicia Álvarez o Mª Paz Antón. A Dolores Lara le tocó el premio gordo con el accidente. Ella y su equipo fueron los encargados de implementar los complicados análisis de orina de 24 h. para la cuantificación del plutonio mediante espectometría alfa, inicialmente sin discriminación isotópica. También se hicieron cargo de todos los análisis de producción agrícola, flora silvestre, tierras, etc. Una vez preparado todo, tuvo fueron llegando cientos de muestras; muchas más de las que las que podían humanamente analizar.

¿Qué tareas realizó el Grupo de Higiene Industrial?

JH. Como acabamos de ver, el desarrollo del Proyecto Indalo suponía el seguimiento de las personas y el medioambiente. De este seguimiento se ocupaba la JEN, con la ayuda en equipos y formación de los Estados Unidos. El Grupo de Higiene Industrial, liderado por el farmacéutico Emilio Iranzo, se hizo cargo de la ejecución de las tareas comprometidas en el Proyecto. Como había que realizar una continua vigilancia entre la población de tipo dosimétrico y sanitario, se incluía análisis de orina colectados en 24 h., un análisis de sangre, reconocimientos médicos bastantes completos, cumplimentación de encuestas ocupacionales, hábitos nutricionales, etc. Pero también había que hacer el seguimiento del medioambiente (aire, flora silvestre) y cultivos. Todos los resultados se tabulaban para elaborar informes a sus pares de la AEC y posteriormente al Departamento de Energía de los Estados Unidos.

¿Dónde fueron los vecinos de Palomares a realizar sus análisis de orina y sangre? ¿Quiénes realizaron esos análisis? ¿Estaban preparados para ello?

JH. Salvo en los primeros meses, tras el accidente, la totalidad de muestras de orina y sangre se realizan en Madrid. Hasta allí son transportados en taxis, alojados en hoteles con el abono de dietas completas. Esta opción permite, además de realizar las colectas en un medio no contaminado y disponer de un par de días de vacaciones en la capital, el vencer más fácilmente las renuencias de algunos de los vecinos. Debido a la tradicional falta de transparencia, contradicciones y actitudes no satisfactorias de la JEN-CIEMAT que han percibido un grupo significativo de lugareños, ha ocasionado que estos rechacen siempre cualquier propuesta de análisis.

Cuando el laboratorio de análisis comienza a procesar muestras de Palomares se produce una tan rápida como lógica saturación. Cada análisis de orina exigía el trabajo de 17 h. y hasta 1973 solo se disponía de un alfaespectómetro, lo que retrasaba los resultados. Al parecer, el esfuerzo y dedicación de la plantilla -con horas extras y trabajo en festivos- consiguió sacar adelante los atrasos. Con el vertido accidental de líquidos de alta actividad a la alcantarilla que afectó a cultivos regados por el Manzanares, Jarama y Tajo en 1970, se tuvo que paralizar el análisis de muestras de Palomares para centrarse en la evaluación y remediación de lo acontecido.

Citas a A. Espinosa Canal, autora de una tesis presentada en 2003. ¿De qué va la investigación? ¿Está relacionada con nuestro asunto?

JH. Asunción Espinosa se ha dedicado a Palomares desde inicios de los 70. Es una gran especialista en el Proyecto Indalo y la única mujer que lo ha coordinado científicamente. El problema es que sus investigaciones estaban lastradas por un secretismo exacerbado, por lo que únicamente podía realizar publicaciones en medios restringidos. Hasta finales de siglo, de manera extraoficial, no se permite la elaboración de tesis para la obtención del doctorado sobre temas relacionados con Palomares, a excepción de la presentada por Catalina Gascó Leonarte en 1991, cuando era delegada sindical de CCOO. Tal cerrazón hace que Asunción Espinosa alcance el grado de doctora en 2003 cuando le quedaban pocos años para la jubilación.

¿Qué tareas desempeñó Eric B. Fowler?

JH. Se encargó de escoger el emplazamiento de seis parcelas de 50 m2 en distintos lugares de Palomares para su estudio y de formar a los investigadores en la metodología de estudio para el Proyecto Indalo. Fowler era profesor universitario y un reputado investigador de la División de Salud del Laboratorio de Los Álamos.

Te pido para finalizar esta conversación (el capítulo es largo y denso) un comentario de texto, de un texto tuyo de la página 199: “No se pueden invalidar mediante supuestas premisas científicas unos resultados poco halagüeños porque no coincidan con los objetivos y fines establecidos por ambas naciones. Como ya fue denunciado anteriormente por varios científicos independientes, aquí existe una flagrante contradicción. No es posible estar afirmando repetidas veces que no hay prácticamente contaminación en el aire en la zona del accidente y más tarde decir que los análisis positivos tomados en Palomares se han contaminado con el aire, a través de la estrecha boca de la botella colectora, en el breve tiempo de una micción”.

JH. A la hora de negar o minorar las resultas de la contaminación se caen en burdas contradicciónes sin que por ello sientan rubor. Todos los análisis están realizados con exclusividad por los organismos reguladores, nunca por entes o grupos independientes, con lo cual siempre puede existir conflicto de intereses. Su verdad es ley. Ellos escriben la historia dentro de los parámetros marcados por los objetivos de la industria nuclear o de los políticos. Este texto que has escogido es arquetípico de la actitud mantenida en aquel tiempo. Algo que ya fue denunciado hace 20 años por el equipo multidisciplinar del Centre d'Análisis i Programes Sanitaris (CAPS) del que formó parte nuestro común amigo Eduard Rodríguez i Farré.

Señalas que en 1968 se expuso por primera vez ante público especializado lo sucedido en Palomares. Te pregunto sobre ello a continuación si te parece.

JH. Muy bien; vamos con ello.

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