El accidente que afectó a 22.000 habitantes del norteño Estado de Sonora fue considerado el peor desastre ambiental provocado por la industria minera en México.
por Zorayda Gallegos
A dos años del
peor desastre ambiental provocado por la industria minera en México,
los afectados acusan que la empresa ha incumplido el plan de
remediación. El 6 de agosto de 2014, la mina Buenavista del Cobre -una de las más grandes del mundo- derramó 40.000 metros cúbicos de residuos tóxicos en los ríos Bacanuchi y Sonora (al
norte de México). El Gobierno federal obligó a Grupo México -el
operador de la minera- a crear un fideicomiso de 150 millones de
dólares para reparar el daño de los 22.000 afectados. Sin embargo,
a 24 meses, los pobladores acusan que se incumplieron con los
compromisos.
Apolonio Fimbres
Bartolini se dedica a la venta de machaca (carne seca) y chiltepín
(un chile típico de la región), pero desde el derrame sus ventas
cayeron porque la gente teme comprar productos de la zona afectada.
Él se unió con otros lugareños y crearon una agrupación a la que
denominaron Frente Unido por el Río Sonora para exigir una
remediación integral en la zona. “Las autoridades federales y
municipales nos tienen en el abandono. La gobernadora (Claudia
Pavlovich) dice que nos va a ayudar, pero nada más puras promesas”,
afirma. Uno de los compromisos de Grupo México era la instalación
de 28 plantas potabilizadoras de agua, pero sólo se ha instalado una
que ha dejado de funcionar por falta de recursos. “Estamos muy
disgustados porque seguimos comprando el agua embotellada cuando
antes la tomábamos de la llave (grifo)”, dice Fimbres.
La región del
Río Sonora está compuesta por siete municipios donde habitan
pequeños ganaderos y agricultores que cultivan ajo, calabaza,
cacahuete, melocotón y chiles. También son productores de leche,
queso y dulces típicos. Apolonio cuenta que mucha gente ha tenido
que cambiar de actividad o se ha tenido que mudar. “El derrame
amoló la agricultura, la ganadería, y estamos en la calle. El
Gobierno federal parece que apoya a Grupo México, en vez de estar
con nosotros”, se queja el productor de 78 años residente del
poblado de Ures.
La clínica
provisional que atendía a los afectados cerró el pasado 30 de junio
sin ninguna explicación. Tampoco se construirá la Unidad de
Vigilancia Epidemiológica y Ambiental -otro de los compromisos
pactados en el fideicomiso- a pesar de que en los reportes oficiales
la cifra de personas con daños en la salud va en incremento,
denunció el Comité de Cuenca del Río Sonora en un comunicado.
Según les han dicho, Grupo México ya no tiene recursos económicos
para su edificación.
El fideicomiso creado en 2014 contemplaba pagos por las afectaciones materiales
causadas a las personas como consecuencias del derrame. Sin embargo
Hermes Díaz Ceniceros, integrante de la Red Fronteriza de Salud y
Medio Ambiente -una asociación que apoya a los afectados-, explica
que la principal inconformidad de los pobladores se debe a que estos
recursos se repartieron entre parientes de políticos y familias
adineradas del Estado. Además a los más perjudicados se les
hicieron pagos muy pequeños por sus animales y sus cultivos que no
compensaban las pérdidas que la minera les causó.
La sanción que
impuso el Gobierno federal a Grupo México por la afectación fue
irrisoria. En marzo de 2015, la Fiscalía ambiental (Profepa) multó
a la compañía con 23,5 millones de pesos (1,3 millones de dólares),
el equivalente al 0,22 % del flujo operativo que la empresa tuvo en el
tercer trimestre de ese año. La sanción se fijó con base a 55
irregularidades y al quebranto de tres leyes mexicanas para la
protección del medio ambiente. El consorcio es uno de los
principales productores de cobre a nivel internacional y tiene
presencia en México, Perú y Estados Unidos. Su dueño es Germán
Larrea, el segundo hombre más rico de México y cuya fortuna se
ubica en el número 67 en el mundo según un listado de Forbes.
Sonora, donde
ocurrió el derrame, es una de las entidades con mayor actividad
agrícola y ganadera del país. Además es un Estado minero de gran
importancia donde se encuentran las dos minas más grandes de México:
Cananea (donde ocurrió el derrame) y La Caridad (ubicada en la
sierra). El 30 % de su territorio está concesionado y es un gran
productor de oro, cobre, grafito, wollastonita, carbón antártico y
molibdeno, según datos gubernamentales.
Fuente:
Zorayda Gallegos, A dos años de un derrame tóxico en México, los afectados acusan desatención, 06/08/16, El País. Consultado 08/08/16.
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