El DT
de la Selección compró una finca habitada por una familia desde
hace más de un siglo. Otra treintena de familias la usan para
pastar. El trámite que inició para arrasar con los bosques nativos
protegidos tiene varias irregularidades.
por
Juan Pablo Parrilla
Un
grupo de familias del chaco salteño acusó al director técnico de
la Selección de fútbol, Gerardo "Tata" Martino, de
comprar sus tierras y tramitar una autorización de desmonte para
venderlas con el permiso otorgado, pese a que parte de la propiedad
es un área protegida por la ley de bosques. El expediente exhibe
varias irregularidades y contradicciones.
El
conflicto comenzó en 2010, cuando Martino compró junto a tres
socios dos de los catorce lotes de la finca El Totoral, ubicada en el
departamento Rivadavia, en Salta, en una de las zonas más pobres del
noroeste argentino. Son más de 5 mil hectáreas en total. Pero se
encontró con que allí vive desde hace unos 120 años la familia Rea
y que otra treintena de familias usan esos terrenos para pastar.
Los
Rea son ocho: la madre con siete hijos. El padre falleció hace unos
años, al igual que otros dos hijos. Argumentan que siempre vivieron
allí y que son la quinta generación instalada en un puesto
bautizado como La Esquinita, porque queda justo en un ángulo de los
dos lotes que compró Martino. Sus terrenos son explotados también
por una veintena de familias del vecino paraje el Lecheronal y otra
diez del paraje Climaco. Son los legítimos propietarios de las
tierras, aunque nunca reclamaron judicialmente su titularidad, pese a
que están en condiciones de hacerlo.
Infobae
intentó comunicarse con Martino para conocer su versión, pero los
voceros del DT no respondieron a los pedidos de entrevista. Aún así,
este medio pudo reconstruir su posición en base a varios testimonios
que brindó en distintos canales informales. Al parecer, Martino dice
que compró los terrenos de buena fe, que no sabía que había gente
viviendo y que su objetivo no es explotarlos, sino hacer un negocio
inmobiliario.
Sin
embargo, antes de intentar venderlos, Martino y sus socios
consiguieron del Ministerio de Ambiente de Salta un permiso de
desmonte sobre 1.700 hectáreas y de desbajerado sobre otras 700. El
DT asegura que desde el propio gobierno de Salta le recomendaron que
obtenga la autorización para arrasar con los bosques nativos antes
de ofrecer los terrenos, porque así es más fácil conseguir un
comprador.
A
primera vista, dos cosas llaman a la atención. Por un lado, si
Martino tiene razón, sería grave que un Gobierno provincial
promueva el desmonte. Por otro, en lugar de accionar contra el
vendedor –que lo habría estafado y le vendió una propiedad que al
poco tiempo fue embargada–, el técnico busca avanzar contra la
familia Rea, a la que le ofreció apenas 100 hectáreas.
El
problema de fondo son los desmontes y los desalojos a comunidades
criollas y originarias. Según cifras del Ministerio de Medio
Ambiente nacional, entre 1998 y 2014 se desmontaron, sólo en Salta,
1.320.988 hectáreas de bosques nativos. Es la provincia más
afectada, detrás de Santiago de Estero.
La
Auditoría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo aseguran
que parte del problema tiene que ver con dos decretos del gobernador
Juan Manuel Urtubey que violan abiertamente la ley de bosques, ya que
consagraron la posibilidad de rezonificar terrenos a simple solicitud
del titular de la finca para que puedan pedir permisos de desmonte.
Esta maniobra se frenó en 2014. Pero en Greenpeace estiman que
habilitó la deforestación de unas 120 mil hectáreas que están
protegidas, casi un tercio del total de los bosques nativos
destruidos en Salta desde la sanción de la ley en 2007.
El
caso de Martino va en esa línea: el gobierno provincial promoviendo
el desmonte y priorizando los agronegocios. La mayoría de los
terrenos suelen usarse para la ganadería. A lo sumo se planta maíz
y sorgo para los animales. Pero en Salta no son pocos los que creen
que en cualquier momento el INTA aprobará una semilla transgénica
de soja capaz de ser cultivada en la zona.
La
ley de bosques exige una serie de requisitos para autorizar un
desmonte, entre ellos, la obligatoriedad de realizar estudios de
impacto ambiental y social, celebrar una audiencia pública y
respetar los derechos de las comunidades que usan los bosques.
Martino habría cumplido con los tres, pero sólo en apariencia.
Uno
de los que se acercó a la familia Rea para ofrecer su colaboración
es Nahuel Morandini, un técnico de la Universidad Nacional de Salta
que es parte de una cátedra sobre ecología y que tiene familiares
en la zona. Le contó a Infobae que el estudio de impacto ambiental y
social lo hizo el experto en agronegocios Gonzalo Barni, un ex
delegado de Bayer CropScience en Salta -según su cuenta de
Linkedin-, quien informó al Ministerio de Ambiente que en El
Totoral no vive nadie y que ningún habitante de la zona usa la finca
para pastar.
"El
informe ambiental es una gran mentira y el social está lleno de
contradicciones. Pero el problema vino después, porque la Provincia
pidió que se haga un mapa de uso de las tierras por parte de las
familias de El Lecheronal y de Climaco, pero antes de que Barni lo
presente, una comisión del Ministerio de Ambiente viajó a El
Totoral y llegó a las mismas conclusiones: que nadie vive en la
finca, que nadie usa el lugar y que los reclamos que hay sobre la
tierra son de otras personas", explicó Morandini.
"Este
proyecto en particular sobresale por el nivel de falencias técnicas
del estudio de impacto ambiental. Es muy llamativo que técnicos
profesionales aprueben algo con tantos problemas", coincidió en
una entrevista con Infobae el presidente de la Fundación Refugio,
Andrés Leak.
El
Ministerio de Ambiente finalmente aprobó el pedido técnico de
desmonte. En la zona sospechan de los vínculos entre Martino y el
gobierno de Juan Manuel Urtubey, ya que ambos se reunieron en enero
de 2015, cuando el DT vacacionó con su familia en Salta, y el propio
entrenador reconoció que fue el Ejecutivo el que le recomendó
vender las tierras con la autorización de desmonte tramitada.
El
último paso antes de la habilitación final fue la audiencia
pública, que no es vinculante. Son contadas las veces en las que se
logró frenar un pedido de desmonte. Se realizó el 12 de mayo, pero
no en la zona, sino en la localidad de la Estrella, que ni siquiera
queda en Rivadavia, sino en Orán, a más de 80 kilómetros por
caminos de tierra que demandan no menos de dos horas y media en auto
para llegar. De hecho, todas las audiencias que se hicieron por
terrenos en el municipio de Rivadavia Banda Sur se celebraron fuera
del departamento. Es una estrategia sistemática del Gobierno
provincial para desalentar la participación.
Para
ser parte de una audiencia hay que pedir un permiso. En este caso, se
presentaron la familia Rea, la Fundación Refugio, el propio
Morandini, la organización El Ocultar –que nuclea a los vecinos de
la zona– y el Movimiento Nacional Campesino Indígena. Pero el
Gobierno rechazó el pedido de los últimos tres y casi impide la
participación activa de los Rea, que tuvieron que hacer un escándalo
para ser tenidos en cuenta.
El
presidente de la Fundación Refugio, Andrés Leak, hizo hincapié en
las groseras contradicciones en las que incurrió el Ministerio de
Ambiente.
Primera.
De acuerdo al Mapa de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de
Salta, la finca el Totoral está ubicada sobre un punto en el que
confluyen áreas protegidas, zonas pasibles de desmonte y terrenos de
uso intermedio, es decir, que pueden ser parcialmente desforestados.
Sin embargo, actualmente la provincia está revisando su mapa con el
objetivo de agregar una serie de Áreas con Valor de Conservación
(AVC) y corredores ecológicos que las unan. Y El Totoral está,
justamente, dentro de esas áreas.
Segunda.
La finca está ubicada dentro de un Área de Gestión Territorial
Integral (AGTI) llamada Los Palmares, en el núcleo de la cual hay
una reserva, en cuyos alrededores la actividad productiva debería
ser compatible con la necesidad de conservación.
"Es
una contradicción que el mismo ministerio que propone conservar un
área autorice desmontes. El problema es que en el expediente no se
menciona nada de eso", advirtió Leak a Infobae.
Usualmente,
entre 10 y 15 días hábiles luego de la audiencia se concede el
permiso definitivo de desmonte, por lo que es posible que en breve
Martino y sus socios consigan la habilitación.
El
tema prácticamente no trascendió en Salta, hasta que la semana
pasada el diputado Jesús Ramón Villa alertó a sus colegas por los
desmontes en Rivadavia y puso como ejemplo el caso de Martino, aunque
no brindó muchos detalles.
"Esto
es una figurita repetida, algo que sufrimos a diario. Los que quieren
desmontar y quedarse con los terrenos suelen ser personas con poder
político, económico y mediático, y siempre se salen con la suya",
le dijo el diputado a Infobae.
Morandini
contó que el entrenador de la Selección se enojó con la
divulgación del caso. "Nosotros estuvimos conteniendo la
noticia, porque queríamos llegar a una instancia de diálogo, pero
la información es pública y no hay motivo para ocultarla. Martino
me dijo de todo, que él ya había pagado para levantar un embargo y
que no iba a poner un peso más, que cerraba toda negociación",
recordó. Y agregó: "Primero nos ofreció una hectárea,
después 10 y al final 100, porque no entiende cómo funcionan los
modelos de producción acá. La familia lo único que pide es que
respeten sus tierras. No quieren plata, sino seguir viviendo y
trabajando en paz".
Fuente:
Juan Pablo Parrilla jparrilla@infobae.com, El "Tata" Martino impulsa el desmonte de 2.400 hectáreas en las que viven campesinos, 26/05/16, Infobae. Consultado 27/05/16.
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